Zénit y ocaso del exmandatario Juan Orlando Hernández

 Defensores de derechos humanos: mecanismo de protección es disfuncional

“Qué fácil es protestar contra la bomba que cayó a mil kilómetros del ropero y del refrigerador…”, Silvio Rodríguez.

Por: Carlos Zelaya Herrera

Este fin de semana anterior escuché en un medio de TV entrevistas a José Guadalupe Ruelas, director de Casa Alianza Honduras, y a Bertha Oliva, coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos-Desaparecidos en Honduras, (COFADEH), sobre la visita al país de una importante delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, (CIDH), con sede en Washington, EEUU.

En sus señalamientos al régimen de Juan Hernández por la situación de los derechos humanos en el país, ambos coincidieron en reconocer la falta de efectividad del Mecanismo de Protección a Periodistas, Comunicadores Sociales, Defensores de Derechos Humanos y Operadores de Justicia, debido a que solo ha servido de argumento del gobierno para justificar que sí hace algo por garantizar que esos principios básicos se cumplan para quienes se desempeñan en dicho campo.

El problema es que sin importar la jerarquía que ostenten o lo que representan en sí, quienes gestionan dicho sistema de salvaguarda se comportan como activistas del Partido Nacional, sostuvo la Coordinadora del COFADEH.

Ellos no se preocupan por tutelar los derechos humanos, sino que en justificar las acciones del gobierno cuando viola derechos humanos, añadió.

Ayer lunes mismo escuchamos a Karla Cuevas, Subsecretaria de DDHH, responder de forma evasiva a los señalamientos de la Misión de la CIDH al sobredimensionar los «avances» institucionales del régimen hallados en esta verificación «in loco».

Por simple alusión a sus funciones públicas la Subsecretaria de DDHH debe responder a las críticas de la CIDH, Casa Alianza y del COFADEH, que no dudamos representan de forma exponencial a las organizaciones serias que defienden esos principios básicos en el país, y cuyo trabajo incluye el seguimiento de las medidas cautelares de la CIDH.

Sin embargo, esto obliga a decir que la presencia de la CIDH en Honduras fue mediáticamente ralentizada y políticamente minimizada en su potencial impacto de forma tan dramática que resulta grotesco e incontrastable con el desparpajo de prensa ante lo que sucede en Nicaragua, Venezuela, incluso en Bolivia o Cuba, porque de ser en esos países hubiera estallado CNN, FOX, entre otros mastodontes de la comunicación y todo el cerco mediático corporativo local, con amenazas y condenas unánimes a esos gobierno de izquierda latinoamericana.

Un titular del cerco de prensa en Nicaragua, entre tantos otros, fue el que más me impacto, y decía: “centenares de desaparecidos por los Ortega”, una gran falsedad tan repudiable como comparable al exacerbado lenguaje con que el periodista Renato Álvarez, director del programa Frente a Frente, se refirió a los jóvenes del Movimiento Estudiantil Universitario, (MEU), que protestan en demanda de que el régimen reduzca el precio de los combustibles, pidiendo que “los cuerpos de inteligencia ya deberían haber investigado a esos anarquistas y radicales de la universidad”.

Mientras, por otro lado, Álvarez consciente y respalda los desmanes y crímenes cometidos por personas armadas opositoras al gobierno sandinista en el marco de los problemas actuales que sufre Nicaragua.   

El informe de esta visita a Honduras y las 25 recomendaciones que dejó la CIDH al régimen de Hernández, solo confirman que su mandato impuesto es un fracaso en tutelar todos los derechos del pueblo, pasando por el más elemental que es el derecho a la vida y arrastrando con sus políticas neoliberales el derecho a la educación, salud, justicia, a la identidad cultural, a la paz, al desarrollo, a la equidad e inclusión, entre otros.

La CIDH, con lenguaje comedido a veces y directo en otras, ratificó la flagrante violación de los derechos humanos en todas sus categorías con mayor fuerza tras el golpe de Estado del 2009 y peor aún después de la ilegal e ilegítima reelección presidencial y la crisis pos electoral, hoy convertidas en políticas de Estado ante la parsimonia y/o manipulación del pueblo y el beneplácito de la comunidad internacional.

  • Emy Padilla
    Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo emypadilla@criterio.hn

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