Redacción: Viena Hernández
Tegucigalpa. – Como cada año, las multitudes llegan al estadio nacional (José de la Paz Herrera Uclés) para observar a los estudiantes quemados por el sol, quienes deben caminar un amplio trayecto, muchos con el estómago vacío, pero deben ir con buena actitud y una sonrisa, para lo que llaman la celebración de las “fiestas patrias”, aunque la mayoría acepta, en gran parte los hombres que, lo que quieren ver es las palillonas y pomponeras, “es el mayor entretenimiento”, aseguran, mientras ven con morbo sus cuerpos, sobre todo las piernas que están al total descubierto y entre ellos hay quienes ven si “pueden tocar”.
¿Será ese el verdadero significado de las “fiestas patrias” ?, pues otra de las expresiones del sistema patriarcal y machista es remarcado en esa festividad, niñas y jóvenes muestran sus cuerpos y bailan sonrientes, como un atractivo visual. Tanto los espectadores y medios de comunicación, aprovechan a observarlas sintiendo todo el derecho, incluso de evaluarlas: “¿Quién es la más bonita?”.
Las fotos elegidas para la portada del periódico del siguiente día deben ser donde muestren más, en caso de que se lo haya perdido o quiere ver con mayor detenimiento, ahí está, como si se tratara de un producto en exhibición. Esta es la labor que asumen, alejada de hacer análisis de la situación crítica del país y de la alta peligrosidad que acecha la vida de las mujeres.
Muchos preguntan, qué puede ser más patrio que mejorar el sistema educativo, el cual es deplorable en Honduras.
En junio de 2022, el Informe Progreso Educativo Honduras (IPEH) señaló que de los 758,000 menores que han quedado fuera del sistema escolar, unos 200,000 no quieren seguir estudiando. Además, apenas tres de cada 10 alumnos terminarán la educación media.
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Por otra parte, resulta preocupante mencionar que el 60% de la población adulta en Honduras es analfabeta. Al desglosar, el informe reveló que el analfabetismo en Honduras es del 12% en general y, de esta población analfabeta, el 60% son personas mayores de 40 años, quienes no tienen voluntad para prender a leer y escribir.
Jinna Rosales, fundadora de Acción Joven, comentó a Criterio.hn que, es importante que podamos comprender que las fiestas patrias es una actividad alusiva a la conmemoración del legado histórico de independencia del pueblo hondureño, actividad que debe desarrollarse desde el componente cultural y artístico.
“El dilema de esta actividad radica en la sexualización de las niñas y adolescentes que participan en los desfiles, el problema no es cómo vistan, si son diminutos o coloridos trajes etc., el problema es el machismo, la cultura de la pedofilia y acoso sexual normalizada en esta sociedad hondureña y entre estos también la ausencia de educación sexual integral en Honduras”, sostuvo Rosales.
El morbo enfermizo de los hombres es lo que coloca a las mujeres como productos sexuales y obviamente esto genera grandes consecuencias en el desarrollo humano y salud mental de las niñas y adolescentes.
La psicóloga e integrante de Visitación Padilla, Cristina Alvarado, comentó a Criterio.hn que, cosificar el cuerpo de la mujer ha sido parte de las estrategias del patriarcado, para colocarlas en el imaginario colectivo de los hombres como objeto y que están disponibles para lo que se les antoje.
“Lejos de contribuir a una jornada patriótica y recojan los aportes sustanciales de las mujeres en el ámbito político, social, económico, cultural y científico, se perpetúan estereotipos y roles, las mujeres exhibiendo sus cuerpos para entretener a la mayoría de los hombres, fomentando que las mujeres somos disponibles para lo que se les antoje”, apuntó la integrante de Visitación Padilla.
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MUJER COMO UN PEDAZO DE CARNE ATRACTIVO, EN EXHIBICIÓN Y A LA DISPOSICIÓN DE LOS HOMBRES
El conocimiento y los aportes sustantivos deberían ser el altar de la patria para colocar a los héroes y heroínas, porque pareciera que la historia se detuvo con la llamada independencia nacional, lamentablemente esas historias no son las que se recogen y reproducen.
En su análisis, Jessica Sánchez, directora ejecutiva de Grupo Sociedad Civil (GSC), señaló a Criterio.hn que, ha sido una cultura que desde niñas se les obligue a participar para ser reinas, madrinas, palillonas, en obediencia a una cultura poscolonial.
Esa cultura poscolonial rememora esos pasados en los cuales las mujeres eran valoradas por sus cuerpos y su aspecto, fue normalizado que los hombres acudieran a las llamadas marchas, es decir, algo de carácter militar, para que vieran a las niñas, sistematizando que se expresaran sobre sus cuerpos.
Alvarado mencionó que es irónico que después de la pandemia, de las tormentas Eta e Iota y otros estragos que no solo ha sufrido el país y directamente el ya golpeado sistema educativo, además de desconocer la real calidad de la educación, se hagan desfiles, marchas o movilizaciones sin conocer el estado económico de las familias.
En los desfiles, si las niñas y adolescentes no cumplen con los “estándares de belleza” son abucheadas, puesto que ahí se evalúa: pierna, rostro y actitud, siendo este el momento donde se da permiso al morbo, incluso de los mismos maestros sin importa que sean niñas de la escuela primaria.
Impera absoluta discriminación, al momento que más que enfocarse en la fiesta cívica, es mostrar el cuerpo de las mujeres, mientras los hombres toman la potestad de decidir quién le gustó más. Algunos medios de comunicación sin escrúpulos incluso llaman a enfocar las zonas íntimas de las mujeres, como si fuera una carta de presentación a resaltar.
La patria quedó rezagada, dando permiso al acoso sexual, el objetivo realmente es realizar como un concurso para entretener a los hombres. Lo anterior es tomado -destacó Alvarado-, como si “venimos a mostrarnos para darles placer a los hombres, accesibles para o que ellos quieran, en ese sentido realmente no estamos avanzando en absoluto, lo que vemos es que ya sean de izquierda o de derecha, quienes nos gobiernen, el patriarcado es siempre el mismo”.
Para Alvarado, “la consigna de que en la calle sos el Che y en la casa Pinochet”, reafirma con mayor contundencia la repetición de estas acciones y comportamientos permitidas por quienes toman decisiones.
Sánchez compartió que es maestra y recordó que en las clases de deporte debían presentarse con pantalones cortos o “shorts”, motivo por el cual se armaba una rueda de estudiantes y maestros en el campo para observar quién tenía las mejores piernas.
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DOBLE MORAL, OTRO RETO DE LA REFUNDACIÓN DE HONDURAS
“Es una cuestión de misoginia y desprecio hacia las mujeres al verlas como un objeto para el placer masculino. El reto a nivel cultural es que desaparezcan primero este tipo de desfiles, reinados y madrinazgos, porque producen una cultura patriarcal; lo segundo, es potenciar a las niñas en las ciencias, las artes, que bueno sería que desfilaran un grupo de niñas tocando instrumentos o niñas científicas”, dijo la titular de GSC.
Rosales, expresó que esta problemática está inmersa en el diario vivir de las hondureñas no solo en actividades de las fiestas patrias, el estado y las autoridades hondureñas son los responsables de que este fenómeno sea normalizado y transmitido de generación en generación.
“El Estado, en aras de no cruzar el ‘límite’ de lo que parece ‘moral y conservador’, no promueve ni permite la educación sexual integral en los centros escolares, refuerza los estereotipos de cuerpos perfectos, permite que las adolescentes asuman una maternidad forzada al no permitirles el acceso a la PAE”, razonó Rosales.
En ese contexto, es evidente que el significado de patriotismo está totalmente equivocado, haciendo falta entonces, construir una cultura política que nos invite al ejercicio de derechos como ciudadanía, reflexionar qué somos ciudadanos en cada acto que realizamos, debería ser un momento para desarrollar ensayos críticos y espacios para recuperar los aportes de las mujeres.
“Se contribuye a que las mujeres seamos consideradas piezas de carne, desprovista de emociones, sentimientos, inteligencia, espíritu, simplemente un trozo de carne que exhibo y lo coloco como se me antoje”, reprochó Cristina Alvarado.
El patriarcado sigue más que vivo, en el ejercicio de cada uno de los funcionarias y funcionarios que permiten este tipo de actos sin reflexionar qué hay de por medio, en el reforzamiento de los estereotipos y los roles de género que impactan y afectan la dignidad e integridad de las mujeres.
Sánchez recordó que, en Cuba, se conmemora, por ejemplo, con grupos de niñas y niños cirqueros, evitan realizar desfiles estilo militar, más bien impulsan el arte y los conocimientos, realizando ballet, danza y música, siendo esto uno de los principales cambios que debe realizarse a partir de la prometida refundación de Honduras.
Cada año el incremento de los abusos sexuales en menores de edad se agudiza y más del 80% de estos casos quedan en impunidad, favorece a los hombres en los casos de violencia contra las mujeres, un ejemplo claro es las reformas que se han dado en el Código Penal, el cual reduce las penas de los agresores sexuales, “al final vemos la doble moral del estado y de la sociedad hondureña”, agregó Rosales.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas