Por: Viena Hernández
Edicion: Emy Padilla
Fotografía: Guillermo Burgos
Tegucigalpa. – Un ambiente de fervor patrio sin precedentes, muestras de cariño, altas expectativas, la sensación de triunfo y esperanza, logró reunir a miles de hondureños en Tegucigalpa. Multitudes llegaron desde la noche del 26 de enero al Estadio Nacional, otros esperaron emocionados desde muy temprano en la Ermita de Suyapa, donde inició el recorrido que llevó al magno evento de la investidura presidencial de Xiomara Castro (2022-2026).
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Según la programación de la toma de posesión, Castro llegaría a las 8:30 a la Ermita de Suyapa, sin embargo, esto ocurrió hasta las 9:40 de la mañana. Antes de su llegada, el diputado e integrante de la Junta Directiva paralela del Poder Legislativo de la facción que apoya a Castro, Rasel Tomé, se hizo presente.
Tomé dijo a Criterio.hn que el gabinete de Castro no se alejará del pueblo, porque el poder ahora será de la ciudadanía: “Somos la voz del pueblo, no nos detiene la oligarquía ni grupos de poder”, con esas palabras, luego de conversar un rato con los medios de comunicación, ingresó a la liturgia especial de la iglesia católica.
Minutos más tarde, la población saludaba al sociólogo Milton Benítez, quien forma parte del gabinete de Castro, como ministro asesor en materia de comunicaciones de la presidencia. Con lágrimas en los ojos, Benítez destacó que ha luchado durante nueve años y manifestó estar orgulloso de sus hijos, quienes lo han acompañado con paciencia.
Por fin se acercaban las motorizadas de la Resistencia Popular, con las bocinas anunciando que se aproximaba Castro junto a varios elementos de seguridad que la resguardaban. En ese momento, iniciaron los gritos de alegría, al unísono las consignas, algunos con lágrimas manifestaban que querían ver a la presidenta.
La camioneta la conducía su esposo, el expresidente Manuel Zelaya Rosales, quien fungió en el cargo para el periodo (2006-2010), mandato que no culminó debido al golpe de Estado del 28 de junio de 2009, que irrumpió el orden constitucional y trajo consigo una crisis política, social y económica que ha flagelado a los hondureños durante los últimos 12 años.
La pareja presidencial, bajó las ventanas del vehículo para saludar a la población que los vitoreaba y daba la bienvenida con entusiasmo. Una avalancha de personas traspasó en ese momento las vallas de seguridad que dividían los predios de la Ermita y la calle de acceso. La algarabía fue estridente, pasaron varios minutos para que Castro pudiera bajar del vehículo e ingresar a la iglesia.
XIOMARA CASTRO RECIBE BENDICIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA
Aunque la Constitución de la República establece que Honduras es un Estado laico, Castro, como parte del protocolo, antes de su investidura, recibió la bendición de Dios en la iglesia católica, misma que apoyó la interrupción del orden constitucional que sacó del poder a su esposo y apoyó los gobiernos que engendró el golpe de Estado.
Sin embargo, la Constitución también reconoce la libertad de culto y a esto se suma que parte de la población opina que Xiomara debe pedir dirección de Dios para que su gabinete y su gobierno “tengan sabiduría y tomen las mejores decisiones en beneficio del pueblo”, así lo manifestó, doña Genara Rodríguez, integrante incansable de la Resistencia.
Genera llegó en mototaxi hasta la Ermita, en memoria de su esposo, quien dirigió la coordinación de Libre en el barrio Flores de Oriente, ella y su familia han apoyado al partido Libre pese a las dificultades y obstáculos de más de una década.
Entre las multitudes, también destacó el testimonio de doña Betsey Ferrera, quien contó que pidió a la virgen de Suyapa que Xiomara Castro ganará las elecciones generales. “Mis plegarias se concedieron, sufrimos gaseadas y toleteadas, pero ahora tenemos una presidenta que apoya a los pobres, queremos que no se olvide de nosotros”, dijo la fiel militante, originaria de Orocuina, Choluteca, zona sur de Honduras.
Luego de unos minutos, Castro salió de la Ermita, subió en la paila de un Jeep blanco, decorado con banderas de Honduras azul turquesa, junto a su esposo Manuel “Mel” Zelaya, para saludar a los presentes. De esta forma, una caravana de personas los siguió por el bulevar Suyapa hasta el Estadio Nacional Tegucigalpa, inaugurado el 15 de marzo de 1948, por el dictador Tiburcio Carías Andino.
Afuera del estadio, filas de personas seguían intentando ingresar, algunos estaban molestos y esperando que abrieran de nuevo los portones, otros esperaban tranquilos y escuchaban emocionados el discurso de Xiomara Castro a través de la radio o televisión de las viviendas cercanas.
Decenas de vendedores ambulantes aprovecharon para ofrecer comidas, dulces, frutas y otros productos como camisetas y banderas, varios señalaron que las ventas no habían sido malas, sobre todo para los que llegaron desde la mañana o desde ayer, cuando arribaron buses con personas del interior del país, según comentaba don Miguel Fernández.
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Entre el bullicio de la gente y en medio de la celebración, un grupo de hondureños protestó exigiendo la liberación de los ocho defensores de Guapinol, privados de su libertad desde hace 29 meses por su oposición a un proyecto minero en la zona núcleo del Parque Nacional Carlos Escaleras.
¡LLÉVENSE A JOH, LLÉVENSE A JOH! PIDEN A HARRIS
La toma de posesión de Castro fue del interés de la prensa nacional e internacional que masivamente llegó al recinto deportivo para no perderse ningún ángulo de la ceremonia protocolaria, de principio a fin.
Justo afuera del Estadio Nacional, el periodista freelance de Inglaterra, Sean T. Hawkey, comentó a Criterio.hn que ha estado registrando los acontecimientos sociales y políticos de Honduras desde el golpe de Estado.
El comunicador manifestó que era un poco irreal el contexto de este día, ya que “los mismos señores de la Policía que antes gaseaban, toleteaban y desaparecían gente, ahora son parte de la seguridad de un nuevo gobierno”.
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Otro hecho que llamó la atención fueron los gritos de alegría, saludando a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, representante del país que antes apoyó el golpe de Estado, avaló dos gobiernos fraudulentos y mantuvo cercanía con el exmandatario Juan Orlando Hernández, cuando Donald Trump presidía la Casa Blanca.
No obstante, los gritos de al menos 40 mil personas hacían una petición muy clara a Harris: ¡Llévense a JOH! ¡Llévense a JOH!, gritaban justo cuando la delegación estadounidense ingresó al estadio para presenciar la investidura de Castro.
La seguridad se fortaleció con la llegada de Harris, los contingentes policiales obstruyeron la entrada de los portones para que las personas no pudieran acercarse demasiado. Así, el poderío estadounidense se impuso, en un país pobre, pero neoliberal, con una masa poblacional con ideales muy distintos a los que pregona Libre, pues su militancia más férrea y sus estatutos aseguran ser una institución antimperialista.
La fiesta cívica continuó dentro del Estadio, donde Castro dio su discurso y contó a Honduras y al mundo los desastres que dejan 12 años de gobiernos impuestos por el poder.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas