También estamos en calamidad

Día 24 de la cuarentena. 8 de abril. Semana Santa.

 

Por: Fernando Destèphen

redaccion@criterio.hn 

Tegucigalpa.- Es miércoles y el silencio del martes murió con los primeros pasos en las calles de los ciudadanos que sus cédulas de identidad terminan en 4, 5 0 6. Según datos este día salieron más de 200 mil personas que llegaron a los mercados, supermercados, farmacias y gasolineras.


Las filas y los «cubrebocas» de todos colores es lo más común. Algunos respetan la distancia y usan mascarillas, otros no, ni la distancia ni la boca.
Se habla poco, muy poco en las filas y la población tiene miedo de convivir.

El Parque Central de Tegucigalpa es un punto de encuentro, hippies, hípsters, locos y escritores locos, vendedores, tiendas un centro de comercio al aire libre. Este miércoles el Centro se llenó, la peatonal se llenó de gente haciendo fila, esperando que abrieran los bancos, los supermercados, las farmacias y las gasolineras.
Poco a poco las medidas se han normalizado, salir una vez a la semana dependiendo del último dígito de la cédula de identidad.

Antonio un vendedor ambulante en el centro al preguntarle si a pesar de la crisis sanitaria vende algo, contestó viéndome detrás de su mascarilla negra de tela, levanto brazo derecho, extendió el dedo índice apuntando al cielo y me dijo: gracias a Dios, hago algo. Me cuenta que solo sale los lunes, miércoles y viernes porque no puede permitirse un día sin ingresos, a pesar del Covid-19. Estos días los policías municipales les dejan trabajar.

Sentado en la acera de la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (Hondutel) en el edificio entre el barrio Abajo y El Centro don Manuel, una especie de zapatero y creador de juguetes con madera, sentado rodeados de madera, cartones y camiones de madera dice que no puede estar en la casa, duro para hablar contesta que esto está mal, pero que por la gracias de Dios al menos hace para las tortillas, las sardinas, Manuel piensa en la Semana Santa.

Manuel es otra persona que sale a trabajar para sostener a su familia, sin mascarilla, sin guantes y sin gel me cuenta que va a estar hasta las cuatro de la tarde, porque en su comunidad, el gobierno aún no ha llegado a entregar comida.

El día pues se vivió con esta nueva normalidad en la que la economía se desploma, bueno, una economía colapsada desde hace mucho. El día se vivió entre las quejas de los presentadores de televisión recriminando que las personas de Comayagüela no hacen caso, ellos olvidan que la burbuja de los privilegios no los cubre a todos y que a pesar de la cantidad de muertos 22 en Honduras y 85,397 a nivel mundial siendo Estados Unidos, España e Italia los focos de infección.
Donald Trump le dijo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que han sido muy suaves con China, en clara referencia a una guerra biológica. Trump, representando la estupidez en tiempos de Covid-19, pero Trump no es el único político en pensar en política en medio de una crisis, en Honduras hace años este tipo de políticos es una epidemia que no se puede detener y para la que nunca existirá una vacuna.

Honduras sigue cerrada, el mundo también, solo 7 departamentos del país aún no tienen casos de Covid-19.

En Tegucigalpa el Dr. Omar Videa ha sido claro: “Si se reactiva la economía y se abren las empresas sería un atentado”. Videa piensa como médico salvar las vidas, los empresarios no piensan en las vidas, ellos piensan en finanzas.

Ninguno de los dos es como las cuatro mujeres que estaban a la salida del Hoyo de Merriam o la avenida Máximo Jerez, muy cerca del bar de Josie, ellas con una cartulina intentan causar el ruido necesario para ser un hecho importante, piden ayuda para comprar: comida, leche y pañales, ya no se pide la derogación de un PCM. Muchos hondureños en esta cuarentena protestan por lo más básico: comida.

Las rutinas son al final aceptables, durante esta crisis sanitaria varios personajes han sido la imagen de la epidemia, el que más ha aparecido es el doctor Francis Contreras, vocero del Sistema Nacional de Gestión de Riesgo (Sinager). Esta noche de miércoles no apareció Contreras, el shock, Jair Meza intentó sonreír, el comisionado portavoz de la Secretaría de Seguridad explicó las nuevas medidas de distanciamiento social el que se extiende hasta el domingo 19 de marzo, con varios cambios: se permitirá la salida para comprar en los comercios autorizados: mercados, supermercados, gasolineras y farmacias, siempre regulado por los últimos dígitos de la cédula de identidad de esta manera:

En un horario de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Es obligatorio el uso de la mascarilla. Este viernes se autoriza circular a las terminaciones 7 y 8 y el sábado 9 y cero. Para evitar la confusión.

Meza continuó, leyó el comunicado y presentó a Francis Contreras, de pie, un encuadre abierto para mostrar un gráfico y explicar -a manera de justificación- de una manera rápida la cronología del nuevo Coronavirus; Sars-CoV-2 que causa el virus Covid-19, para anunciar -de una manera que se pretendió imperceptible- 31 casos positivos de Covid-19 y una muerte, 23 muertes sin despedidas.

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

Compartir 👍

Podría interesarte

Un comentario

  1. Buenas tardes tengo una consulta: ¿por que no ponen el nombre de los autores en la descripción de sus artículos – es decir antes de que uno lo abra – ?