Por: Viena Hernández
Tegucigalpa. – Defensoras de los derechos de las mujeres y feministas exhortaron a informar e incidir en mantener una cultura de denuncia para prevenir, generar investigación y castigar a los perpetradores de violencia de género y femicidas que gozan de libertad para continuar sus delitos.
En Honduras es común escuchar que debido a que las víctimas no interpusieron una denuncia o no declararon en contra del agresor, estos sean beneficiados con el sobreseimiento definitivo, es decir, se les deje en libertad pese a haber pruebas que lo culpen del delito.
Ante la falta de respuesta de los entes de seguridad y justicia para generar justicia para las mujeres, es clave contar con una cultura de denuncia y exponer a los agresores, procurando de esa forma generar una reacción ante la permanente invisibilidad que se les da a casos de delitos contra la niñas, jóvenes y mujeres.
En este país centroamericano las autoridades de justicia y de seguridad no responden a los llamados de auxilio de las agredidas o de quienes han sufrido de violencia doméstica y maltrato psicológico, convirtiéndose esto en paso libre para el femicidio.
“Estamos en un Estado patriarcal con un machismo desproporcionado, con un mal entendimiento de las relaciones entre hombres y mujeres, es un contexto donde los hombres se creen dueños del cuerpo de las mujeres, repitiéndose este tipo de actos debido a la impunidad”, dijo en entrevista con Criterio.hn Margarita Bueso, coordinadora de ONU Mujeres.
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EL MENSAJE ES IMPUNIDAD PARA LOS FEMICIDAS
Las diversas tipologías de violencia se repiten debido a la impunidad, a tal extremo que solo el 3% de los femicidios son llevados a juicio, compartió Bueso.
Ante el sombrío escenario la representante de ONU Mujeres resaltó: “no puede ser, porque entonces el mensaje del Estado es que si comete un hecho de esta naturaleza es que no va a pasar nada. Hay que hacer una pedagogía muy amplia desde la escuela y a nivel nacional en todos los sectores para entender que la violencia contra la mujer no es natural”.
Actualmente, con el motivo de amedrentar y evitar que las víctimas expongan al agresor, estos atacan y amenazan no solo a las mujeres, sino que también a la familia, de hecho, muchos asesinan a la cónyuge, a los hijos y demás familiares.
Uno de esos casos de violencia que no fue atendido y terminó por convertirse en femicidio sucedió recientemente. Amelia León, madre de Lisbany León, murió luego de quedar postrada en una cama al ser golpeada con un teléfono en el rostro por José Fredy Luna Valle, quien era el exnovio de Lisbany.
Lisbany reprochó que fue atroz la forma en que José Luna le arrebató la vida a su madre y que así también podría quitársela a ella, puesto que sigue libre, como si fuera inocente, pese a que lo denunció en varias ocasiones. En la última oportunidad, las amenazó con un machete, entró por la fuerza a la casa de Lisbany y las golpeó, de tal forma que terminó con la vida de Amelia León.
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Lisbany denunció que la Policía Nacional jamás actuó en contra del femicida, quien la violentó de distintas maneras, con violencia doméstica y abuso sexual.
Eva Sánchez, directora de la organización intibucana “Las Hormigas”, señaló a Criterio.hn, que las mujeres están denunciando, pero sin obtener respuesta, provocando que queden más desprotegidas.
“Los agresores piensan que no pasa nada, entonces las amenazan y el riesgo en el que ellas quedan es mucho más grande, produciendo que haya mujeres que no quieran denunciar al expresar que de todos modos no habrá respuesta”, reprochó Sánchez.
El femicidio es la expresión más extrema de la violencia contra las mujeres, siendo Honduras uno de los países con las tasas de muertes violentas de mujeres más altas del mundo. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el nivel de impunidad en femicidios en Honduras es del 90%.
