Alejando Mayorkas y las formas en que pudiera ayudarnos

EE UU y la democracia en América Latina: historia corta de una relación centenaria y consistente

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

Convengamos en que los EUA tienen todo el derecho de invitar a quien quieran a su cumbre, y al igual que otro estado cualquiera, tienen un interés nacional, en su caso complicado por su escala global y dispersión. Otra cosa es definir en qué consiste ese interés y cuán vital es. Porque en eso hay legítimo disenso entre ellos, y afuera podemos tener una –sí… irrelevante– opinión propia. Solo importa lo que nosotros pensamos al respecto porque, como amigos de ese país, estamos obligados a coadyuvar a salvaguardar su interés estratégico, y hay que coincidir en cual es el que le reconocemos, contra amenazas reales. EUA no debe tener relaciones diplomáticas con todos. Quizá le basta con oficina de interés y puede, si lo considera pertinente, tomar precauciones ante gobiernos que considere inamistosos. Que no compre el petróleo venezolano, que defienda a sus amigos, como Taiwán e Israel, y nadie le puede impedir que inventen al presi Juan Guaidó, gran amigo del Senador M. Rubio. Pero, a inventar no estamos obligados, ni a cooperar en ese cuento.

También esa posición estadounidense es una fantasía peligrosa. Y ayer la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ha anunciado oficialmente, que comparte su posición con otros mandatarios latinoamericanos y caribeños –seis u ocho- que no asistirán personalmente a la Cumbre de Los Ángeles, porque no se invitó a todos los jefes de estado. Esa fue su digna posición inicial, y se ratifica ahora puesto, que, entre tanto, se estudiaban prospectos distintos y hubo un gran esfuerzo, por cabildear con la presidenta, para que accediera, cambiará, asintiera. Que le convenía. Pero no.

Tampoco es este momento para hablar de tantos males que siguen padeciendo los EUA, del belicismo terrorista, de la policía racista y letal, del radicalismo partidista, las matanzas locas, de la drogadicción, de la tensión racial y de clase, del bajo rendimiento. Como en Honduras, hay una centenaria tradición de amistad con EU, muchos compatriotas y no solo en la clase dominante… idolatran a ese país, o lo idealizan. También la clase media, los admira y la gente con pocos recursos está dispuesta a pagar coyote y los más humildes se suman a las caravanas. ¡Para peregrinar a la tierra prometida! Creen que complacerlo a EUA es imprescindible, que respiramos por ellos con su venia, y cualquier desacuerdo o toma de distancia es imposible. No se hacen esperar las respuestas mecánicas en los medios masivos, alineados con la agencia extranjera o que procuran complacerla, atacando a Xiomara. Que está defendiendo dictadores, alegando y replicando la línea de discurso que asegura que EUA es el paradigma y el paladín de la democracia. ¡Que no son intervencionistas los EU, dicen, que no buscan dominar, ni procuran intereses mezquinos!

¡Que defienden principios! ¡Aquí! Donde sus representantes han estado ligados históricamente a golpes de estado, a la persecución ideológica, ¡y a todo tipo de imposiciones y procura de privilegios!  Aquí, donde sus gobiernos -de ambos partidos- mintieron, apoyaron a la dictadura de JOH, que robó, destruyó instituciones, encubrió asesinatos de defensores de bienes y derechos comunes dejó a centenares muertos, miles de personas en la miseria, presas.

Ya en el s. XIX, Estados Unidos intervenía alrededor del globo. Por diversas vías, se posesionó de grandes y ricos territorios, la mitad de México en 1847, casi Cuba, en 1898, cuando se apropió de Filipinas. Pocos años más tarde arrebató a Colombia, la provincia del istmo. Y luego de operar el Canal de Panamá, los USA eran la fuerza incontrastable en el Caribe, su mar, en donde sus bancos, empresarios del transporte e industriales construyeron muelles, ferrocarriles y ciudadelas para colonizar los espacios agrícolas con bananos y caña y las montañas con aserraderos y minas. Con las líneas de producción y los monopolios sus robber barons acumularon grandes fortunas y EUA era ya un país muy rico al fin del siglo. En 1907, Teddy Roosevelt destituyó al presidente José Santos Zelaya, primero de varios, y en 1917 el instruido W. Wilson hizo naufragar la Corte Centroamericana y ordenó intervenir en México. En el escenario mundial, los EU se consolidó participando –siempre, a último momento- en las guerras entre europeos ¿to make the World safe for democracy?

Aquí en el istmo, después de los 1920s, se ingirió en todos los países. Sin interesarse nunca en los sistemas políticos, hasta los 1930s, cuando su gobierno impuso una primera generación de dictadores variopintos que se quedaron veinte años y quedó claro que lo que les importaba era controlar. Los estadounidenses mayormente decidían los diferendos, determinaban la legitimidad de las fuerzas opuestas y ponían y quitaban presidentes usando de Proxy a militares golpistas. Pero si la democracia es electoral, ¿al fin no habían sido electos Mussolini y A. Hitler, héroe de Rodolfo Hernández, el actual favorito de los americanos en Colombia?

Después de incinerar Nagasaki e Hiroshima, EUA era en 1945, la potencia militar y económica por excelencia. Se podía dar el lujo de reconstruir a los derrotados y aquí abandonar a sus bestias, permitiendo una corta primavera. Cinco años después la guerra fría transmutó el disenso democrático en atentado, todo movimiento popular en peligro y legítimo objetivo de su paranoia. Mientras en los 1970s una segunda generación de dictadores ostentó sus óptimas relaciones con EUA, al que le aseguraban el mundo ¿Para la democracia? Contra el comunismo, “que irrespeta los derechos”.

¿Pero cuáles son más importantes para la democracia, los derechos de participación electoral de los amigos de Estados Unidos, o los básicos de la población, la seguridad, la educación completa y la protección social? Pregunto. ¿Qué clase de democracia es Guatemala, caray? Por supuesto que aquí hay elecciones, pero ¿Honduras es un país democrático? ¿Gobierna el pueblo? Aquí ¿se respetan los derechos humanos? ¿No es igual de criminal la policía aquí, que, en Minneapolis, donde hay menos provocación? Bueno fuera que en todos lados se respetaran libertades y derechos humanos. Repudiemos toda dictadura, amemos la libertad y la civilización. ¿Pero quién gana con aislar a esos países? Acaso hay pizca de evidencia, de qué aislándolos ¿los transformamos? ¿Acaso no es para satisfacer a las gusaneras obcecadas que joden? Los amigos mejor informados entienden que, independientemente de sus fantasías, en Foggy Bottom prevalece la sensata intuición de que no son tiempos para doblarles el brazo a los amigos y chantajear a los pobres.

¿El gobierno de J. Biden podría aplicar soft sanctions, financieras, económicas, comerciales? ¿Va a quebrar las maquilas porque no va Xiomara a Los Ángeles? ¿Nos va a privar de las franquicias de comida rápida? ¿Suspenderá la importación de nuestro oro, plata, litio y metales diversos, en broza? ¿Podría dejar de comprar el mejor café, la fruta que exportan sus transnacionales, el mejor cacao del mundo, quitarnos la cuota de azúcar para dársela a El Salvador o a Nicaragua? Tranquilos todos amigos. Ya va a pasar. Xiomara es bálsamo de dignidad.

El Carmen, San Pedro Sula, 2 de junio 2022

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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