Por: Redacción CRITERIO
Tegucigalpa.-Los integrantes de la cooperativa campesina Nueva Esperanza, ubicada en Comayagua, advirtieron este lunes que no desalojaran las tierras que ocupan aunque el gobierno les mande todos los batallones de militares.
“Estamos sembrando maíz, estamos sembrando frijoles, porque todavía los que no estamos procesados, estamos adentro de la tierra y no nos vamos a salir así manden todos los batallones de Honduras: Juan Ramón Chicas, dirigente de la cooperativa campesina Nueva Esperanza.
El 16 de julio pasado, 186 integrantes de la cooperativa, que tiene varias hectáreas de cultivos de granos básicos en tierras nacionales de la zona, fueron desalojados violentamente por policías y militares, acusados ante los tribunales de justicia por los supuestos delitos de usurpación y tala de bosques.
Juan Ramón Chicas contó que durante el desalojo los uniformados golpearon a niños y personas de tercera edad y que de manera violenta ingresaron a las casas de los campesinos para proceder a capturarlos.
El dirigente campesino precisó que la noche del 16 de julio, 18 de sus compañeros durmieron en las celdas policiales de la ciudad de Comayagua. Actualmente varios siguen detenidos y 105 enfrentan un proceso judicial.
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Chicas alega que las tierras utilizadas por la cooperativa Nueva Esperanza son nacionales y que son un legado de sus antepasados para el cultivo de maíz y frijoles, por lo que este lunes, junto a sus demás compañeros, se unió al clamor del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) para exigir títulos comunitarios al Instituto Nacional Agrario (INA).
Sobre el desalojo, acusó a un grupo de ingenieros que rectoran el Centro de Entrenamiento de Desarrollo Agrícola (CEDA) de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) y del Fondo Hondureño de Investigación Agrícola (FHIA. Asimismo, los responsabilizó de cualquier atentado que se suscite contra los campesinos.
