La batalla por la justicia

Que todo cambie ¿para que no cambie nada? Y otras preguntas

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

Como cuando pasan los bandidos de noche, Ya empezó la «latidera» –cavilo- o cuando arranca una carrera canina, al asomarme, a lo que luego de comenzar la campaña me cuentan que dicen los medios que dicen los activistas. ¡Los disimulos y las hipocresías! Adentro. Hacia fuera la proliferación de insultos, falsificaciones, burlas, encuestas simuladas, la argucia de retadores inflados para desestimar al rival. Una ama de casa, se burlan, pero luego ¿un payaso? ¿un recolector de basura y un lavador? ¡Ah caray! ¿Todas las calumnias tienen grano de veracidad? Aunque el recogedor sea dueño del vehículo y el lavador se entienda como víctima y haya expiado sus culpas y la madre de familia también sea una líder latinoamericana. Y diga Xiomara que hay que cambiar el modelo que genera miseria, que devasta los recursos y genera injusticia, inseguridad, conflictividad e inestabilidad.

El cambio, aseguraba don Nicolás, es difícil. Pero en Honduras hoy ¡todo el mundo quiere un cambio! Solo tres fieles ciegos del círculo interior quieren refrendar a JOH disfrazado de enfermero. No lo avala ni siquiera la campaña de su Partido… y es que -como decía Hobbes- la obligación del vasallo con su príncipe llega hasta donde alcanza la protección, no más- y JOH ya ni trata de  proteger a nadie más que a su propia fama, desahuciada sombra,  y no puede prevenir la afrenta implícita. Retumba por doquier su canción, ya casi un himno, que quiere refutar nuestra, equivalente de Macario. Es pa` jueraque vas. Pero modificada. La machacona letra de súmate Cachureco, ¡Cachureco! tratando de transmutar el mote en punto de orgullo, con un verso nuevo.

Nasry Asfura ¡es diferente! repite, la nueva letra de la melodía, reciclada en el spot. Ciertamente ¿nadie habla el inglés como él? Y es fácil entender que quieran pasar por alto (no es albur) a Juan Orlando. No haría falta contrastar a Asfura, por ejemplo, con Xiomara. Supuestamente ¿no es corrupto, como JOH? ¿No es narco ni socio suyo? ¿No es autoritario y despiadado como JOH? Se quiere convencer al cachureco fiel que, mayoritariamente, también sufre las consecuencias del latrocinio y la incompetencia, de que no se trata del mismo gato un poquito menos revolcado. Por maña, arte y gracia de la misma canción, la de siempre, la de antes, la de Juan, Nasry ¿es diferente? También los nacionalistas quieren cambiar, pero solamente cambiar a Juan.

Esa es la línea, contra aquello de que todos son iguales o no. Quizás, pero también muy parecido, Asfura que es afecto a y acostumbra a hacer negocios privados con la cosa pública. Aun cuando se le ha conminado para que renuncie a concesiones obtenidas con ventaja, y sin que quede claro el origen del financiamiento, Nasry es dueño de la empresa que recoge la basura en la capital, y de la que acopia la basura en San Pedro Sula. Desde el 7 de abril de 2014, a ningún efecto, Marcia Facussé, su prima, anunció ante el Concejo Central Ejecutivo del PL que -por esa razón- estaba exigiendo su renuncia de Tito, para la candidatura a la alcaldía del Distrito Central.  Al menos es bien conocido que SulAmbiente es parcial propiedad de este colombiano dueño de EEH, que, a partir de cero, sin herencia, acumuló un Potosí, ligado al contrabando, las drogas y los paramilitares. Y Nasry es fidedignamente el mismo denunciado por el CNA, y encausado e imputado, por la unidad especializada de la fiscalía contra la corrupción, por desviar fondos de la comuna, a cuentas personales y fines ilegales.

Se alegó, claro inmediatamente, que la acusación era una maniobra política de sus adversarios a lo interno del Partido Nacional. Y se le exculpó misteriosamente, ya en medio de su lanzamiento como candidato. Al final, el Partido Nacional y la mancha brava se han alineado. Disponen de formidables recursos para la campaña y del patrocinio del Estado, la vacuna regalada, los programas asistenciales y de beneficencia pública. No es que los van a comprar, sino que los tienen comprados. Igual los liberales quieren un cambio, mejorar un poco el desempeño de las últimas campañas, con Rosenthal, pero no van a cuestionar al neoliberalismo. Sería un logro enorme, elegir una bancada capaz de negociar el fiel de la balanza, aunque es más probable que lo consiga Nasralla. Como hace 200 años antes de la Independencia, Centroamérica se llenó de vascos, catalanes y navarros, astutos y laboriosos  como Juan Aycinena, en el siglo XX, vinieron árabes y judíos a comerciar, y hoy controlan también la banca, y las industrias estratégicas, en redes o grupos fácticos, que devienen -dice Ethel García- facciones políticas. ¡Ahí está! El indio JOH fue el peón que les salió chaneque, guayo, ladino, taimado y bribón. 

Nasralla también se vende como cambio, dizque contra la corrupción que, aunque los buenos son mas, achaca a todos los demás. No quiere alterar la relación de dependencia y vasallaje con los Estados Unidos porque asegura que es intocable, o inevitable. Y no quiere afectar a los círculos empresariales que le explicaron que, en esta democracia, el presidente lo ponen ellos. A la hora de invertir en él, los corporativos le han endilgado al diestro Pedro, para que le administre, y pregone que los malos son todos los demás por no facilitarle el trámite, y que él –Nasralla- es diferente ¿otra vez? Es la contradicción ¿de quién? ¿De Papi? (Cuyo lanzamiento, Salvador anunció que lo haría deponer su propia candidatura, como anuncia cada día que hará, como ya antes renunció  ¿dos veces? Porque él tiene sus dólares a salvo.) Tampoco quiere cambiar al sistema político o el modelo económico, salvita. ¡Sino poner gente linda nueva! Dice. En las planillas locales y al congreso, llenas de infiltrados, que no le inscriben. Pero justamente el modelo ha fracasado y el sistema es el que produce la corrupción, la plutocracia con que sectores de poder económico compran -con las campañas- a los actores políticos. ¿O no? ¿Cómo comprenderlo, ante la falta de análisis o propuestas, de planteamientos sobre la problemática nacional y las soluciones? ¿Será difícil escoger entre estos perfiles?

¿De tres plutócratas y una señora que abandera el plan de la democracia social de Mujica y Correa, hacia el desarrollo compartido? ¿Entre tres pálidos levantinos de segunda generación y una catracha mestiza, patepluma? ¿Entre tres dizque empresarios (contaminaditos) y una luchadora de la barricada, que se pone sin miedo frente a los fusiles, aunque es fina dama, de corteses modales y sólido temple? ¿Cuál será el cambio verdadero, Ciudadano? ¿Cuál será la Ruta? ¿La opción moral? ¿Por donde, con quién hay que enfilarnos para cambiar qué cosas?

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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