Por: Kelly Ortez
Edición: Emy Padilla
Fotos: Jorge Burgos
Gráficos: Guillermo Burgos
Según médicos psiquiatras, consultados por Criterio.hn, el 70% de los hondureños han padecido o padecen de enfermedades psiquiátricas. Esta cifra suena alarmante y desproporcionada frente al número de médicos y hospitales especialistas, pues en Honduras sólo existen tres hospitales psiquiátricos donde en los últimos cinco años se ha atendido a apenas 29,206 pacientes, según cifras oficiales proporcionadas a este medio de comunicación.
Los centros psiquiátricos afrontan un grave problema de abandono que se refleja en la pésima infraestructura, déficit de personal, y aunque los pacientes, con los que conversó Criterio.hn, dicen que les han brindado los medicamentos, reclaman que estos son entregados una vez al mes mientras las citas las brindan cada seis meses.
Tegucigalpa, Honduras. – Miles de hondureños sufren en silencio a causa de las enfermedades mentales que padecen sin acudir a tratamientos médicos debido a factores como: desconocimiento, estigmatización, y falta de recursos económicos, para acudir a un hospital o clínica privada, porque en el país sólo hay tres hospitales psiquiátricos públicos.
Algunas personas tratan de maquillar el malestar consumiendo estupefacientes, mientras otros desencadenan síndromes mayores que, incluso, terminan en suicidio o desarrollo de afectaciones que los llevan a cometer actos de violencia contra extraños y hasta atentar contra su vida o la de sus mismos familiares.
En las calles a diario se puede observar peleas entre hondureños denotadas por agresividad acumulada, además de aberraciones como violaciones sexuales a menores y asesinatos, como parte de la extensa gama de afectaciones en la salud mental, según psiquiatras abordados por este medio de comunicación.
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AL BORDE DE LA MUERTE
Criterio.hn buscó testimonios, entre estos el de Ana (nombre ficticio), ella fue un claro ejemplo de cómo un episodio, aparentemente inofensivo de tristeza, puede traer como consecuencia la muerte.
La hondureña cuenta que, al perder, de manera paralela, su empleo y una relación sentimental de cinco años, se adentró en una profunda etapa de ansiedad y depresión, que al principio fue solventada con la ingesta de alcohol y uso de tabaco.
La joven de 30 años, da una rápida mirada al pasado y recuerda los días más oscuros de su vida, tras una crisis que se desembocó al presentar pensamientos negativos, al sentir que su vida había fracasado. A ello se le sumaba el fin de una relación con su entonces pareja, que, aunque era manipuladora y agresiva, ella tenía una fuerte dependencia emocional.
“Estuve casi un año sin dormir, con cuadros de depresión, en el día trataba de ocupar mi tiempo buscando trabajo y viendo cómo pagaba las cuentas debido a que en ese tiempo vivía sola, mientras en las noches, no dormía de los cuadros de ansiedad”, recordó Ana.
Continúa narrando que por un año estuvo sumergida en la situación antes expuesta hasta que un amigo que trabajaba en un hospital público, le consiguió una cita para iniciar un proceso psiquiátrico.
Con cierto dolor recordó el episodio más fuerte de su vida cuando, pese a los tratamientos médicos y los estupefacientes que seguía consumimiento, llegó a un punto en el que intentó suicidarse, al cortarse las venas.
“En esa ocasión, tras intentar cortarme las venas, enseguida llamé a la psiquiatra que me estaba tratando y me dijo que, si podía llegar al hospital, esa vez como pude tomé un taxi, me fui y me internaron ahí. Recuerdo que me sedaron y amarraron, que me quedé dormida hasta el día siguiente”.
Recordó que por la mañana miraba a las personas internas, unos en bata, retraídos en un espacio donde lo único que había era una recóndita sala. Confesó que permanecer ahí fue una experiencia muy desagradable.
“Nos levantaron temprano a bañarnos, eran cuatro duchas seguidas sin ninguna división, todos nos podían ver, aun así, me bañé y luego fui a desayunar, para comer sólo podíamos usar los dedos porque una cuchara y un tenedor podía ser peligroso”.
La mala sensación no quedó ahí, luego que la llevaron al patio, tuvo un altercado con una de las internas que tenía un proceso judicial, quien, según contó, buscaba enfrentamientos con los pacientes recién ingresados.
Finalmente, luego de tres días, se le brindó el alta médica y pudo regresar a su casa, donde permaneció sola nuevamente, pero un poco recuperada tras el internamiento.
Ana siguió asistiendo a consulta una vez por semana, en una sesión de 15 minutos, mientras recibía los medicamentos, valpakine, rebacin y clonazepam, una vez al mes.
Pero con la llegada de la pandemia de la covid-19, se le dificultaba acudir al lugar, hasta que abandonó el tratamiento, “la última vez que fui al hospital por medicina fue en abril de 2020, después no regresé más por las largas filas a la hora de recoger los medicamentos, esa última vez estuve de nueve de la mañana hasta las tres de la tarde, de ahí, dejé de acudir”. Y agregó que: “poco a poco fui recuperándome, aunque sí a veces siento que necesito la terapia, pero eso requiere tiempo que de momento no tengo”, expresó mientras se retiraba de la sala donde nos contaba su historia.
ENTRE EL LUJO Y LA DESESPERACIÓN
Así como Ana, cientos de pacientes acuden en busca de asistencia psiquiátrica en los tres hospitales públicos destinados para tratar estas afectaciones, a muchos les ocurre lo mismo que a Ana y pasan largas horas haciendo fila en busca de sus medicamentos.
Para el caso, las protestas en el hospital Mario Mendoza de Tegucigalpa son recurrentes, tanto el personal médico por falta de pago como de los pacientes reclamando medicamentos. Ante esa deficiencia a los hondureños no les queda otra salida que recurrir a una clínica privada para solventar su necesidad.
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Sin embrago, buscar asistencia en una clínica privada no está al alcance de todos, debido a que el costo de una consulta de 20 minutos, anda en al menos 800 lempiras, mientras los tratamientos tienen un costo de al menos cinco mil lempiras y los medicamentos entre 1,000 y 3,000 lempiras, según el estándar de la clínica.
HACINAMIENTO Y DEFICIENTE INVERSIÓN EN INFRAESTRUCTURA Y PERSONAL
Con el incesante sol, a la una de la tarde, se puede observar en el Mario Mendoza filas de hasta 30 pacientes, con distintas patologías mentales, todos se encuentran dispersos en un área con árboles y bancas de cemento, a la espera de ser llamados por el alto parlante, y así acudir a la consulta médica.
La mayoría se encuentran retraídos en sus propios pensamientos, unos viendo a la nada, otros juegan con sus manos, mientras otro se pasea con una rama de un árbol.
El equipo de Criterio.hn ingresó Hospital Psiquiátrico Mario Mendoza, ubicado en la capital Tegucigalpa, para conocer la situación que afronta el centro asistencial en cuanto a personal, infraestructura y medicamentos.
Gerson Gómez, miembro del sindicato del hospital nos acompañó en un recorrido por el lugar, la primea área de camino fue la sala de espera y constatamos que en virtud de su reducido espacio los pacientes deben esperar afuera, muchas veces expuestos al sol y la lluvia.
HACINAMIENTO Y FALTA DE PERSONAL
El empleado sanitario nos comentó que debido a estas condiciones se han presentado episodios en los que los pacientes desencadenan en crisis de ansiedad. Esta misma situación se presenta en las salas de internamiento.
“Aquí hay un hacinamiento grande, porque la capacidad instalada en la sala de varones es de 47 y hay 60, y de esos 60, 27 son privados de liberad y para las mujeres la capacidad es de 47 y hay 50 “, precisó Gómez.
En virtud de que 27 de los 60 pacientes internos son privados de libertad expuso la necesidad para que dentro de los centros penitenciarios se construyan clínicas psiquiátricas porque el hecho de permanecer todos los pacientes juntos representa un grave peligro, porque muchas veces son amenazados, golpeados y hasta extorsionados por los privados.
Contó que a diario hay agresiones hacia los empleados por factores como, desesperación por aglomeración de personas y déficit de personal, “no se tiene condiciones para ser un hospital, tiene tiempo de no ser pintado, las paredes rajadas y despegados y el cielo falso igual”, criticó Gómez mientras mostraba las deficientes condiciones de infraestructura del hospital Mario Mendoza, ubicado a un costado de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y a pocos metros del Hospital Escuela.
DÉFICIT DE PERSONAL
Entre tanto, el presidente del sindicato de hospitales psiquiátricos de Honduras, Mario Rojas dijo en entrevista con Criterio.hn que los dos hospitales psiquiátricos de Tegucigalpa son limitados para una población psiquiátrica que se ha incrementado luego de la pandemia de la covid-19.
“Por lo menos debería haber cuatro hospitales psiquiátricos en Honduras, distribuidos en los cuatro puntos cardinales del país, porque no es posible que una persona del oriente y occidente se tengan que movilizar hasta Tegucigalpa, para poder recibir una atención”.
Ante este panorama Rojas recomendó al gobierno la construcción de un nuevo hospital psiquiátrico, debido a que la población crece y los fenómenos que generan afectaciones mentales continúan.
Además, pidió crear una clínica psiquiátrica en los juzgados para atender a los privados de libertad y no abarrotar los hospitales existentes, también la contratación de más personal, ampliar el número de consultas en otros hospitales, debido a que, por ejemplo, el hospital Juan de Dios, sólo tiene consultas externas en psiquiatría.
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CON MEDICAMENTOS, PERO CON CITAS PROLONGADAS DE HASTA SEIS MESES
Durante el recorrido Criterio.hn conversó con algunos de los pacientes para conocer si han podido reclamar los medicamentos de las recetas brindadas por los médicos.
Para el caso doña Juana Francisca Vaquedano, acudió para acompañar a su hijo Delmer Nahún Vaquedano, ambos se trasladaron desde Pueblo Nuevo, en el municipio de Cedros, Francisco Morazán, en busca de los medicamentos, valpakine y fenitoína, los cuales, dijo, les fueron entregados.
“Salimos de la casa desde las siete de la mañana y llegamos aquí a las once de la mañana, y gracias a Dios encontramos todo lo que buscamos, a él le dieron el medicamento para un mes”, expresó doña Juana al tiempo que agregó que la principal dificultad que afronta es la tardanza en la asignación de las citas debido a que se las están dando cada seis meses.
“Antes de esta cita del 23 de agosto, la última fue en abril y antes de esa en septiembre del año pasado”, comentó la hondureña.
La misma experiencia narró otra de las pacientes con las que conversó este medio digital, la joven Vanesa Álvarez buscaba el medicamento clonazepam y quetiapina, los cuales se les brindaron como tratamiento para su padecimiento de ansiedad y falta de sueño.
La capitalina se trasladó desde la colonia los Laureles para adquirir los medicamentos, “esta vez fue todo rápido, en comparación de otras veces que hay que hacer largas filas para adquirir los medicamentos que son para un mes”.
Al igual que el paciente antes abordado dijo que el principal problema radica en la extensa distancia de las citas que casi siempre tardan de tres a seis meses y la consulta dura alrededor de 15 minutos.
HOSPITALES EN CIFRAS
El presupuesto para la Secretaría de Salud, para el ejercicio fiscal de 2023 se estableció en 26, 638, 801, 518 lempiras, lo que representa un aumento del 8% en relación al 2022 que era de 24, 735, 082,455 lempiras.
Actualmente Honduras cuenta con tres hospitales psiquiátricos: el Mario Mendoza, el Santa Rosita, ambos ubicados en Tegucigalpa y el Juan de Dios en San Pedro Sula, donde en los últimos cinco años se han atendido 29, 206 consultas, según datos obtenidos por Criterio.hn con base a peticiones de información pública.
El hospital Mario Mendoza se creó en 1973, tiene una capacidad hospitalaria de 65,000 atenciones por año, tiene bajo contratación a 25 psiquiatras.
En los últimos cinco años ha atendido 12, 038 consultas siendo el 2019 el año de mayor demanda con 3,517 consultas, seguido de 2022 con 3,071, luego 2021 con 2,664 y el año con menor atenciones fue el 2020 con 1,479, año de la llegada de la pandemia de la covid-19 y hasta agosto de 2023 se habían atendido, 1,307, según datos obtenido por Criterio.hn.
Mientras el hospital Juan de Dios de San Pedro Sula, al igual que el hospital Mario Mendoza gestionó la mayor cantidad de atenciones en 2019, con 5,673, seguido de 2021 con 1,998, 2020 con 1,947, 2022 con 1,746 y 1,003 en 2023.
Este centro asistencial, inició como una iniciativa privada el 7 de enero de 2008, pero empezó a trabajar con el Gobierno de la República a través de la Secretaría de Salud en febrero de 2016, cuenta con siete médicos psiquiatras y tiene asignado un presupuesto de 31, 000,000.00 lempiras.
De su lado el hospital psiquiátrico Santa Rosita, ubicado en el valle de Amarateca a seis kilómetros de Tegucigalpa, fue creado en 1946, cuenta con 18 psiquiatras, en los últimos cinco años ha atendido 4,801 casos bajo distintas enfermedades.
PROYECTOS EN SALUD MENTAL SIGUE EN AGENDA, SIN FECHA DE INICIO
Sobre el tema, el diputado del Partido Salvador de Honduras (PSH) y vicepresidente de la Comisión de Salud del Congreso Nacional, Román Morán, dijo en entrevista con Criterio.hn que el Poder Legislativo ha visualizado la problemática y ha colocado en la agenda la creación de una ley de protocolo y atención en prevención en escuelas y colegios sobre enfermedades psiquiátricas.
Además de impulsar el plan nacional y una campaña de salud mental, dijo que se pretende trabajar en conjunto con instituciones estatales como la Secretaría de Salud e indicó que una de las primeras acciones será sostener, en primer término, una reunión con las autoridades de los hospitales psiquiátricos.
Morán apuntó que también se pretende incrementar el presupuesto de la Secretaría de Salud, que en la actualidad es superior a los 26 mil millones de lempiras. Según expertos en salud los fondos deberían ampliarse en al menos entre 32 mil a 42 mil millones de lempiras. Aunque el congresista no detalló las fechas para abordar dichos proyectos que, según él, forman parte de la agenda del oficialismo.
PROMESAS EN SALUD MENTAL
La salud mental fue una promesa de la presidenta Xiomara Castro, en su plan de gobierno para refundar Honduras 2022-2026 el cual reconoce la desatención en salud, sobre todo la mental.
El plan establece que se definiría el 1.75% del presupuesto de salud para servicios de salud mental, y de este el 88% por ciento, para los de tres hospitales psiquiátricos, y el 12% para para servicios de salud mental.
La salud mental fue una promesa de la presidenta Xiomara Castro, en su plan de gobierno para refundar Honduras 2022-2026 el cual reconoce la desatención en salud, sobre todo la mental.
El plan establece que se definiría el 1.75% del presupuesto de salud para servicios de salud mental, y de este el 88% por ciento, para los de tres hospitales psiquiátricos, y el 12% para para servicios de salud mental.
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FALTA DE INTERÉS GUBERNAMENTAL
El médico especialista en psiquiatría, Javier Uclés dijo, a Criterio.hn al analizar la compleja situación por la que atraviesan los hospitales psiquiátricos y los pacientes de estos, que el gobierno desconoce y no tiene interés en realizar esfuerzos en la mejora de la problemática.
Lo anterior debido a que los únicos tres hospitales psiquiátricos públicos se encuentran en permanente abandono, lo que se evidencia en la ausente capacidad hospitalaria, donde sólo se interna a una persona si está en estado grave, conocido como psicótico.
A lo anterior se suma la poca disposición de médicos psiquiatras, “no sólo se trata de llenar de medicamentos a los pacientes sino de brindar un tratamiento y seguimiento adecuado y de calidad”, apuntó el experimentado médico.
Destacó que la salud mental en Honduras se debería abordar bajo tres aristas claves que son: la prevención, desde las escuelas y colegios, seguido de la detección desde los centros de salud u hospitales públicos y en caso de una afectación mayor comenzar un proceso de curación.
Bajo el esquema de prevención, detección y curación debería estar apostando el gobierno, además contratar por lo menos un psicólogo en cada centro de salud y escuela y acercar la atención psiquiátrica a la zona sur, norte, oriente y occidente de Honduras, recomiendan psiquiatras.
CAMPAÑA DE SALUD MENTAL
De su lado el psiquiatra Juan Carlos Munguía apuntó que uno de los factores que impide que los hondureños acudan a un tratamiento mental es la lejanía debido a que los hospitales psiquiátricos públicos se encuentran concentrados en la capital, por lo que el occidente, oriente, norte y sur quedan en el abandono.
Ante esta dificultad, a los pacientes les queda dos alternativas: o se tratan en un centro asistencial privado, que tiene un elevado costo, dependiendo del tratamiento médico y medicamentos o dejan el problema en el olvido, lo que más tarde puede ser perjudicial y desencadenar pensamientos suicidas o desatar cuadros de violencia que terminan en homicidios.
Ante ello Munguía, enfatizó la urgencia de la creación de una campaña de salud mental, tal como la ha prometido el gobierno, en la que participen autores como la Secretaría de Salud, Secretaría de Educación, Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Asociación de Municipios de Honduras (AMHON), y medios de comunicación.
“Es importante realizar un trabajo coordinado para abordar la problemática, brindándole más presupuesto, para contratar psiquiatras, mejorar la infraestructura de los hospitales, un psicólogo en cada escuela y centro de salud”, apuntó Munguía.
El médico recomienda, además, el uso de la tecnología a través de la telemedicina y sobre todo crear políticas públicas en salud mental.
La esperanza en realizar mejoras en los hospitales psiquiátricos sigue vigente, los pacientes siguen pidiendo más médicos, ampliación y mejores servicios. De esta manera pacientes como Ana podrán acudir a terapia y mejorar sus pensamientos y como consecuencia el rumbo de su vida.
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Periodista comprometida con Honduras, amante de los animales, las letras y la justicia. He escrito para medios nacionales e internacionales, creo fielmente que desde esta trinchera se puede incidir para lograr verdaderos cambios en favor de los sectores más vulnerables. Ver todas las entradas