Valle de Ángeles, municipio turístico que avanza a su destrucción

Por: Dolores Valenzuela*

redaccion@criterio.hn

Tegucigalpa. Quien no conoce Valle de Ángeles, que vaya ahora porque en un futuro cercano podría sólo contemplarse en fotos o videos. Los fines de semana, centenares de personas se trasladan a este pintoresco pueblo atraídos por su bosque, su agradable clima y su aire puro, que ya no se respira en la capital y en la mayoría del país.

Pero igual, centenares de habitantes de Tegucigalpa y otros lugares, agobiados por la inseguridad, la falta de agua y el calor, se están cambiando a Valle de Ángeles. El problema radica en que por el avance de las construcciones se talan cantidad indefinida de árboles, mismos que no son restituidos porque la cultura hondureña es destruir la foresta, pero no sembrar ni un tan sólo pino u otra especie.

Se calcula que sólo en un proyecto habitacional denominado Altamira, se están cortando unos 300 árboles y en casas particulares la cantidad oscila entre 10, 15 o más y la inconciencia de quienes vivirán en la zona, no les permite prever el problema que se volverá grave en el futuro.

Al corte del bosque se suma los incendios forestales que este año aumentaron vertiginosamente en esta región como en toda Honduras. Ardió gran parte del valle sin que las autoridades lo controlaran porque no es quehacer del gobierno central y los locales, prevenir los incendios, sólo se corre a apagarlos cuando ya están encima y quienes generalmente salen a apagarlos son los bomberos. Ellos ya se quejan de la falta del vital líquido para sofocarlos.

La apatía, el desinterés y el poco o nada amor a la naturaleza hace que un gran sector de vecinos queme la basura en sus solares, lo que ha provocado tragedias como la del 15 de abril cuando en una vivienda, producto de la quema, se dañaran unos 10 pinos. Uno de ellos cayó sobre el tendido eléctrico, lo que trajo que se suspendiera la luz unas seis horas.

Toda esta situación fue denunciada al Instituto de Conservación Forestal (ICF) al alcalde del término y a todos los regidores, pero, sin ningún resultado, ni por cortesía contestaron.

Aquí cada quien hace lo que quiere porque no hay autoridad. Estamos a merced de los pirómanos y depredadores de los recursos naturales. En otras palabras, ¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!

*Periodista y defensora del ambiente.

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