Honduras, su desaparición como nación está más que anunciada

Magdaleno Meza más incómodo muerto que vivo

 

 

Por: Jaime A. Flores P.

Quién ordenó asesinar en una cárcel de máxima seguridad al archivo viviente del narcotráfico Magdaleno Meza, no ha leído ni siquiera el prólogo de la distópica novela un Mundo Feliz de Aldous Huxley, quien afirma que “para limpiarse no hay que revolcarse en el fango” y muchos menos en sangre.

Se  silenció  a un  archivo viviente que tenía demasiadas pruebas sobre  las relaciones incestuosas y a su vez comprometedoras entre el poder y el crimen organizado. Con sus apuntes, en libretas baratas,  enlodaba a poderosos.

Hay muertos cuyo espíritu asusta, este es el caso Magdaleno que hasta el más tonto del pueblo intuye  quién ordenó  eliminarlo y  después de asesinado  se ha multiplicado en más archivos: los  involucrados en la planificación y ejecución, en su mayoría, funcionarios penitenciarios.

Y es que para desenhebrar esa madeja no se necesita de mucho. En principio, para ejecutar un crimen en una cárcel de máxima seguridad  se necesita de poder económico y político. Para un simple mortal, aunque lo quiera, está como en los cuernos de la luna.

El  poder político es de vital importancia para darle garantía y certeza de impunidad a los funcionarios de la prisión involucrados en el crimen; asegurándoles el manejo y control de los operadores de justicia y de los cuerpos de investigación. Por tonta que sea una persona, es casi imposible, que sin paracaídas se lance al vacío.

 Al poder político se suma el poder económico, para que la oferta por  participar en dicho  crimen sea “imposible de rechazar”,  como decía don Vito Corleone.

Si la oferta  no tuviera esa característica “imposible de rechazar”  es impensable que  funcionarios con empleos permanentes, con salarios fijos y casi  de por vida podrían  en riesgo esos privilegios, en un país como Honduras, carente de oportunidades.

Y se sigue deshenebrando la madeja; nos han vendido la idea que es más fácil que entre un pecador al reino de los cielos, que  a esas prisiones de máxima seguridad ingrese  una pistola glock y puñales para llevar adelante tan repugnante hecho.

Existe un derroche de tecnología y un personal altamente calificado y rigurosamente escogido por lo que hace todavía más difícil llevar una acción de esa naturaleza en contra de un prisionero; es posible solo mediando   un poderoso, de un cuasi dios como decía Pablo Escobar.

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Recurrir al asesinato  para eliminar enemigos o para quemar archivos  es   corriente en las organizaciones mafiosas,   por lo tanto el que dio la orden de asesinar a Magdaleno es un verdadero mafioso, al estilo de don Vito Corleone, aunque carente de su inteligencia y de su audacia.

Escóndanse,  sería el consejo más sano para los que participaron  en silenciar a Magdaleno, más temprano que tarde correrán con la misma suerte;  al parecer uno de los autores materiales ya platica con  él en el cielo, su cabeza fue separada de su cuerpo, ¿un mensaje para el resto?  

Las decisiones que se toman bajo la desesperación, la ansiedad, la angustia o bajo los efectos del licor no son las más acertadas, porque ahora hasta el tonto del pueblo señala al responsable y  esas cárceles que construyó para otros, ahora pacientemente lo esperan, para que responda por este y otros crímenes. ¡Salud!

 David Romero sigue preso, una palada de excremento a la libertad de expresión.

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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