Inmadurez, politiquería y desconfianza: el diagnóstico sobre las elecciones en Honduras

Analistas advierten que la raíz del problema está en una clase política inmadura y más interesada en el poder que en el destino de Honduras

Tegucigalpa, Honduras. A menos de un mes de las elecciones generales del 30 de noviembre, Honduras enfrenta un proceso electoral marcado por la desconfianza institucional y la confrontación política. Las tensiones dentro de los órganos electorales, los señalamientos sobre su independencia y las denuncias de supuestos complots ponen en duda la transparencia del proceso, mientras los candidatos presidenciales se enfrascan en acusaciones mutuas que, según analistas, evidencian una inmadurez política.

El proceso electoral también se ve golpeado por una creciente crisis institucional: los conflictos internos en el Consejo Nacional Electoral (CNE), la controversia en el Tribunal de Justicia Electoral (TJE) por la inscripción ilegal Jorge Cálix, y el cuestionado interés de las Fuerzas Armadas en acceder a las actas presidenciales. A ello se suma la intervención del Ministerio Público, que investiga un supuesto complot para deslegitimar las elecciones, aumentando la incertidumbre ciudadana sobre la transparencia del proceso.

El exfiscal general y analista político Edmundo Orellana considera que la raíz del problema no está solo en los órganos electorales, sino en el propio liderazgo político del país. “La inmadurez de los miembros de los órganos electorales es una proyección de la inmadurez de los candidatos, de los tres (partidos políticos)”, afirmó.

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“Llama la atención que los candidatos presidenciales no están defendiendo la democracia, están acusando, pero no defendiendo la democracia, nadie está exigiendo que haya transparencia (…) Están en una peleadera que no nos lleva a ningún lado”, Edmundo Orellana. Foto: Jorge Burgos/Criterio.hn

Orellana advirtió que el comportamiento de los candidatos refleja una falta de visión institucional: “No importa la edad que tengan; ellos lo único que revelan es el interés por su campaña electoral, por llegar al gobierno sin importar las dinámicas que ocurren a su alrededor”.

Según el exfiscal, este afán por imponerse a toda costa alimenta las luchas dentro de los órganos electorales. “Es simplemente el interés de avanzar, de ver cómo se le mete la zancadilla al otro para obtener el triunfo”, dijo, al tiempo que advirtió que el panorama no es alentador de cara al 30 de noviembre. “El hecho de que los candidatos alienten esos comportamientos nos indica que vamos a estar muy mal con cualquiera que gane.”

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HONDURAS ESTÁ EN MANOS DE POLITIQUEROS, NO DE LÍDERES

A pocas semanas de las elecciones generales del 30 de noviembre, Honduras atraviesa un clima político tenso, marcado por la confrontación entre candidatos, la falta de propuestas concretas y la creciente desconfianza ciudadana hacia una clase política desacreditada. A esto se suma la pugna en los órganos electorales, que incrementa la incertidumbre sobre la transparencia del proceso.

El analista político, Luis León, considera que esta situación refleja un problema estructural que va más allá del actual proceso electoral. Según León, lo que el país evidencia es una crisis de liderazgo que desnuda la ausencia de madurez política. “Madurez política no es ser condescendiente; la política es el arte de servir, de consensuar y de promover beneficios colectivos. Aquí no tenemos políticos, mucho menos podemos hablar de madurez política”, afirmó durante una entrevista con Criterio.hn.

Luis León afirma que los políticos no son la solución para Honduras y que quienes creen en sus promesas están equivocados. Foto: Jorge Burgos/Criterio.hn

León señala que, en lugar de políticos, Honduras está llena de “politiqueros” movidos únicamente por intereses personales y económicos. “Lo que tenemos es politiquería, gente que lo que quiere es una cuota de poder, unos recursos del Estado, estar en un cargo público por cuatro años para solucionar su vida, mientras el pueblo hondureño sigue aguantando hambre y miseria”, sostuvo.

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El analista aseguró que el problema radica en que la clase política actual no tiene un proyecto de país ni una visión clara de desarrollo a largo plazo. “No he escuchado a ningún político decir a dónde va a estar Honduras en el 2050. No hablan de metas, indicadores ni beneficiarios. No hay planificación ni comprensión real de los problemas nacionales”, lamentó.

Para León, Honduras necesita un cambio profundo en su sistema político y un relevo generacional que apueste por la construcción de un futuro común. “Primero se necesita una reestructuración del sistema de partidos políticos, una depuración total. Gente con cerebro, con decisiones serias, que entienda los problemas del país y actúe con responsabilidad”, enfatiza.

Tanto Orellana como León coinciden en que la crisis que atraviesa Honduras no se limita a los órganos electorales ni al proceso del 30 de noviembre, sino que es el reflejo de un sistema político agotado, sostenido por líderes sin visión ni compromiso con el país.

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