La batalla por la justicia

Del gabinete, políticos, publicanos y servidores públicos

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

 

                                                                                   Al que tenga oídos para oír

Por lo pronto Xiomara tiene el poder ejecutivo. Pero un presidente y un gabinete siempre son más vulnerables y menos poderosos de lo que se piensa y a veces de lo que creen. No solo porque hay otros poderes formales a los que el Ejecutivo debe salirles adelante. Sino también porque el poder público siempre se desplaza y distribuye de manera lata, amplia, y casi invisible, según comprueban las teorías más actualizadas.  Atrás, misteriosamente, en la sombra están siempre los intocables, que enfocan y orientan el magma de la opinión pública en que se gobierna. Los poderes fácticos buscan neutralizar el poder formal, los medios tratan de cooptarlo. El actual gobierno tiene que fortalecerse actuando de manera ejecutiva. Con rapidez de asalto.

Bajo el mando de los presidentes, que promueven carreras oficiales o las postergan, según sus valoraciones, operan los actores visibles de la burocracia en la que se puede distinguir entre:

Servidores profesionales de carrera, del servicio civil, militar y judicial, diplomático. Cuyas estructuras, jerarquías y formaciones deberían conservarse a la hora de un usual cambio de gobierno, al mando de una cabeza nueva, un ministro del ramo que evalúa, reacomoda y reorienta políticas, con un equipo propio. En la práctica, muchas veces, esas estructuras de servicio permanente técnico se vician de política, los favoritos se enquistan y envalentonan y es fuerza sacudirlos e incluso purgarlos.

Y de otro lado, los oficiales políticos, mayormente surgidos de los cuadros y círculos de los partidos, de los gremios y de los parlamentos, quienes pujan y, con fortuna alcanzan las más altas posiciones de poder, las carteras ministeriales en donde tienen que recurrir un expertise, un staff y combinar un reconocimiento político. Estos constituyen una nomenclatura, una clase política revolvente y un poco siempre a la deriva, por esa pugna sin fin entre sus círculos, bases, y con las cabezas. Mientras tanto, los secretarios deben además ser líderes discretos de sus equipos.

Hoy se publican los nombramientos de los nuevos ministros, unos con, otros sin cartera y otros asesores. El anuncio tardío previno el afloramiento de antipatías subjetivas, aunque también de repasos e informaciones pertinentes. Ahora ya está, y pudiera ser un gabinete de transición. Varios son reconocidos por su mérito y servicio probado y no falta quien lo califique de conservadores. Otros han destacado más por sus baladronadas. Y unos son apenas iniciados, más bien figuras noveles, de que se sabe poco. (Los títulos son poco indicativos, tres se dicen historiadores, pero historiador es quien investiga y reinterpreta el pasado.)  Es crucial que tengan una trayectoria pública clara y lealtad a toda prueba, que sean de absoluta confianza. Se puede al fin y al cabo madurar en el cargo, y siempre es útil un equilibrio de juventud y experiencia, entusiasmo y sabiduría. Pero la probidad ha de ser condición previa. Jesús escogió a Judas Iscariote para ser uno de doce, siendo omnisciente, y Mel que no es tal, escogió ¡un puñado de ministros y veinte embajadores que lo traicionaron! A los ignotos y novatos habrá que darles una oportunidad, dejarlos trabajar y mantenerlos vigilados.  La distribución de sus orígenes políticos muestra otros finos equilibrios entre los nominados.

Aunque siempre hay divisiones en ellos, de los gremios proviene -como se acostumbra- el ministro de Educación, Daniel Esponda, líder del Colegio Profesional Unión Magisterial, quien ha estudiado su materia, tiene una visión y ha convocado a todos. Falta que reconcilie el interés gremial con el de los párvulos.

De las patronales, proviene como ministro de economía y desarrollo, Pedro Barquero ex director de la CCIC al igual que como secretario de Gobernación y Justicia, Tomas Vaquero, hombre de confianza de Casa Presidencial y empresario.

Del círculo interior, de acero, y la estructura de LIBRE, salen el Canciller Enrique Reina (quien necesita autorización para su renuncia) igual que la ministra de Finanzas Rixi Moncada. Asimismo, la presidenta del Banco Central Rebeca Santos, con Marcio Sierra en la Comisión de Banca y Seguro, el secretario de Infraestructura y Servicios, Mauricio Ramos largamente allegado, el Ministro de La Presidencia, Rodolfo Pastor C, el de Medio Ambiente Lucky Medina, el Secretario de la SAR, Marlon Ochoa, un sorpresivo Ministro de Defensa, el joven sobrino José M. Zelaya y el Asesor en Planificación, Ricardo Salgado.  

El ministro del inmenso y distorsionado despacho de Inclusión Social, hábil líder estudiantil y joven profesor José C. Cardona viene de la UNAH. Y de la academia también provienen la profesora Anarella Vélez, quien va a necesitar que se reinstituya el Ministerio de Cultura, Natalie Roque ministra de Derechos Humanos, el Asesor Eugenio Sosa, que tiene amplio apoyo y reconocimiento del movimiento social, como igual, en su campo, la ministra de Ciencia y Tecnología la científica Mary Vallecillo, y Laura Suazo, profesora de Zamorano, especializada en los vitales problemas de agua, comunidad y ambiente.

De la arena electoral, se rescata la secretaria de turismo, Yadira Gómez, exaspirante a diputada, también asociada a la Cámara de Turismo. Como Fernando García excandidato a diputado y nuevo Comisionado, ahora para las ZEDE, y el excandidato a diputado y secretario de Medio Ambiente Miguel Briceño, como el director de INFOP Fredis Cerrato, que también goza apoyo gremial.

De los Partidos aliados provienen, del Partido Liberal el ministro asesor en Transparencia y combate a la corrupción, Edmundo Orellana M, De Honduras Humana el Asesor en Comunicaciones, Milton Benítez. Del PSH, el ministro de economía Barquero y el titular del crucial y delicado Ministerio de Salud, diputado José M. Mateu, y varios viceministros.  

De libre nombramiento y remoción del presidente, los ministros tienen además la obligación de corresponderse entre ellos como equipo, en el Consejo de ministros que, con el encabezamiento del presidente, emite normativas y autoriza actividades y gastos. Tienen que rendir ya, hoy. Y aunque en el mundo de las subjetivas ambiciones individuales y pretensiones, muchos creen que pueden solos, ninguno, ni el más poderoso es una isla. La eficacia del conjunto y de cada uno depende de la pauta y disposición a formar un equipo bien comunicado, en que cada cual entiende lo que están haciendo en conjunto.

Finalmente, los ministros tendrán que relacionar y reunirse con sus congéneres, de las carteras equivalentes, en los países con que formamos organismos internacionales, SICA, OEI, OEA, ¿Alba? Y ahí no hay finta que valga, rápido se evidencia quien es quien.  Veremos. Por el bien de todos, cabe esperar lo mejor, apoyemos. ¡Suerte! Tienen un reto inmenso, proporcionado a su manifiesta arrogancia.

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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