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En el día del periodista

Por: Edmundo Orellana

Este día lo celebran con abundancia de recursos quienes están bien con el régimen y con muchas limitaciones quienes son perseguidos por éste.

Sobre todos, sin embargo, se cierne la amenaza del artículo 335-b, porque podrían ser acusados de terrorismo, fácilmente. No se escapa nadie. Los favoritos del régimen y los marginados y perseguidos por éste.

Llama la atención que los favorecidos con los premios otorgados por las instituciones estatales, los acepten y reciban sin cuestionar enérgicamente al gobierno por negarse a derogar ese peligroso artículo. Aunque, justo es reconocerlo, el Colegio de Periodistas y muchos de sus miembros han denunciado el artículo y la actitud del gobierno.

También lesiona la profesión del periodista la Ley del Programa Voluntario de Rescate, Promoción y Fomento del Sector de las Comunicaciones. Es más, ésta le infiere más daño que aquel artículo, porque éste es una amenaza potencial, en cambio la ley actúa de inmediato, condicionando, en los términos que se indica en los párrafos que siguen a éste, a los medios de comunicación que deciden acogerse a ella para pagar, con publicidad, sus deudas con el fisco.

La discrecionalidad de aceptar las empresas que se acojan al programa corresponde al Presidente, así como la decisión sobre el texto y alcance de las estipulaciones del convenio. La publicidad que se pacte por este programa la establece, también discrecionalmente, el Presidente de la República.

Nadie, fuera del Presidente, podrá celebrar convenios de canje de impuestos por publicidad. Los demás Poderes del Estado (Legislativo y Judicial), pueden disfrutar de la publicidad que resulte de estos convenios, cuando decida compartirla el Presidente.

Para hacer más atractivo el programa, los créditos fiscales adquiridos podrán transferirse a las empresas relacionadas al medio de comunicación beneficiado.

Desaparece la libertad de prensa con esta ley. Porque el medio que quiera gozar del beneficio que contempla, debe solicitarlo al Presidente, quien decide discrecionalmente. Su notoria inclinación al autoritarismo seguro que condicionará el ejercicio de esta potestad discrecional. Y aunque se tratara de un demócrata. En nuestro ambiente, la tentación de abusar del Poder es más fuerte que las convicciones democráticas más arraigadas. Por lo que esta ley proporciona un poder adicional que fácilmente puede ejercerse arbitrariamente.

Difícilmente, un medio cuestionador, por no decir opositor, podrá acogerse a este programa sin comprometer la libertad de expresión. Bastará, para ello, consignar en el convenio las pertinentes estipulaciones para declarar, unilateralmente, la resolución del convenio. No necesita ser tan explícito en el texto de las mismas, será suficiente estipular que cuando así lo considere, el Presidente podrá declarar su resolución.

El medio de comunicación que pague sus impuestos acogiéndose a este programa, tarde o temprano, tendrá que censurar a sus propios periodistas. Habrá quienes la apliquen desde que les otorguen los beneficios. Otros, solamente cuando el periodista formule cuestionamientos que vayan más allá de la línea aceptable fijada por el régimen.

El propietario del medio de comunicación goza de ese privilegio, no el periodista. Éste tendrá que seguir pagando sus impuestos con dinero. Aquél es un comerciante y mantiene su empresa con publicidad, por lo que no es censurable que se aproveche cuando se le ofrecen oportunidades como ésta. Lo censurable es que la acepta a sabiendas de que, por el autoritarismo del régimen, deba renunciar a la libertad de prensa.

Nota relacionada https://criterio.hn/2018/05/25/cerco-mediatico-y-revolucion-en-las-comunicaciones/

En todo caso, la victima siempre será el periodista. Con el 335-b, la censura la aplica el gobierno; con la ley, el propietario del medio. La censura se aplica para que el periodista no informe con objetividad e imparcialidad, concentrándose en aquello que el régimen desea publicitar y del modo que le sea más favorable. El público es el más afectado, porque el medio de comunicación le informa lo que conviene al régimen. Pero contra quien se comete el crimen realmente es contra la libertad de prensa. 

En este ambiente, el periodista empleado no puede atacar la ley de marras con la misma intensidad que combate el 335-b, porque lo despiden del medio de comunicación beneficiado. Por eso, los medios independientes, como CRITERIO, devienen obligados a combatir sin tregua esta aberrante ley.

En estas condiciones celebran su día los periodistas. ¡Feliz día del Periodista!

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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