La IX Cumbre de las Américas

El Ejército, la dictadura y el equilibrio inestable de fuerzas

Por: Óscar René Vargas 

  1. El régimen Ortega-Murillo ya no tiene la capacidad suficiente de imponer su voluntad, de manera sostenida, al resto de los poderes fácticos, lo cual le dificulta mantenerse indefinidamente en el poder. Al mismo tiempo, se hace difícil establecer quién determinará las nuevas reglas de juego sociopolítico.
  2. Nicaragua sigue siendo un país no democrático y la incertidumbre lo domina todo. Sólo una fuerte movilización popular será capaz de socavar el piso bajo los pies de la dictadura. La futura democracia no tiene otra alternativa que ser conducida por dirigentes jóvenes.
  3. La creación de un Frente Unitario contra la dictadura abre enormes posibilidades de triunfo. Pero nada más. El Frente Unitario, en sí mismo, no decide nada. Sólo la movilización del pueblo decide. El Frente Unitario se convertirá en una gran fuerza, cuando logre movilizar, nuevamente, a amplios sectores populares en diferentes puntos del país.
  4. La crisis sociopolítica, en su expresión política, es la crisis del poder. El viejo núcleo de poder está fisurado. Hace falta construir un nuevo centro de poder. Si el movimiento popular no se hace dueño del poder, podría quedar una variante de la dictadura.
  5. La inevitable descomposición del orteguismo significa un estrechamiento de su base social y, al mismo tiempo, el crecimiento de los campos extremos y/o la aproximación de un desenlace. No se trata de años, sino de meses.
  6. Ese plazo, por supuesto, no está escrito en ninguna parte. Depende de la lucha de las fuerzas vivas, y de la estrategia política del Frente Unitario.
  7. Para que la situación política madure, hace falta el mantenimiento de movilizaciones fuertes e incansables, como las recientes expresiones de Masaya y Matagalpa. Esta es la principal condición para que la situación se vuelva irreversible a favor del movimiento popular.
  8. En caso contrario, si se continúa marcando el paso en el mismo lugar, la situación se puede volver favorable a la dictadura: Esa es la apuesta del régimen, aunque el país se empantane en una crisis profunda por muchos años. Su objetivo es permanecer en el vértice del poder, no importa cómo.
  9. La dictadura no desaparecerá por sí misma. Para la dictadura no hay ninguna crisis que pueda ser, por sí misma, “mortal” o “terminal”. Las oscilaciones de la coyuntura crean solamente una situación en la cual será más fácil o más difícil al movimiento social derrotar al régimen dictatorial.
  10. Si, a pesar de las condiciones favorables, el movimiento popular se revela incapaz de sacar del poder a Ortega-Murillo, la vida de la sociedad continuará bajo el yugo autoritario, hasta una nueva crisis del régimen.
  11. De la crisis de abril 2018 surgen dos lecciones importantes: (a) antes de abril, el régimen juzgaba la situación política como muy estable para su permanencia en el poder; (b) después de abril, la dictadura no se quedó esperando pasivamente el desarrollo de los acontecimientos, sino que tomó la iniciativa, lanzando a sus bandas armadas a la calle.
  12. La utilización de los paramilitares y las fuerzas de choques para la destrucción de los tranques y las barricadas fue la expresión exterior del derrumbe completo del equilibrio político previo.
  13. Las acciones implementadas mostraron que el régimen tenía a su disposición todas las palancas de mando policial y militar.
  14. Los procesos que se desarrollan a posteriori de abril, tienen una importancia excepcional para apreciar la situación política. La crisis expresaba, ante todo, la falta de confianza del pueblo en los partidos tradicionales para resolver el problema de cómo salir de la dictadura.
  15. El descontento, la nerviosidad, la inestabilidad, el arrebato fácil de los ciudadanos fueron signos importantes que mostraban la crisis del régimen y que se entraba en una coyuntura política diferente e intermedia.
  16. La desaceleración de la coyuntura económica en los meses posteriores, ayudaron a que la crisis sociopolítica fuera profundizándose, y el desprestigio de los partidos tradicionales que gravitan alrededor de la dictadura se fue incrementando a una velocidad redoblada.
  17.  La dictadura agonizante, como es sabido, también tiene sus ciclos, aunque sean ciclos declinantes. Una crisis coyuntural, por profunda que sea, dejará inevitablemente el espacio para que el poder autoritario pueda reanimarse. Sólo la victoria popular puede poner fin a la dictadura.
  18. La rebelión de abril 2018 supuso una extrema exacerbación de lucha sociopolítica en las ciudades y en el campo, y, por consecuencia, también en el Ejército.
  19. Desde abril 2018, el régimen sigue dependiendo del trabajo de inteligencia del Ejército y de la Policía, así como del extendido control de los paramilitares.
  20. El Ejército fue formado por las milicias populares que derrotaron a la dictadura somocista y lograron la toma el poder; pero una vez que el Ejército se formalizó, se convirtió en un cuerpo disciplinado. Actualmente, la estrategia del régimen es transformarlo en fuerzas de ocupación.
  21. No basta que la extracción social de la tropa sea popular para que el Ejército se identifique con las reivindicaciones del pueblo. En el contexto de la crisis sociopolítica, esa relación de identificación entre soldados y ciudadanos no está garantizada.
  22. El Ejército ha profesionalizado a sus miembros como cuadros de una corporación, tanto el soldado como el oficial se someten a una disciplina rigurosa, porque el Ejército es ante todo una organización corporativa y jerárquica. Pertenecer al ejército significa dar prioridad al mando oficial superior.
  23. Desde abril 2018, se ha producido en el Ejército oscilaciones inevitables, se ha librado en él luchas internas. Hay que tener la claridad política de que las fracciones más democráticas del Ejército no se pronunciarán, abierta y activamente, al lado de los ciudadanos insurrectos hasta que vean con sus propios ojos que los ciudadanos son capaces de vencer.
  24. La tarea del régimen ha sido la de no permitir el acercamiento entre los ciudadanos insurrectos y el Ejército. El régimen se ha esforzado en aplastar las movilizaciones sociales desde el comienzo y pasar a retiro a los altos oficiales señalados por la inteligencia militar como simpatizantes de las protestas, evitando así, que sectores del Ejército pudieran apoyar las manifestaciones.
  25. El Ejército tiene como política sistemática el apartar a los líderes naturales de sus bases sociales. Sólo así pueden asegurarse que sus oficiales sean fieles a la corporación. La profesionalización del Ejército no significa otra cosa sino dar prioridad a la corporación, a sus reglas y jerarquías.
  26. Las condiciones materiales de una familia empobrecida, de los parientes sin trabajo o del pequeño comerciante en dificultades, llevan a las bases del Ejército el descontento de los medios sociales de donde provienen. Hoy más que nunca, el Ejército tiene vida política soterrada, oculta. Toda crisis sociopolítica produce, necesariamente, una crisis en el Ejército.
  27. El estado de ánimo de la mayoría de los altos oficiales del Ejército refleja la posición de la nueva clase enriquecida. El estado de ánimo de los soldados y suboficiales refleja la crisis que viven los ciudadanos en general.
  28. 28.Hasta la fecha, el régimen ha logrado mantener la relación con los oficiales mucho mejor que los ciudadanos con los soldados. El trabajo político del régimen en el Ejército, bajo la protección del Estado Mayor, está en plena marcha.
  29. 29.Una de las condiciones para que la rebelión de abril alcance la victoria es, que haya conquistado para sí, o por lo menos neutralizado, al núcleo fundamental del Ejército. Esta conquista no se puede improvisar, hay que prepararla sistemáticamente.
  30. El conjunto de las reflexiones en los párrafos anteriores muestra la compleja coyuntura política. La encrucijada del poder pone de manifiesto que nos encontramos en una situación de “equilibrio-inestable de fuerzas”.
  31. La victoria es posible. Más aún la victoria está asegurada con una sola y única condición: hay que querer la victoria, hay que aspirar a la victoria, hay que derribar los obstáculos para alcanzarla.
  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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