Culpabilidad de Juan Orlando Hernández confirma que Honduras se convirtió en un narcoestado

¡Culpable! Un jurado estadounidense emitió un veredicto de culpabilidad contra el expresidente Juan Orlando Hernández, por tres cargos de tráfico de cocaína y conspiración con armas de fuego

La sentencia será leída el próximo 26 de junio, aunque la defensa manifestó que presentarán mociones de apelación

Tegucigalpa, Honduras.- Al ser declarado culpable Juan Orlando Hernández, se reafirma que Honduras se convirtió en un narcoestado donde la máxima autoridad utilizó instituciones como la Policía, Fuerzas Armadas, Ministerio Público e incluso la justicia para favorecer sus actividades criminales.

En una sala repleta de silencio, por órdenes del juez Kevin Castel, el jurado, integrado por 12 ciudadanos estadounidenses que conocieron la evidencia presentada entre el 20 de febrero y el 5 de marzo, responsabilizó a Hernández de ser un narcotraficante a gran escala, como evidenció la Fiscalía, que utilizó su poder político para apoyar el tráfico de drogas.

Tras varias horas de deliberación, el jurado dictaminó que Hernández, quien gobernó Honduras entre 2014 y 2022, ofendió a Estados Unidos al conspirar para importar cocaína a ese país, utilizando armas de fuego y dispositivos destructivos, y promovió la importación de cocaína.

En la sala 26B del tribunal de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, el jurado entregó al juez Kevin Castel un sobre con el veredicto. Al jurado se le consultó si la Fiscalía demostró que se conspiró para importar 5 o más kilogramos de cocaína. «Sí, señor», respondió el representante del jurado.

Seguidamente, se le preguntó: «¿Utilizó ametralladoras para tal fin?» «Sí, señor”, contestó el jurado. Al jurado se le hizo una tercera y última pregunta: «¿Cómo lo encuentran? «. «Culpable de los tres cargos», respondieron.

La Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York acusó a Juan Orlando Hernández de los siguientes cargos: conspiración para importar cocaína a Estados Unidos, conspiración para poseer armas de fuego y dispositivos destructivos para el narcotráfico, y posesión de ese tipo de armamento durante la conspiración de narcotráfico.

Según contó a Criterio.hn la integrante de Honduras Solidarity Network, Karen Spring -quien presenció el juicio-, antes del veredicto, Juan Orlando Hernández estuvo orando y cruzando los dedos. Con la cabeza cabizbaja, al salir de la sala dijo: «Cuídenlas y díganle al mundo que soy inocente».

La lectura de la sentencia está programada para el 26 de junio a las 10:00 de la mañana, pero esta fecha puede cambiar luego de que la defensa adelantó que presentaría mociones en caso de que el jurado lo declarara culpable.

Por el primer cargo, la sentencia mínima obligatoria es de 10 años y una máxima de cadena perpetua; por el segundo cargo, Hernández podría enfrentarse a una pena mínima obligatoria de 30 años y una máxima de cadena perpetua; y por el tercer y último cargo, una sentencia máxima de cadena perpetua.

Este fue el veredicto emitido por los doce miembros del jurado.

UN ESTADO AL SERVICIO DEL NARCOTRÁFICO

La culpabilidad de Juan Orlando Hernández por estos cargos es una radiografía de cómo el expresidente usó su poder político para corromper las instituciones y ponerlas al servicio de una estructura dedicada al tráfico de cocaína, que tenía como puerto final los Estados Unidos.

El jefe de la Unidad Fiscal Especializada en Redes de Corrupción (Uferco), Luis Javier Santos, manifestó a través de su cuenta de X que la culpabilidad de Juan Orlando Hernández puso en evidencia que las instituciones del Estado fueron puestas al servicio de criminales.

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«Si JOH, encontrado culpable por narcotráfico, gobernó Honduras por más de una década, no es sólo culpa suya, sino de la institucionalidad que se lo permitió y apoyó», dijo Santos.

Ejemplo de cómo se asoció con el exjuez Julio César Barahona, también exmiembro del Consejo de la Judicatura y la Carrera Judicial. Este personaje fue mencionado por el testigo José Sánchez, antiguo contador de Graneros Nacionales, como un enviado de Juan Orlando Hernández, para reunirse con el narcotraficante Geovanny Fuentes con relación a un narcolaboratorio. Fuentes quería tener a su servicio jueces cercanos a Juan Orlando Hernández.

Documentación in limine de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, que sirvió para condenar al expresidente Juan Orlando Hernández, indica que Hernández protegió a Geovanny Fuentes, prometiéndole protección del arresto y la extradición, haciendo hincapié en que el entonces fiscal general Óscar Chinchilla y el presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, los harían intocables.

Esto último evidencia cómo Juan Orlando Hernández puso al Estado hondureño al servicio del narcotráfico.

Geovanny Fuentes fue capturado en marzo de 2020 en el aeropuerto internacional de Miami, antes de que abordara un vuelo con destino a San Pedro Sula, Cortés, siendo llevado a juicio en una acción que significó una parte importante en la decadencia de Juan Orlando Hernández. En febrero de 2022, Geovanny Fuentes fue sentenciado a cadena perpetua tras ser hallado culpable por delitos de narcotráfico.

Durante el juicio, Juan Orlando Hernández no logró desestimar por qué Geovanny Fuentes lo visitó dos veces en Casa Presidencial, en 2019, en fechas clave del proceso judicial contra Juan Antonio «Tony» Hernández.

La sentencia de su hermano, Juan Antonio “Tony” Hernández, en marzo de 2021, y el proceso judicial que le antecedió también sirvió para su caída y evidenció cómo el narcotráfico operó en Honduras con el respaldo de las más altas esferas políticas.

Juan Orlando Hernández también prometió al cártel de Sinaloa proteger cargamentos de cocaína procedentes de Colombia, que ingresaban a Honduras, hasta la frontera con Guatemala.

En Honduras, el clan Los Cachiros y el clan Los Valle fueron los principales socios del cártel de Sinaloa entre la década de 2000 y la década de 2010. Juan Orlando Hernández se asoció con ambos, aunque a los hermanos Luis Alonso y Miguel Arnulfo Valle Valle los extraditó luego de que intentaran asesinarlo por incumplir con su promesa de protegerlos.

Con Los Cachiros, Juan Orlando Hernández también se asoció, al prometerles que colaboraría con ellos a cambio de otorgarles contratos a sus empresas para facilitar el lavado de activos, tal como ocurrió durante la gestión del expresidente Porfirio Lobo Sosa.

El 6 de febrero de 2014, apenas unos días después de haber asumido Juan Orlando Hernández la presidencia para el período 2014-2018, Rivera Maradiaga grabó a «Tony» Hernández, quien conversaba sobre la posibilidad de otorgar contratos a Inrimar, empresa fachada de Los Cachiros.

Devis Leonel Rivera Maradiaga, exlíder de Los Cachiros, testificó que se opuso a unirse a un complot liderado por el clan Los Valle, para asesinar a Juan Orlando Hernández al sentirse traicionados por él.

Otro ejemplo de cómo Juan Orlando Hernández facilitó las fuerzas de seguridad del Estado está vinculado al testimonio que ofreció el antiguo subcomisionado de la Policía Nacional, Mario Guillermo Mejía Vargas, quien actualmente cumple una pena por cargos de narcotráfico y aseguró que él y el también subcomisionado Mauricio Hernández Pineda protegían cargamentos de cocaína en el occidente hondureño y obtenían ganancias por ello, bajo la protección de Juan Antonio «Tony» y Juan Orlando Hernández.

Al igual que Mejía Vargas y Hernández Pineda, en el mismo complot figuran otros altos jerarcas de la Policía hondureña como su exdirector Juan Carlos «El Tigre» Bonilla, y otros como Juan Manuel Ávila Meza y Ramón Adalberto Hernández.

«Para Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán trabajaron Alexander Ardón, Mauricio Hernández Pineda y ‘Tony’ Hernández, todos protegidos por Juan Orlando Hernández», expuso la Fiscalía durante las consideraciones finales.

Juan Orlando Hernández también premió como secretario de Seguridad al general Julián Pacheco Tinoco, manteniéndolo en esa posición entre 2015 y 2022. La Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York considera a Julián Pacheco Tinoco un coconspirador del narcotráfico, ya que colaboró con Los Cachiros y Fabio Lobo, al brindar información de inteligencia para proteger el trasiego de cocaína y haberse incluso reunido con miembros del cártel de Sinaloa.

A Juan Orlando Hernández también lo hundió una conversación entre Arnaldo Urbina y Devis Leonel Rivera Maradiaga, interceptada por Estados Unidos, en la que se refieren a que Juan Antonio «Tony» Hernández trabajaba con Los Valle, y que Juan Orlando Hernández estaba al tanto de ello.

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El exalcalde de El Paraíso, Copán, Alexander Ardón, quien también está condenado por narcotráfico, testificó que le comentó a Juan Orlando Hernández sobre un complot orquestado por Los Valle que tenía como propósito amenazar y asesinar alcaldes, y Ardón le pidió a Hernández que no se lo comentara a su hermano «Tony» Hernández por miedo a que lo comentara a Los Valle. Juan Orlando Hernández le dijo a Ardón que no se lo comentaría.

Un grupo de hondureños celebró en las afueras de la Corte Sur de Nueva York el veredicto del jurado.

NARCOPRESIDENTE, FINANCIADO ILICITAMENTE

La Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York manifestó que Juan Orlando Hernández también usó el financiamiento ilícito para llevar a cabo fraudes y trampas electorales, dentro de las evidencias presentadas previo al juicio.

Según la acusación, Juan Orlando Hernández, recibió fondos del narcotráfico para, primero, posicionarse como presidente del Congreso Nacional a través de la compra de voluntades legislativas, y después para financiar su campaña electoral de 2013.

El cártel de Sinaloa fue uno de sus principales financistas, junto a Alexander «Chande» Ardón, Devis Leonel Rivera Maradiaga, Fabio Lobo, entre otros narcotraficantes.

«Juan Orlando Hernández quiso engañar a todos, con sus viajes oficiales a Estados Unidos y su falso combate al narcotráfico, cuando en realidad él apoyaba a los narcotraficantes», concluyó la Fiscalía durante las consideraciones finales del juicio.

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