La posibilidad de derrocar a JOH está planteada en el escenario político. Pero ello sólo será realizable con el cumplimiento de dos grandes tareas previas.

 

Por: PST Honduras

La primera tarea es doblegar a las Fuerzas Armadas a través de una insurrección total que agote física y moralmente a las milicias que sostienen a JOH. El gobierno de Juan Orlando vive un período de gran inestabilidad y fragilidad en el plano nacional. La principal institución que lo está sosteniendo en esta coyuntura son las Fuerzas Armadas. Por eso es crucial el desarrollo de una insurrección total, un levantamiento violento de todo el pueblo y en todas partes, en cada municipio, aldea, en los barrios más importantes y parando labores en todas las empresas. La tarea es movilizar todas las fuerzas para paralizar la economía nacional cerrando el acceso de las principales carreteras, fronteras, aeropuertos y ocupando los ministerios más relevantes para el funcionamiento del gobierno hasta la caída del dictador.

Hay que organizar un nuevo ascenso insurreccional como los paros nacionales que se produjeron el 27 de noviembre y los del 01 y 15 de diciembre donde millares de manifestantes paralizaron al país en incontables puntos, demostrando que se puede superar la capacidad represiva del Estado.

Entre mayor sea la fortaleza del Paro insurreccional mayor será la probabilidad de neutralizar a las fuerzas armadas y con ello lograr la caída de JOH. Urge entonces la preparación de auto defensas en cada barricada y piquete para repeler la represión policial y militar; es necesario disuadir a la fuerza pública de que cada acción represiva tendrá una respuesta del movimiento insurreccional.

La segunda tarea del movimiento de masas es política. Para triunfar en esta lucha hay que rebasar a la dirigencia timorata de la Alianza de Oposición, quienes han vacilado en numerosas ocasiones, y en los momentos más cruciales de esta etapa de lucha. Desmovilizando con esto los paros nacionales que se realizaban en las fechas antes mencionadas, bajo la excusa de respetar las fiestas de fin de año. Han planteado, además, que la lucha debe de ser pacífica, cuando ya nos han asesinado a cuarenta compañeros; han ordenado que se levanten las barricadas y que se permita el tránsito de los carros de valores para que los pobres banqueros tengan efectivo en sus bóvedas. Han solicitado a pobladores levantar tomas de carretera para que se permita el paso de los productos de grandes burgueses, y evitar así que estos pierdan sus ganancias. Todo esto ocurría en el momento justo en el que las masas tenían acorralada a la burguesía, a JOH y cuando las FFAA perdían su capacidad de reprimir.

Pero la Alianza no se quedó ahí, desde que inició la insurrección popular ha centrado sus esfuerzos en que la OEA intervenga a favor suyo. Ahora los dirigentes de la Oposición han salido con el cuento de que estarían de acuerdo en participar y promover un diálogo con JOH sólo si es mediado por una “personalidad” nombrada por la ONU o la OEA, mismos organismos que sostienen el fraude en plano internacional.

Todo parece indicar que la cúpula de la Alianza se conformará con los 30 diputados obtenidos por LIBRE, y los 4 bajo la bandera del PINU, y no avanzarán más allá en la defensa de su triunfo electoral. Algunos de ellos hasta ya se dan por derrotados sin haber movido ni un dedo para profundizar la crisis del régimen. Ya los escuchamos nuevamente expresar que vienen cuatro años de ingobernabilidad para JOH, cuando el pueblo no quiere eso. Las masas ya demostraron estar dispuestos a derrocar al candidato impostor, sin esperar un día más.

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Todos estos hechos nos demuestran que es necesario superar a esa conducción oportunista y vacilante. A esta insurrección que se debe organizar, hay que darle una dirección consecuente, por eso hemos expuesto la necesidad de organizar una Coordinadora Nacional de lucha Contra el Continuismo -CNCC- cuyo propósito central será hacer caer la dictadura cachureca que dirige JOH.

La CNCC debe estar integrada por organizaciones probadas en la lucha; empezando por representantes de los Comités Barriales de Lucha -CBL-, organizaciones del movimiento obrero, representantes del movimiento de mujeres, el COPINH, OFRANEH, MADJ, COPA, MUCA, Mesa de Indignados, la Juventud y el Movimiento Estudiantil, entre otros. Su funcionamiento debe de ser completamente democrático, organizando el Paro nacional desde la base en asambleas de cada sector social. Seguramente una conducción consecuente y apoyada en la fuerza de decenas de miles de luchadores y luchadoras ya hubiera tumbado a Juan Orlando. Ese es el camino que debe transitar la CNCC.