Por: Arturo Rendón Pineda
La pérdida de audición, es uno de los crónicos más comunes que afecta a gente de toda edad y nivel socioeconómico, uno de los problemas que más inciden es la contaminación acústica o sónica. Las sociedades urbanizadas, por ejemplo, son productoras de una gran cantidad de sonidos que por su intensidad y perdurabilidad, constituyen ruidos y ocasionan una contaminación sonora que produce daños irreparables en la calidad de vida de las personas que habitan las ciudades ya sean grandes o pequeñas.
Los esfuerzos más serios de las comunidades se traducen en estudios sobre causas, origen, políticas de prevención y control de la contaminación sonora, que además de perjudicar la salud, es una real invasión a la privacidad. Los ruidos excesivos se han convertido en los principales agentes causantes de enfermedades auditivas y trastornos nerviosos.
Un diario capitalino publicó hace algunos meses una noticia referente a la Contaminación Acústica:“CUATRO MILLONES DE HONDUREÑOS SUFREN DE SORDERA”.- Se calcula que alrededor de cuatro millones de hondureños tienen problemas auditivos, según los datos proporcionados por Ángela Ardón, representante de la Fundación “Starkey”, por lo que recientemente en el Hospital Escuela Universitario (HEU) se realizó una jornada de audiología con el fin de detectar problemas de sordera en la población” (….).
Desde hace algún tiempo me he tomado la libertad de escribir más de una carta a la Corporación Municipal de Santa Rosa de Copan rogándole intervenir,–como es su obligación–, a tomar cartas en el asunto para evitar los abusos violatorios a la “Ley de Convivencia Ciudadana”. Sobre el mismo tema envié misiva al Sr. Alcalde Municipal Don Aníbal Alvarado el 21/Mayo/2013, de la cual transcribo el siguiente párrafo:…”En la zona del El Calvario de Santa Rosa de Copán, convergen condiciones suficientes para conforme a leyes universalmente aceptadas, sea declarada área restringida a la contaminación sonora o acústica.
En toda el área que comprende dicha zona, se encuentran concentrados a pocos metros de distancia: el Hospital de Occidente, asilo de ancianos, el hospicio San Antonio y dos centros educativos en un área no mayor de 100 metros cuadrados. En esta área y zonas aledañas, el vecindario tiene que soportar una frecuente invasión de ruidos estridentes como ser carros parlantes, bulliciosas vigilias religiosas donde usan tronantes equipos a todo volumen–(auditorio “Carranza Chévez”) –sirenas de ambulancias en trayecto al Hospital de Occidente que haciendo derroche de escándalo indistintamente las horas sean del día o de la noche, atormentan frecuentemente el vecindario, en una zona que debieran ser prohibidos los ruidos estridentes” (En área de El Calvario el eco repercute a grandes distancias)- Fin de la carta.
Un nutrido grupo de Radio Aficionados salvadoreños que vinieron a Honduras con quienes recorrimos la Costa Norte; comentaban extrañados que en restaurantes, almacenes, gasolineras y frente a los comercios ponían música a un volumen que nos impedía platicar, ocurriendo lo mismo aquí en Santa Rosa como en San Pedro Sula y otros lugares que visitaron -comentaban a manera de broma: “aquí en tu país todo el mundo abusa del volumen, no sería remoto que los hondureños en un futuro cercano fueran acabar sordos”.
Dicho lo anterior, no sería remoto que casi la mitad del pueblo hondureño se esté quedando sorda como reza el artículo de prensa que hace pocos años informo que “Cuatro millones de hondureños tienen problemas auditivos”.
.Hemos recurrido a nuestras autoridades para pedirles respetuosamente que estos abusos sean reglamentados conforme la ley, pero confieso que hemos fracasado en el intento, ya que nunca se ha hecho caso a nuestra bien intencionada sugerencia, y menos, tener la cortesía de contestar nuestra correspondencia por parte de las Honorables Autoridades Edilicias.
Valga decir que algunos de nuestros actuales diputados tienen la extraña virtud de solo escuchar “los sonidos selectivos” DEL TILIN TILIN aunque sean totalmente sordos a los reclamos del pueblo que los eligió. Lo dijo el Prof. Pineda Ponce (QDDG). Mal haría yo en dudar de la palabra del difunto.
Santa Rosa de Copan 12 de Septiembre 2017.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas