despenalización del aborto en Honduras

De la argumentación contra el aborto y el despojo del cuerpo de las mujeres

Por: Ana Ortega*

En estos últimos días ha arreciado el debate público sobre la posibilidad de despenalizar el aborto (limitado a tres causales: 1.cuando peligra la vida de la mujer, 2. cuando el embarazo es resultado de una violación sexual y 3. cuando se comprueba en el embrión o feto la presencia de una malformación que lo hace incompatible con la vida). Compañeras  luchadoras por los derechos humanos de las mujeres han librado una ardua batalla, desde diferentes perspectivas, basadas siempre en la reivindicación de derechos y democratización de la sociedad hondureña, en esa misma línea me permito hacer una breve argumentación desde la perspectiva que más o menos conozco; la perspectiva económica, a partir del enfoque de acumulación por desposesión, en este caso, del despojo del cuerpo de las mujeres.     

Uno de los pilares del patriarcado es el control, la dominación y explotación del cuerpo de las mujeres, un breve recorrido por la historia de la humanidad, nos muestra las diferentes etapas de la guerra patriarcal por despojarnos de nuestros cuerpos, una de las expresiones más contundentes de ese despojo es el control de la sexualidad.

La Familia, la Iglesia, la Escuela y por supuesto el Estado, como instituciones de socialización, encargadas de reproducir la dominación basada en desiguales relaciones de poder entre hombres y mujeres, han sido claves en este escenario, no exento de tensiones y violencia, porque aun cuando la historia oficial lo oculta, las mujeres de antes y de ahora hemos resistido el despojo en todas sus manifestaciones, incluyendo el de nuestros propios cuerpos, bien claro se expresa desde el feminismo comunitario: “Nuestro primer territorio es nuestro cuerpo”. El capitalismo, históricamente ha requerido el control de todos los territorios, incluyendo el cuerpo de las mujeres.

¿Que sería del capitalismo patriarcal si pierde el control sobre nuestros cuerpos?, ¿Quién les va a garantizar la producción de mano de obra gratis?, pues si, puede sonar burdo, escandaloso y políticamente incorrecto decir semejante “grosería”, pero: ¿cuál es el valor que el capitalismo patriarcal otorga al ser humano, a la vida?

Para desentrañar este “escandaloso secreto” basta con recordar y por supuesto analizar que desde que la separación del ser humano de sus medios de subsistencia se convirtió en una de las formas de acumulación capitalista por excelencia y el valor del trabajo se reduce a la de una mercancía más sujeta a los códigos, dinámicas y lógicas del mercado, el valor del ser humano se subsume en el precio de su fuerza de trabajo y su importancia se deriva del monto de su aportación al sistema de acumulación capitalista, es decir, nuestra importancia, el valor de nuestra vida, es una función directa de la ganancia que podamos generar. Así de inhumano y cruel, desde la economía feminista se ha señalado con claridad y contundencia que la crisis del sistema radica precisamente, en que ha desplazado al ser humano para poner en el centro la ganancia, bajo el único criterio de validez que impone el mercado.     

En ese sentido: ¿qué ganancia puede ser más importante para el sistema que la reproducción gratis de mano de obra?, esa extracción gratis, es una de las fuentes principales de riqueza no pagada, es gratis en todas sus etapas, por eso también han naturalizado las actividades de cuidado, como “cosa de mujeres” irrelevante para el sistema, pese a que es en esta esfera social donde se sostiene y reproduce la vida; de esta manera se cierra el ciclo de extracción y despojo contra las mujeres, ahora preguntémonos: ¿Qué pasaría si las mujeres deconstruimos ese relato “divino” sobre el que se sostiene la  naturalización de la función reproductiva?, ¿Qué pasaría si asumimos el control de nuestros cuerpos y nuestra sexualidad, superando los sentimientos de culpa que a través de ese relato “divino” el patriarcado nos ha impuesto?.

Sin duda, estamos ante la posibilidad de asestar un golpe demoledor al patriarcado, llámese, a la histórica injusticia contra las mujeres que nos impide, como sociedad, democratizar la vida. Por eso, la reacción en jauría de todos los frentes sobre los que se sostiene el autoritarismo patriarcal y que viabilizan el despojo de nuestros cuerpos, eso que Rita Segato llama el gran frente religioso, político, mediático, empresarial y estatal.

Dicho frente, por cierto, no tiene ninguna legitimidad moral para argumentar que defiende la vida, desde su práctica cotidiana muestran lo contrario, puesto que reivindican la supremacía de la propiedad privada, incluso por encima de la vida presente, de la vida que tienen en frente, de la vida de su “prójimo” y  sobre todo, la de su prójima, que no es de su misma condición social, porque no olvidemos que en la legalización del aborto, aun limitada a las tres causales, también se juega un asunto de clase, de dominación, de explotación y de doble moral. Por eso, no caigamos en la trampa del debate “religioso” del tema, este no es un asunto de Fe, y Honduras no es Estado confesional.

Por lo demás, esa supuesta defensa de la vida, es una paradoja más del sistema capitalista patriarcal y sus aparatos de dominación: defienden la noción “abstracta” de la vida, atacándola en su  expresión “concreta”.

  • Ana Ortega: docente e investigadora, graduada en Economía por la Universidad Nacional de Honduras, magíster en Estudios Sociales y Políticos Latinoamericanos por la Universidad Jesuita Alberto Hurtado de Santiago de Chile, magíster en Migraciones, Conflicto y Cohesión Social en la Sociedad Global y doctora en Estudios Internacionales e Interculturales por la Universidad Jesuita de Deusto (Bilbao).  Actualmente presidenta de la Junta directiva de C-libre.

 

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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8 comentarios

  1. Ya van las feminazis diciendo que es por machismo. Por Dios, utilicen estos recursos para educar, y ya legalicen el aborto en esos casos, aunque para violacion esta el «plan b», y mas educacion.

  2. ¿Es el aborto una decisión de tipo religioso o es asunto que le compete decidir a la ley y a la medicina?

    Tenemos casi 2000 años de historia cristiana, de moralidad cristiana, de líderes cristianos, de iglesias cristianas sean católicas o evangélicas pero el ser humano continúa siendo en su gran mayoría violentos, crueles, desbravados, codiciosos, esclavos de los placeres mundanos y ambiciosos de dinero y poder; esa es la consciencia del ser humano se llame cristiano o no. Pueden ir a los templos millones de veces pero si el ser humano no transforma su consciencia todo lo que haga: rezar el rosario, orar, suplicar, hacer penitencia, ayunar hasta poner en peligro su vida, etc. jamás cambiará de actitud y sus patrones de conducta podrá modificarlas pero en lo interno será la misma persona solo que con otra máscara. Solo en estos países donde el analfabetismo es un muro que contiene la ignorancia es que se oponen a medidas jurídicas las que en otros países desarrollados años hace que se aprobaron. La iglesia católica y sus acólitos de Pro Vida pone el grito al cielo cuando entra en el debate públicos este tema pero olvidan que muchos sacerdotes y obispos de su credo religioso han cometido cualquier cantidad de abusos y crímenes contra niñas y jovencitas abusadas y obligadas a abortar. La ciencia hoy día está muy avanzada y se puede determinar con certeza cuando un feto tiene malformaciones congénitas o que el embarazo pone en eminente peligro la vida de la madre como lo es un embarazo extra uterino.
    El consultor español refiere que en los hospitales y centros de salud en Honduras no hay un protocolo jurídico para atender adecuadamente los casos de niñas que han sido violadas y que como consecuencia se tiene el eminente riesgo de contraer un embarazo, son niñas de apenas 10 o 12 años que tal vez no han entrado en su periodo de pubertad. En estos casos son las leyes con su cuerpo y estructura jurídica los que deben actuar y decidir si se practica un procedimiento médico para evitar un embarazo.