Tegucigalpa.-El pleno de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ratificó la extradición del expresidente Juan Orlando Hernández, acusado por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York por suponerlo responsable de tres delitos relacionados al tráfico de 500 mil kilogramos de cocaína, tráfico de armas y conspiración para usar dispositivos destructivos.
El portavoz de la CSJ, Melvin Duarte afirmó que por el cargo de conspirar para el tráfico de drogas los magistrados votaron en unanimidad. Mientras que, por los otros dos cargos, arriba mencionados, la votación fue trece a dos.
Al ser consultado sobre quiénes eran los dos magistrados que votaron en contra, Duarte afirmó que no le correspondía a él dar esa información, pero aclaró que será algo a lo que se tendrá acceso una vez el juez natural, Edwin Francisco Ortez Cruz, se pronuncie al respecto.
La defensa de Juan Orlando Hernández continuó esgrimiendo esta mañana que Hernández gozaba de inmunidad como diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen). Asimismo, alegaron que la extradición violentaba los derechos humanos.
Las alegaciones se han dado pese a que siendo presidente del Congreso Nacional, Hernández Alvarado abrió las puertas a la extradición al reformar el artículo 102 de la Constitución de la República, que anteriormente la prohibía. Además, de que afirmó que todo el que se oponía a la extradición era narcotraficante.
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¿Que sigue para Hernández Alvarado? Una vez que el pleno de la CSJ concede la extradición, el auto acordado establece que deberá remitirse el expediente al juez natural designado, Ortez Cruz, quien ordenará la entrega del reclamado, auxiliándose del Poder Ejecutivo a través de las Secretarías de Seguridad, Cancillería y Defensa para su entrega a Estados Unidos.
Juan Orlando Hernández permanece en detención provisional desde el 15 de febrero, en la Dirección Nacional de Fuerzas Especiales, más conocido Los Cobras, cuando fue capturado por orden del juez natural ante la petición de extradición por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
El 16 de marzo, tras una larga jornada, el juez natural Edwin Francisco Ortez Cruz finalmente resolvió conceder la solicitud de extradición de la Corte del Distrito Sur de Nueva York contra el expresidente de Honduras, quien hasta el final argumentó su inocencia. La resolución se conoció a las 8:30 de la noche.
Su defensa además de apelar la resolución de Ortez Cruz, el 19 de marzo, declaró que se debía esperar a que se pronunciara la Corte Centroamericana de Justicia (CCJ) con relación a si la inmunidad del Parlamento Centroamericano (Parlacen) aplica para terceros países.
En Nueva York, a Juan Orlando Hernández, le espera su hermano Juan Antonio “Tony” Hernández. “Tony” fue encontrado culpable por los cargos de narcotráfico, tráfico de armas, conspiración para introducir droga a Estados Unidos y falso testimonio. Por estos delitos fue condenado a cadena perpetua más treinta años de prisión.
LA ANGUSTIOSA CARTA Y SU ALUSIÓN A ALFREDO LANDAVERDE
“¡Voy a hacer lo que tenga que hacer!” Era la frase repetida hasta la saciedad del expresidente Juan Orlando Hernández, cuando quería dar apariencia de caudillo de antaño, mientras desmontaba la limitada institucionalidad en Honduras.
Hoy desde la Dirección Nacional de Fuerzas Especiales, donde guarda detención provisional, hizo pública una angustiosa carta abierta a la nación en la que habló de dolor, sus años dedicados al “trabajo de seguridad”, su confianza en que Dios le hará justicia y la campaña de odio y desinformación a manos de los cárteles de la que él se considera víctima. “Ojalá no sea tarde”, “Solo espero que se haga justicia”, escribió.
Sin embargo, su alusión a una frase incompleta de Alfredo Landaverde, en la que el llamado “zar antidrogas” advirtió en un foro de televisión en noviembre de 2011 que el narcotráfico se había infiltrado a la fiscalía, los partidos políticos y al Congreso Nacional, dejó a los hondureños con la piel erizada y cierto grado de indignación.
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Landaverde, excoordinador de la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico (DLCN) y experto en materia de seguridad, fue asesinado un 7 de diciembre de 2011, un mes después de esas declaraciones y otras relacionadas a “los 14 empresarios del norte que están lavando activos con el narcotráfico”.
Su asesinato en plena vía pública, mientras se conducía en un concurrido bulevar de la capital hondureña, dejó sin lugar a duda que el narcotráfico estaba firmemente afincado en los más altos niveles políticos y económicos de Honduras.
La frase completa de Landaverde durante el primero de dos debates televisivos que le costarían la vida fue: “Todos nosotros sabemos quiénes son. Todos nosotros. Y no solo yo porque trabajé en la policía, sino, la gente común sabe quién es el jefe del crimen organizado en su municipio, en su aldea, en su ciudad. Todos sabemos qué personalidades de Honduras, de los partidos políticos se reúnen con los jefes del crimen en San Pedro, en Ceiba, en Roatán, etcétera”.
En ese entonces, Juan Orlando Hernández era el presidente del Congreso Nacional y desde entonces aspiraba a la presidencia del Poder Ejecutivo. Durante el juicio contra Geovanny Fuentes se conoció que Hernández Alvarado le habría conocido a través del empresario Fuad Jarufe en Choloma, Cortés.
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El líder del cártel de Los Cachiros, Devis Leonel Rivera Maradiaga, aceptó su participación en el asesinato de Alfredo Landaverde, así como el del exdirector de Lucha Contra el Narcotráfico de Honduras, Julián Arístides González (8 de diciembre de 2009) y el de otras 76 personas. Implicando también a miembros de la élite política y económica de Honduras en el tráfico de drogas y actividades de soborno, incluido Antonio “Tony” Hernández, hermano de Juan Orlando Hernández, entonces presidente del Congreso Nacional.
