Expertos de la CEPAL advierten que el futuro demográfico de Honduras exige una respuesta integral: políticas de cuidado que aborden las desigualdades, fortalezcan la protección social y promuevan la igualdad de género
Tegucigalpa, Honduras. – Ante el inminente envejecimiento poblacional en Honduras, expertos de La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advierten sobre la urgencia de implementar políticas de cuidado innovadoras y adaptadas a la realidad demográfica del país, destacando la necesidad de integrar estos cuidados en los sistemas de protección social y promover la igualdad de género en su prestación
En una entrevista exclusiva con Criterio.hn, Miguel del Castillo, especialista en demografía, y Sandra Huenchuan, experta en políticas de cuidado de la CEPAL, y autora del libro Cuidados de largo Plazo para personas mayores. Perspectivas demográficas y sociales en el Caribe hispano, Centroamérica y México, analizaron los desafíos que enfrenta Honduras ante el envejecimiento de su población y la creciente demanda de cuidados a largo plazo.
Sandra Huenchuan destaca que el envejecimiento demográfico impacta significativamente la demanda de cuidados a largo plazo, pero no es el único factor determinante. Según ella, aspectos socioeconómicos como la migración, los cambios en la estructura familiar y la incorporación de las mujeres al trabajo remunerado también influyen en la creciente necesidad de cuidados.
en Honduras se observa una marcada desigualdad en el acceso a los servicios de cuidado, especialmente en zonas rurales y entre grupos socioeconómicos bajos. El libro destaca que la ausencia de políticas públicas específicas y la limitada inversión en el sector dificultan la implementación de programas efectivos. Huenchuan, recomienda fortalecer la coordinación interinstitucional y promover la participación comunitaria para mejorar la cobertura y calidad del cuidado.
HONDURAS ANTE EL ENVEJECIMIENTO
Para comprender la transición demográfica es fundamental para abordar los retos del envejecimiento poblacional en Honduras. Miguel del Castillo, experto en demografía de la CEPAL, subraya la importancia de conocer la trayectoria demográfica de Honduras para afrontar los desafíos del cuidado a largo plazo de las personas mayores. Del Castillo señala que, según estimaciones de Naciones Unidas, la población hondureña alcanzará los 11 millones de habitantes en 2025, pero lo más relevante es analizar la transición demográfica del país.
Para Del Castillo, Honduras es el país más atrasado en la transición demográfica, lo que le da más tiempo para adaptarse al reto del envejecimiento. Explica que esta transición consiste en pasar de altos niveles de natalidad y mortalidad a bajos registros en ambos rubros. En el caso de Honduras, la tasa de natalidad era alta en 1980 (6.4 hijos por mujer), pero ha disminuido a 2.4 hijos por mujer en 2020. A su vez, la esperanza de vida al nacer ha aumentado de 41 años en 1950 a 73 años en 2025. «En síntesis, esta transición demográfica que están viendo Honduras, les va a dar más tiempo para adaptarse a este reto hacia la población adulta mayor», explica Del Castillo.
Sin embargo, advierte que la población de 60 años y más se duplicará entre 2030 y 2050, lo que exigirá una preparación urgente en materia de cuidados. Por ello, destaca la importancia de revalorar socialmente la función de cuidados, independientemente de quién la lleve a cabo.
EL ROL FUNDAMENTAL DEL ESTADO EN LAS POLÍTICAS DE CUIDADO
El informe de la CEPAL revela que el país enfrenta retos importantes para garantizar el cuidado de largo plazo a su población envejecida. Honduras presenta una alta dependencia del cuidado informal, con escasa cobertura de servicios formales, lo que genera vulnerabilidades para las personas mayores y sus familias. La falta de infraestructura y recursos especializados limita la capacidad del Estado para ofrecer atención integral y de calidad.
En la entrevista con Criterio.hn, Sandra Huenchuan destacó el papel crucial del Estado en la creación y fortalecimiento de políticas de cuidado integrales. En este sentido, enfatizó que los cuidados «deben constituir o han de constituir un pilar de la protección social». Esta visión implica que, junto con las jubilaciones, las pensiones y la salud, el Estado debe priorizar el diseño y la implementación de políticas que aborden las necesidades de cuidado de la población en todas las etapas de la vida.
Huenchuan argumenta que insertar los cuidados en el ámbito de la protección social permite «adaptar precisamente los sistemas de protección social a los nuevos riesgos de la vida en sociedad».
Del mismo modo, reconoce que los modelos tradicionales de protección social, centrados en el hombre como principal proveedor, ya no se ajustan a la realidad actual, marcada por la participación de la mujer en el mercado laboral, la informalidad y los cambios en la estructura familiar. Por lo tanto, el Estado debe asumir un rol activo en la construcción de un sistema de cuidado que responda a las necesidades de una sociedad en constante transformación.
En este contexto, Huenchuan subraya la importancia de que el Estado promueva la igualdad de género en el trabajo de cuidados, históricamente recaído en las mujeres. En ese sentido, propone visibilizar las tareas de cuidado, favorecer la conciliación del trabajo remunerado con el no remunerado para hombres y mujeres. Es decir, el Estado debe crear un marco normativo y regulatorio que garantice el acceso a servicios de cuidado de calidad, sin afectar el desarrollo personal y profesional de las personas cuidadoras, y reconociendo el valor social y económico de esta labor
PRINCIPALES HALLAZGOS EN LA REGIÓN
El libro de Sandra Huenchuan destaca la creciente necesidad de cuidados de largo plazo (CLP) en la región, impulsada por el envejecimiento poblacional y el aumento de la esperanza de vida. Se enfatiza la importancia de reconocer los CLP como un componente esencial de la protección social, más allá de la asistencia sanitaria, abarcando también el apoyo social y la atención a la dependencia.
Cuidados de largo plazo para personas mayores
La investigación subraya la diversidad demográfica entre los países del Caribe hispano, Centroamérica y México, ello implica que las políticas de CLP deben adaptarse a las realidades específicas de cada nación.
Uno de los hallazgos clave es la identificación de las familias como principales proveedoras informales de cuidados, esta realidad plantea desafíos en términos de sostenibilidad y equidad de género, ya que recae desproporcionadamente en las mujeres.
Además, el estudio señala la necesidad de políticas públicas que apoyen a las familias cuidadoras, reconociendo su labor y brindando recursos para su bienestar. Asimismo, resalta la importancia de avanzar hacia la profesionalización y regularización del trabajo de cuidados, garantizando condiciones laborales dignas y formación adecuada para quienes se dedican a esta actividad.
Finalmente, el libro plantea la urgencia de explorar esquemas de financiamiento sostenibles para los CLP, considerando el aumento de la demanda y los costos asociados.
Para ello, Huenchuan, propone la necesidad de fortalecer la coordinación intersectorial entre los ámbitos de salud, desarrollo social y finanzas, así como promover la participación de diversos actores, incluyendo el sector público, el sector privado y la sociedad civil.
