Entre la cuarentena para el control social

La sociedad civil legitima al sistema neoliberal

Por: Jaime Flores

A partir de los años 90 surge con fuerza avasalladora la denominada sociedad civil, con la intencionalidad manifiesta de desplazar del escenario nacional a los actores sociales que en ese momento histórico eran los representantes legítimos, en la generalidad de los casos, de las grandes mayorías; como los sindicatos, las centrales obreras, campesinas, patronatos  et al.

A estos actores sociales el sistema necesitaba exterminarlos, ya fuera a través de la desaparición física o a través de la cooptación vía la “compra” de sus dirigentes, debido a que su posición dicotómica de interpretar la realidad, que se enmarcaba dentro de la teoría marxista de la lucha de clases, le era incómoda al imperialismo y a la oligarquía criolla.

No del azar aparece para este propósito un Gustavo Álvarez Martínez, un Billy Joya y un Oscar Álvarez y otros que por ahora prefieren estar ocultos, agazapados, para que se no les recuerde como criminales, torturadores de estudiantes y de líderes sociales en los cercanos años 80. Escondidos están, olvidados nunca.

Pero otra forma viable y más duradera que encuentra el sistema para apartar a los líderes sociales del escenario social y político es a través del fortalecimiento del “liderazgo” de una supuesta sociedad civil, que no son más que empleados de las organizaciones no gubernamentales, ONGs, que se apropian del discurso social, pero ahora “desideologizado y despolitizado”, aparentemente.

Las oenegés se enmarcan dentro de la lógica neoliberal y tienen como propósito oculto desprestigiar al Estado. Su nombre ya lo dice, “no gubernamentales”, nacen de lo negativo, pero no sólo tratan de negarlo, si no que además lo sustituyen, realizando algunas funciones principalmente de salud y educación con lo que ganan reconocimiento y legitimidad.

Las oenegés surgen con el apoyo de la no tan noble, ni tan buena, ni tan honesta cooperación internacional, que se encarga de financiarlas y a sus directores o empleados altos,  potenciarlos y visibilizarlos como un nuevo liderazgo y de alguna manera legitimarlos, ya que por ser impuestos carecen de reconocimiento social y en algunos casos solo son conocidos por su madre.

Es así como estos nuevos actores sociales, actúan diferente; ya no hacen huelgas, lo que hacen es incidencia política; ya no tratan a los funcionarios de Estado como representantes del poder oligárquico, sino como sus iguales; los empresarios ya no son explotadores, son filántropos, apoyan el desarrollo del país a través de la “política responsabilidad social empresarial”.

Las oenegés se cuidan de no tocar temas sensibles, andan por las ramas, por ejemplo no abordan la temática de despojo de las tierras de comunidades ancestrales y campesinas, no se pronuncian por el desplazamiento de comunidades enteras por los mega proyectos y si lo hacen,  se enfocan en el efecto y no en las causas, por ende los problemas subsisten.

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Desde su irrupción en el país siempre han tomado partido y este precisamente es estar cerca del poder y de los poderosos y muy lejanos del pueblo, aunque hagan proyectos, el pretexto que han utilizado es la incidencia política y el lobby, son “expertos en ello” y que la incidencia no  es más que una vulgar metodología creada por el departamento de Estado.

Para el sistema el papel que han jugado las oenegés ha sido el perfecto, lo han legitimado y lograron desplazar y sacar del escenario nacional a esos actores sociales que quiérase o no tenían arraigo popular y respondían a sus bases, para el pueblo hondureño ha sido nefasto, no por algo ahora el 70 por ciento de la población vive en la pobreza. Continuará.

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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Un comentario

  1. El amigo Jaime, es oportuno y adecuado en su análisis, como suele serlo. El oenegeismo está en decadencia. FOPRIDEH, por ejemplo, ha dejado de ser un referente en los debates de temas de actualidad, descendiendo significativamente en el escenario social y político desde que perdieron a su ex director, Ing. Bu. Después han quedado haciendo ese papel que los acerca más a las corrientes conservadoras y favorables al estatus quo. Esperamos tu segundo artículo sobre el tema, Jaime