Por: Irma Becerra
La dirigente garífuna de la comunidad de Nueva Armenia, Mabel Robledo, ha sido atacada de nuevo, a varios días de comparecer como declarante en Guatemala ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el juicio de Cayos Cochinos.
Como ella misma relata en un terrible video testimonial, el sábado 21 de junio, a las 10:30 de la noche, mientras ella y sus acompañantes se detenían en la carretera que conduce a Jutiapa, Atlántida, para reparar su carro averiado, fue interceptada por un vehículo gris, sin placas, en el que se transportaban cuatro hombres con chalecos de la DPI, del cual uno le hizo dos disparos.
También llegaron otros policías y la golpearon, agredieron, torturaron y llevaron esposada a la posta de Jutiapa, desde donde le permitieron hacer una llamada rápida a conocidos para alertar de su situación. Cabe decir que Mabel porta un arma legalmente registrada y un chaleco protector, y es beneficiaria del Mecanismo Nacional de Protección.
Desde que se realizó el ataque por presuntos agentes de la policía nacional, las autoridades del Ministerio de Derechos Humanos no se han pronunciado sobre el caso, ni han prometido realizar una investigación al respecto y la compañera Robledo se encuentra en situación de extrema indefensión y vulnerabilidad, ante la indiferencia y la desidia del gobierno.
Escribimos este breve ensayo con la finalidad de manifestar nuestra solidaridad con Mabel y la comunidad garífuna de Nueva Armenia, así como el resto de las comunidades que se encuentran a merced de los acaparadores de tierras ancestrales y el terrorismo de Estado.
Y también queremos exigir respeto a la resistencia civil organizada de las comunidades y culturas originarias de nuestro país, así como la inmediata atención a sus demandas y el cese al hostigamiento y la persecución de que son víctimas por parte de mercenarios y del Estado mismo.
Como Mabel Robledo manifestara en otro video, la lucha garífuna continuará porque ellos provienen de unos ancestros guerreros que no quisieron ¡ser esclavos!