Tony Hernández

Las toneladas de cocaína movidas desde y por Honduras

Por: Emy Padilla

emypadilla@criterio.hn

Tegucigalpa. –Mientras los aires frescos del otoño atoran los ventanales de la corte federal en Manhattan, las aeronaves, submarinos, barcazas, camiones, etc., siguen moviendo la droga desde y por Honduras rumbo al norte. En las últimas horas las autoridades de seguridad han informado sobre la incautación de 560 kilos de cocaína en el sector de La Mosquitia. Esta noticia ha sido presentada como un «hit» ante el descrédito mundial.

El juez Kevin Castel podrá ser severo en el veredicto contra Juan Antonio, alias «Tony» Hernández, pero el narcotráfico no habrá acabado. Apenas abrirá un nuevo espacio para ir tras los conspiradores y co conspiradores de este supuesto narcotraficante, hermano del presidente de Honduras, Juan Hernández.

El juicio de «Tony» Hernández, acusado por los delitos de narcotráfico, tráfico de armas, conspiración para introducir droga a los Estados Unidos y falso testimonio, es muy mediático. Decenas de cámaras de medios de comunicación de habla hispana e inglesa le dan cobertura en la Corte del Distrito Sur de Nueva York y todos se mantienen a la expectativa esperando el desenlace de esta trama que se comenzó a tejer en los últimos 15 años y que tiene en zozobra a la clase gobernante de Honduras, que ha sido mencionada por los narcotraficantes, incluyendo al propio jefe de Estado, que ha sido salpicado en casi todos los testimonios de los narcotraficantes y testigos.

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Públicamente Hernández alega ser inocente de todos señalamientos hechos en su contra por los narcotraficantes e incluso por la Fiscalía estadounidense. En una comparecencia ante medios de comunicación y sus redes sociales, dijo el 2 de octubre: “esto es menos serio que Alicia en el país de las maravillas”. Hernández, quien no ha sido acusado, ha sido objetivo de una investigación de la Administración para el Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) junto a su difunta hermana, Hilda Hernández, y sus cercanos colaboradores, Julián Pacheco Tinoco, ministro de Seguridad y Ebal Díaz, ministro de la Presidencia.

 

Documentos de la Fiscalía estadounidense, señalan a Hernández como co-conspirador del narcotráfico.

 

El gobernante de Honduras, Juan Hernández, fue catalogado en los últimos años como el principal aliado de Washington en el Triángulo Norte de Centroamérica en la lucha contra el narcotráfico. Esta imagen de Casa Presidencial retrató el instante en que Trump le estrechó la mano a Hernández el 25 de septiembre de 2019 en la sede de la ONU, en Nueva York. El acto fue celebrado por el gobierno hondureño como si se tratase del hecho más crucial para la historia de Honduras.

Kilo tras kilo

En el marasmo de declaraciones del juicio, que inició el 2 de octubre pasado, se puso en evidencia de que el Estado hondureño, realmente se ha convertido en un “narcoestado” como lo han venido señalando desde adentro y afuera de Honduras. Se dice que este país centroamericano ha sido permeado por el narcotráfico desde finales de los años 70 con la presencia de Juan Ramon Matta Ballesteros, conocido también como Juan Ramón Matta del Pozo, condenado en los Estados Unidos con varias cadenas perpetuas.

Matta es un excapo hondureño vinculado con el cártel de Medellín, por medio de Griselda Blanco y Pablo Escobar y el cártel de Guadalajara por medio de Miguel Ángel Félix Gallardo. Matta dejó la herencia del narco, a su hijo del mismo nombre, Ramón Matta Waldurraga, en proceso de liberación en los Estados Unidos.

Si bien es cierto, Honduras no ha comenzado a trascender mundialmente hasta ahora por la operatividad del tráfico de drogas, la Fiscalía estadounidense ha remarcado que su territorio comenzó a ser un reinado para los narcos a partir del golpe de Estado de 2009, cuando se derrocó al entonces presidente, Manuel Zelaya Rosales, ya que a partir de esa fecha surgió una narco-élite política que construyó una institucionalidad favorable para las actividades del crimen organizado.

El exdirector de la policía, Ramón Sabillón, que se dice fue destituido por haber dado captura al temido cártel de los Valle Valle, en el occidente hondureño, dijo en el año 2016 que en Honduras había dos cárteles de la droga: uno rojo y otro azul. Sabillón dijo además que “el hermano del hombre” estaba involucrado en la ilícita actividad, refiriéndose a “Tony” Hernández.

Las declaraciones de Sabillón siguen incomodando a los políticos del Partido Nacional. Este miércoles en un programa de televisión el diputado, David Chávez, alegó que el exjefe policial no capturó a los Valle Valle. Aseguró la captura la efectuó la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), y que, si Sabillón participó en el operativo, solo cumplió su deber por lo que no debe ser catalogado como un héroe.

Chávez, quien ha sido acusado por actos de corrupción por el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), argumentó que las extradiciones se han logrado por la voluntad política del titular del Poder Ejecutivo, aunque hoy esa versión fue contrarrestada desde la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York donde se dijo que el convenio de extradición con Estados Unidos fue aprobado por el expresidente Porfirio Lobo Sosa (2010-2014).

Las evidencias y declaraciones vertidas en el juicio de Nueva York confirman que el territorio hondureño ha sido utilizado en los últimos años para el trasiego de droga. Para el caso el jefe del cártel de “Los Cachiros”, Devis Leonel Rivera Maradiaga, que confesó haber dado muerte a 78 personas, también declaró que habían introducido a los Estados Unido cientos de kilos de cocaína.

Otros cargamentos de drogas fueron enviados por el cártel de los Valle Valle. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos estima que esta mafia criminal introducía mensualmente a este país entre 5 a 20 toneladas de cocaína y según el testimonio de exmiembros de la organización, ganaban más de US$ 800.000 por cada cargamento. Aunque la mayor parte de la cocaína traficada terminaba en Estados Unidos, Los Valle establecieron contactos entre los distribuidores locales que comercian cocaína en el mercado hondureño, como Los Pinto, que operan la zona sur de Honduras.

Víctor Hugo Díaz Morales alias “El Rojo”, un narcotraficante confeso capturado en el año 2017 en Guatemala por la DEA declaró que durante más de una década traficó al menos 140 toneladas de cocaína junto a “Tony” Hernández, a quien dijo le regaló dos relojes Rolex y un caballo peruano.

El Rojo” reveló ante el jurado que pagó US$ 100.000 para financiar las campañas políticas del expresidente Porfirio Lobo Sosa (2010-2014) y de Juan Hernández, el primero en su postulación a la presidencia de la República y el segundo para ser reelecto diputado por su natal departamento de Lempira y conseguir la presidencia del Congreso Nacional. Todo ocurrió en el año 2013, año de las elecciones generales.

Díaz Morales confesó además ante el jurado haber comprado alrededor de 2,000 kilos de cocaína a “Tony” y su socio colombino alias el “Cinco” quienes producían la droga con la estampa TH (las siglas de “Tony” Hernández) en un laboratorio propiedad de “Tony” y “El Cinco”, ubicado en Colombia.

Precisó que cada kilo de cocaína estaba valorado en US$ 10,000 dólares y que además de este pago por la cocaína, “Tony” recibía US$ 50,000 por información de los radares y US$ 5,000 por información sobre los retenes policiales.

Según las confesiones de “El Rojo”, tanto Lobo como Hernández, se comprometieron con él, que al ganar las elecciones le garantizarían protección y seguridad para que utilizara el territorio hondureño para traficar con droga y que para ese fin contó con la participación de los policías Mario Hernández y Renán Hernández, ambos primos de “Tony” Hernández y del presidente hondureño, que le daban protección e información.

Díaz Morales reveló que en el año 2005 le dio  US$ 40,000 a Juan Hernández para su campaña en busca de la reelección como diputado en el Congreso Nacional. En aquel entonces Hernández era el secretario del Congreso.

En una entrevista con CRITERIO, el sociólogo y analista en temas de seguridad, Eugenio Sosa, explicó que antes, es decir, a finales de los años 70 y en los 80, durante la época de la guerra fría, los militares eran los únicos que estaban involucrados en el narcotráfico, pero a partir de la transición democrática en 1982, los políticos comenzaron a tener protagonismo porque asumieron el poder.

En resumen, la mezcla entre la política y el narcotráfico se siguió construyendo en la década de los 90 y luego con el nuevo milenio, se comienzan a ver asesinatos y señalamientos contra alcaldes y diputados. Fue a partir de los últimos diez años que, según Sosa, el narcotráfico se convirtió en un escándalo público.

Parafraseando un dicho del exvocero de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), Juan Jiménez Mayor—-en cuanto a que la corrupción en Honduras es a “cielo abierto”—Sosa afirmó que en los últimos diez años “el narcotráfico en Honduras ha sido a cielo abierto”. La aseveración la hace el sociólogo, porque todas las confesiones que han hecho los narcotraficantes en el juicio a “Tony” Hernández, ya era del conocimiento de todos los hondureños.

La sorpresa, no para los hondureños, sino para la comunidad internacional, es que el Ministerio Público, el Consejo Nacional de Defensa y Seguridad, el sistema de investigación criminal e inteligencia y otras instituciones del Estado—responsables de combatir el narcotráfico— se llamaron al silencio, lamentó el sociólogo.

En el marco del juicio a “Tony” Hernández, el jefe de las Fuerzas Armadas de Honduras, René Ponce Fonseca, dijo a periodistas que el combate al narcotráfico no es una función de esa institución, pese a que en los últimos nueve años los militares han sido beneficiados con un incremento presupuestario estrepitoso y con la compra de equipo y armamento, supuestamente, para combatir dicho flagelo. Con ese propósito y para combatir la delincuencia común, las maras y pandillas, en el Congreso Nacional se aprobó en el año 2011 una ley especial para la creación del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad (CNDS) y se creó la Tasa de Seguridad Poblacional, más conocida como “tasón de seguridad”, un gravamen adicional, mediante el cual el gobierno recolecta millones de lempiras, supuestamente, para la seguridad.

Mientras el Estado hondureño ha destinado sumas millonarias para contrarrestar el narcotráfico, los testimonios en el juicio de Nueva York han develado la podredumbre y la colusión que ha existido entre los criminales y la institucionalidad hondureña.

Para el sociólogo, Eugenio Sosa, la aspiración para lo cual fue creado el CNDS, era monopolizar el poder a la voluntad del presidente de la República, para quien la instancia se ha coinvertido en “la joya de la corona”, con el propósito de manipular la institucionalidad.

Sosa amplió que no es casual que no exista ninguna investigación ligada al narcotráfico, cuando el CNDS está integrado por el Fiscal general de la República, Óscar Chinchilla y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Rolando Argueta, ambos amigos cercanos del gobernante.

Marca TH

Al llegarle el turno en la corte al nacotraficante guatemalteco, Josué Chang Monroy, alias “Jack”, éste testificó que, junto a “Tony” Hernández, traficó alrededor de 15 toneladas de cocaína desde un laboratorio en Colombia. Chang Monroy, confesó que el mejor amigo de “Tony” Hernández, Carlos Toledo, le dijo a él que “Tony” era “un tipo de persona que mandaba a matar a cualquiera que no le pareciera”.

Previo al testimonio de Jack, un agente de la DEA, nombrado como Papadoupoulou, dijo que en su presentación voluntaria «Tony» aseguró no haberse reunido con Devis Leonel Rivera Maradiaga, líder del cártel de “Los Cachiros”. Sin embargo, en el marco del juicio se mostró como evidencia un vídeo grabado en un restaurante Denny’s de Tegucigalpa donde “Tony” aparece haciendo tratos con el líder de “Los Cachiros”.

“Jack” confesó en la Corte del Distrito Sur de Nueva York haber comprado 600 kilos de cocaína fabricada por “Tony” Hernández y que esta droga era vendida al cártel de Sinaloa en México. Asimismo, que en el año 2009 fue la primera vez que vio la marca “TH” y aseguró que “Tony” Hernández tenía un narco laboratorio, en el cual la cocaína era 100% pura.

Mientras el narcotraficante hacía más confesiones, el hermano del presidente de Honduras quedaba más evidenciado, pues el guatemalteco dijo que “Tony” le vendió municiones y rifles 40 M-16. Estas armas fueron vendidas posteriormente a los “Caballeros Templarios” y al cártel de Sinaloa.

En noviembre de 2015 medios hondureños informaron sobre el extravío de 700 fusiles Kalashnikow o AK-47 y otras armas cortas de una bodega de la desarticulada Dirección Nacional de Servicios Especiales de Investigación (DNSEI) y en octubre de 2011 se reportó la sustracción de 300 fusiles FAL y 300.000 proyectiles de un contenedor de la unidad élite policial conocida como Los Cobras. De acuerdo con los reportes de la policía, las armas comenzaron a extraviarse a partir del año 2008.

Según la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, “Tony” Hernánez conspiró junto a los miembros del cártel de Los Valle Valle, para enviarle armas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Ante el cargamento de pruebas y acusaciones contra “Tony” Hernández, a sus abogados Omar Malone y Muchael Tein, no les quedó otra opción que aconsejarle a su cliente que no testificara en el juicio. El dúo de abogados argumenta que el juicio ha estado lleno de mentiras, falsos testimonios y sin pruebas fehacientes. Inicialmente, Hernández contrató al abogado Manuel Retureta, especialista en casos de conspiración, pandillas y crímenes transnacionales, pero éste abandonó el caso.

Entrenamiento a narcos

En una entrevista con CRITERIO, el capitán Santos Rodríguez Orellana, dijo que desde los altos mandos de las Fuerzas Armadas había colusión con los traficantes de drogas. El militar reveló que en el III Batallón de Infantería, ubicado en Naco, Cortés, los miembros de los cárteles de las drogas recibían entrenamiento para realizar con éxito sus actividades dentro del crimen organizado.

El militar, que fue expulsado de las Fuerzas Armadas, extrañamente tras denunciar los supuestos vínculos de “Tony” Hernández con el narcotráfico, precisó que los entrenamientos eran dirigidos a los hombres que trabajaban para el cártel de Los Valle Valle y de Nery Orlando López Sanabria, quien se identifica como Magdaleno Meza Funez. López Sanabria, que había fingido su muerte, ha sido acusado por el Ministerio Público de Honduras por los delitos de uso de nombre supuesto, tenencia de armas de uso comercial y prohibido y tenencia de explosivos prohibidos.

El secuestro

El narcotráfico secuestró la institucionalidad hondureña, ya que además de la participación de los militares, se contó con la colaboración de miembros de la policía, que se encargaban de dar información y protección a los narcotraficantes. Ese extremo ha sido confesado por los narcotraficantes que han declarado en el juicio de Nueva York, quienes además contaron que pagaban sobornos a “Tony” Hernández para que los militares le apagaran los radares, instalados para detectar el trasiego de drogas.

Honduras
El jefe del cártel de «Los Cachiros», Devis Leonel Rivera Maradiaga, testificó que sobornó al expresidente y actual presidente de Honduras, Porfirio “Pepe” Lobo y Juan Hernández, respectivamente, e incluso, incluyó en la lista al ministro de Seguridad, Juián Pacheco Ticono.

Entrevistado por CRITERIO, el economista, Hugo Noé Pino, señaló que el fortalecimiento en el sector seguridad y defensa, se ha encaminado más en proteger las espaldas al gobernante que a una verdadera lucha contra el delito.

De acuerdo con los cálculos del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh) el presupuesto de seguridad y defensa creció en más de 900 % en los últimos diez años, en detrimento de los fondos destinados a la salud y educación, que ha decrecido.

“El fortalecimiento de órganos como la policía militar y los militares en general, con pocos resultados, como lo está demostrando el juicio de Nueva York, nos dice que el objetivo de este gasto militar era consolidar la simpatía personal de los cuerpos policial y militar, a favor de Juan Orlando, que verdaderamente a combatir el crimen”: Hugo Noé Pino, expresidente del Banco Central de Honduras.

En medio de la nueva crisis que sacude a Honduras por las reiteradas vinculaciones del gobierno con el narcotráfico, el Jefe de Estado, ha desplegado una campaña mediática en la que hace referencia al respaldo del gobierno de los Estados Unidos en el combate al narcotráfico y en particular al trabajo realizado entre las instituciones nacionales y la DEA.

El 1 de marzo de 2019, el administrador interino de la DEA, Uttam Dhillon, publicó en su cuenta de Twitter un mensaje de felicitación dirigido a Hernández por su supuesta lucha contra el narcotráfico.  

Hernández también fue cercano al exdirector del Comando Sur de Estados Unidos y al exjefe de Gabinete de la Casa Blanca durante la administración Trump, el general retirado, John Kelly.

Noé Pino cree que de ahora en adelante Estados Unidos no se sentirá con la confianza necesaria para combatir el narcotráfico junto a Hernández. La relación en ese sentido, solo se podría dar con un nuevo gobierno y con un nuevo enfoque y tratamiento del flagelo, resumió el economista.

«Tony pudrió las instituciones públicas de Honduras. Su Partido Nacional perdió las elecciones en 2005 y desde entonces prometieron no volver a perder nunca más. Dedicaron dinero de las drogas a las campañas del Partido Nacional, 2009, 2013, 2017…»: Fiscal Emil Bowe, al presentar este miércoles 16 de octubre las conclusiones en el juicio a «Tony» Hernández, en la Corte del Distrito Sur de Nueva York.

Caja china

Mientras en Tegucigalpa los diputados del Partido Nacional introducen mociones en el Congreso fuera de contexto, pues hablen de darle permanencia a la Policía Militar del Orden Público y extender las extradiciones a delitos contra la vida—una nueva “caja china” para desviar la atención de las serias implicaciones del gobierno en el narcotráfico—las conclusiones del juicio a “Tony” Hernández siguen salpicando al presidente de Honduras.

El fiscal Emil Bowe afirmó este miércoles que, a partir del 2010, el acusado y su socio y hermano, Juan Hernández, actual gobernante de Honduras, han venido controlando el gobierno con el propósito de traficar droga.

“Tony” fue capturado por agentes de la DEA, en el aeropuerto de Miami el 23 de noviembre de 2018, cuando se disponía a regresar a Honduras, luego de haber hecho algunas diligencias en Nebraska y de pasar por Texas. El día de su captura, ejecutada por el agente Sandalio González, “Tony”, estaba en compañía de su socio, Marlon Pacheco Morales.

Existe una probabilidad del 98 por ciento, para que el supuesto narcotraficante y ex diputado de Honduras del Partido Nacional (2014-2018) sea declarado culpable, dijo a CRITERIO el abogado penalista, Ramón Barrios. El Fiscal del Distrito Sur de Nueva York, Geoffrey S. Berman, ha pedido de 40 años de reclusión a cárcel perpetua.

Aunque se haya declarado inocente de lo que se le imputa, es casi seguro que «Tony» Hernández está derrotado antes de que se dicte su sentencia. No es para menos, las pruebas presentadas por la Fiscalía, más los testimonios de los narcotraficantes, testigos y el agente de la DEA, lo han hundido en lo más profundo. De hecho, optó por no declarar ante el juez y solo está a la espera de las conclusiones y del veredicto.

El fiscal Bowe considera que un solo testigo, de los cinco que se presentaron en el juicio, es suficiente para condenar a “Tony” Hernández. Al término de sus deliberaciones, el fiscal se dirigió al juez Kevin Castel y con aplomo le dijo: “Haz justicia, encuentra a este hombre, intocable en Honduras, culpable de todos los cargos».

En sus conclusiones el fiscal Emil Bowe reafirmó que “Tony” Hernández ingresó al mundo de las mafias en el año 2004, algo que todo el mundo conoció desde el año pasado, cuando la Fiscalía de Distrito Sur de Nueva York dio a conocer los cargos en su contra. Sin embargo, este miércoles se reveló que el hermano del presidente hondureño ayudó para que se introdujeran 1.6 mil millones de dosis de cocaína a EE.UU.

Probablemente mucha de esas dosis pudo ser movida internamente en los Estados Unidos por hondureños, que han salido huyendo de la violencia y la corrupción y se convirtieron en una tragedia para la salud de los estadounidenses, que son los máximos consumidores de cocaína en el mundo.

El juicio a «Tony» Hernández está por concluir. En las próximas horas se podría conocer su sentencia, pero eso no significa que en Honduras se haya acabado el narcotráfico, porque mientras no surja una nueva élite política o por lo menos comience ese proceso con la salida del poder de Juan Hernández y sus colaboradores cercanos, la situación seguirá igual, concluyó en su análisis el sociólogo, Eugenio Sosa.

  • Emy Padilla
    Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo emypadilla@criterio.hn

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3 comentarios

  1. y todo paso sin que pasara nada, recuerdan a barry seal el piloto de la cia que era piloto del cartel de medellin,recuerdan quien realmente mato a kiki camarena, fue la cia,porque el descubrio los nexos de la cia con el narcotrafico, la geopolitica obliga a la cia a mantener narcogobiernos para financiar operaciones negras en latinoamerica, de que otra forma se explica el apoyo a joh.

  2. Gracias a Dios honduras tendra justicia…x fin an abierto los ojos….

  3. es cierto que el fiscal concluyo su alegacion diciendo al jurado que hicieran justicia para honduras, han esperado mucho, tambien me impacto que uso la palabra narcoestado para definir a honduras, segun otros medios.