Tráfico de armas hacia Honduras; como funciona

Tomado de InSightCrime

Honduras no produce armas, pero las armas entran de contrabando al país por muchas vías. Estas varían dependiendo de la oferta de armas en los países vecinos, la demanda en Honduras, los controles del gobierno y otros factores. No parecen obedecer a una sola lógica estratégica que no sea evadir la detección, aunque muchas de ellas tienen un solo origen.

El tráfico de armas tampoco parece estar dominado por algún grupo criminal. De hecho, el tráfico de armamento en Honduras,  parece ser tanto un crimen de oportunidad para muchas personas —uniformados y civiles por igual— como una actividad delictiva establecida para grupos de criminales grandes y pequeños, muchos de los cuales también están implicados en otros delitos, como el narcotráfico internacional. La naturaleza variada del negocio, los numerosos medios de tráfico de armamento, y el déficit en los controles y los organismos regulatorios implicados en la vigilancia hacen muy difícil combatir este delito.

Fuente 1: Estados Unidos

La fuente más importante de tráfico de armas a Honduras es Estados Unidos, según funcionarios hondureños y estadounidenses entrevistados para este informe. Las declaraciones están respaldadas por las estadísticas disponibles. Los funcionarios hondureños dicen que la mayoría de las armas no registradas que fueron incautadas en escenas del crimen también venían Estados Unidos. Los funcionarios estadounidenses afirman que es poco menos de la mitad.

En un estudio publicado en 2010, la ATF señaló que hasta un 40 por ciento de las armas recuperadas en escenas del crimen en Honduras procedían de Estados Unidos. El cálculo estaba basado en estadísticas de la policía suministradas por la ATF, que fueron cruzados con el sistema de rastreo electrónico de la ATF, que hace seguimiento a las ventas de armas adquiridas en Estados Unidos. Entre 2008 y el 15 de junio de 2011, fueron rastreadas 1.609 armas de Honduras.

Los resultados del seguimiento también exhiben un paralelo cercano con el registro del IBIS de la unidad de balística y los decomisos realizados por la policía,  citados más arriba. De las armas rastreadas, el 84 por ciento eran pistolas o revólveres, y el 6 por ciento eran rifles. Como sucedió con las estadísticas de incautaciones de la policía y de IBIS, las marcas con mayor representación fueron Smith & Wesson, Taurus y Beretta. Más de 100 armas se rastrearon hasta tiendas de armas en Estados Unidos, y casi la mitad de esos llevaron a compras en el estado de Florida.

 

Arma fabricada en Estados Unidos, recuperada de la escena

de un crimen en Honduras. (Fotografía: Steven Dudley)

Este porcentaje de armas que se sospecha fue fabricado o importado a Estados Unidos se ha mantenido constante a lo largo de los años. Según un informe de 2014 de la ATF, el 45,8 por ciento de las armas de fuego recuperadas en Honduras y enviadas a la ATF para su rastreo en 2013 —386 de un total de 842 armas rastreadas— había sido fabricado en Estados Unidos o importado desde ese país. De las 842 armas rastreadas, el 85,6 por ciento eran pistolas o revólveres, y el 8,7 por ciento eran rifles. No se suministraron datos sobre fabricantes o calibre de las armas.

Hay tres vías principales por las que estas armas estarían ingresando al país desde Estados Unidos, según entrevistas con funcionarios hondureños y estadounidenses, y con personas en el negocio. En primer lugar, son ingresadas ilegalmente al país en pequeñas cantidades por medio de aerolíneas comerciales, ocultas en el equipaje de los pasajeros.Esta técnica parece estar menguando luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos y por los mayores controles en los aeropuertos y un mayor conocimiento de la ley por parte de las autoridades hondureñas. Sin embargo, las autoridades en Honduras y de otros lugares de Centroamérica dicen que este sigue siendo un medio bastante común para el transporte ilegal de armas, aunque en pequeñas cantidades.

Nota relacionada  Conozca el trafico de armas en Honduras

En segundo lugar, los traficantes ocultan las armas en bienes importados de manera legítima. Una fuente describió en detalle para InSight Crime y ASJ cómo uno de sus parientes en Estados Unidos compró cinco rifles Beretta PX4 Storm en Estados Unidos y los puso en un vehículo usado que envió a Honduras en un contenedor junto con otros artículos, como ropa y juguetes. Aunque InSight Crime y ASJ no pudieron verificar esta historia con la persona que envió los artículos, escuchó numerosas historias de operaciones de tráfico de poca monta usando el mismo método.

Otra fuente describió cómo su familia transportaba armas dentro de electrodomésticos, televisores y equipos de VHS, así como en puertas, portaequipajes y tapicería de automóviles que enviaban a Honduras. La fuente declaró que la familia compraba las armas a colegas de trabajo o en un “mercado de pulgas”. Otro método descrito consistía en poner las armas en papel aluminio y sumergirlas en pintura, según una fuente, que a continuación las enviaba por Miami. La fuente negó que transportara grandes cantidades de armas, pero dijo que sus primos estaban recogiendo y revendiendo docenas en Estados Unidos y Honduras.

La fuente afirmó que un primo envió por lo menos diez armas en un cargamento que compró a un hombre que vendía armas en el mercado negro de Carolina del Norte. Las armas eran escondidas en un auto, porque, según la fuente, las autoridades hondureñas nunca acostumbraban revisar los autos que ingresaban al país. El pariente de la fuente en Honduras iba al puerto a reclamar la mercancía. Las autoridades portuarias —quienes según el pariente no registraron los artículos— planeaban retener la mercancía varios días, para que el pariente pagara un soborno para que la liberaran el mismo día. El pariente alegó que no tenía conocimiento de que las armas hubieran sido traficadas al país antes de su llegada a Honduras. Luego, el primo dijo al pariente que unos hombres vendrían a llevarse las armas.

Camuflar armas en bienes importados también parece ser el método preferido de grandes grupos criminales, según las autoridades y una fuente que trabajaba como guardia de seguridad privada para un grupo criminal en Honduras. La fuente afirmó tener conocimiento de cómo los grupos criminales que transportan armas a granel desde Estados Unidos pagan regularmente al personal de los puertos grandes para que “apaguen las máquinas de rayos X” o simplemente ignoren el contenido cuando pasara por ellas.

Los envíos grandes de armas necesitaban esos pagos, dijo. La inteligencia de la policía coincidió con esa declaración. Ni la fuente ni la policía ofrecieron un ejemplo que ilustrara esta corrupción, y ambas fuentes dijeron que se había vuelto más difícil en los últimos meses con la entrada en vigencia de una nueva operación, parte de la cual consiste en la implementación de trabajos interinstitucionales en los puertos, entre otras medidas. (Ver el apartado “Mejoras en años recientes”)

Hay por lo menos un ejemplo de un grupo asentado en Estados Unidos que facilita las actividades de tráfico de una organización u organizaciones criminales hondureñas. En 2010, la ATF y el Departamento de Justicia procesaron a dos ciudadanos estadounidenses y a cuatro ciudadanos hondureños en Florida por tráfico de armas a Honduras y Puerto Rico.

La investigación comenzó en 2009, cuando agentes de la ATF registraron un gran número de compras de armas hechas por Hugh Crumpler III. Veterano condecorado de la guerra de Vietnam, Crumpler dijo a las autoridades que tenía problemas para hallar un empleo bien remunerado hasta que comenzó a comprar armas en tiendas de armamento en Florida y a venderlas en ferias de armas en el estado. Los registros de la ATF mostraron que Crumpler adquirió 529 armas cortas en 62 transacciones en 2009.Entre las armas adquiridas había numerosas armas cortas semiautomáticas de Fabrique Nationale Herstal de 5,7 x 28 mm, también conocidas como “matapolicías”, por su capacidad de perforar los chalecos antibalas a corta distancia. (Ver imagen abajo)

“Matapolicías” FN Herstal  en la oficina de Unidad de Balística

del Ministerio Público. (Fotografía: Steven Dudley)

Crumpler también compró y envió a cromar y recortar los cañones de varios rifles de asalto.[ Además, Crumpler vendió varios rifles con lanzagranadas adosados. Hacia el final de la investigación, los agentes estadounidenses que vigilaban a Crumpler calcularon que había comprado 637 armas de fuego por un valor estimado de US$270.000. Crumpler adquirió armas de 19 tiendas distintas en Florida y 4 de distribuidores por fuera del estado. La ATF creía que Crumpler y uno de sus socios aquirieron entre 200 y 300 armas adicionales en diferentes ferias de armas en Florida.

Los mayores clientes de Crumpler eran un grupo de hondureños, la mayoría de quienes estaban indocumentados en Orlando. Los investigadores y fiscales del gobierno de Estados Unidos los llamaron el “grupo Alvina Way Orlando” o los “7002 Alvina Way” por la dirección de una residencia en la que se reunieron en varias ocasiones con Crumpler para el intercambio de dinero por armas. El grupo recibió más de US$65.000, parte de eso a través de giros bancarios desde Honduras, para pagar las armas. Muchos de esos giros se hicieron por medio de personas en Honduras que movían el dinero a través del sistema MoneyGram de Walmart. En total, la ATF estimó que se movió más de US$163.000 de ese modo.

El grupo luego ocultaba las armas en vehículos y electrodomésticos y las enviaba a Honduras en contenedores, según los documentos judiciales. Las armas incluían las pistolas FN descritas arriba, pistolas Glock y rifles de asalto AR-15, todas armas preferidas por las organizaciones criminales que operan en Honduras y otros lugares. En un envío que los investigadores siguieron encontraron 26 pistolas y rifles con un valor estimado en la calle de US$25.000, según los expedientes judiciales. El grupo embaló los artículos en una caja grande que pesaba 215 libras, e incluía ropa, utensilios de cocina y adornos de navidad.

Los hondureños parecían actuar de manera concertada, reuniéndose y negociando en grupo con Crumpler. Pero también mantenían cuentas separadas y no juntaban el dinero para comprar las armas. De hecho, parecía haber por lo menos cuatro células actuando de manera independiente en algunos aspectos. Hablaban con Crumpler de manera individual, acordaban los precios con él del mismo modo y movían el dinero en pequeños incrementos por medio de MoneyGram de Walmart también individualmente. No es claro si hacían esto para protegerse de las autoridades o porque tenían su propia clientela aparte en Honduras.

El caso ilustraba la importancia de esta red para el negocio de armas en el mercado negro. Las armas que se movieron por medio de la red de Crumpler fueron halladas en escenas de crímenes en Puerto Rico, en un caso solo diez días después de que Crumpler comprara el arma. Para junio de 2010, las autoridades colombianas habían recuperado cinco Glocks de las compras de Crumpler, todas ellas en manos del temido grupo criminal la Oficina de Envigado. Otra arma fue hallada en Panamá. El agente de la ATF encargado de la investigación anotó en su declaración juramentada que “se sospecha una conexión con una Organización de Tráfico de Drogas (OTD) dirigida por un cartel cuando las armas y municiones ‘traficadas’ son populares entre los carteles, como rifles de asalto (tipo AR-15) y pistolas FN cinco-siete”.

“El problema de las armas de fuego en Centro y Suramérica es similar al problema de las drogas en Estados Unidos, en que es en extremo difícil reducir la oferta de productos ilícitos sin reducir primero la demanda”, añadió. “Cualquier reducción pequeña en la oferta conlleva un alza del precio, lo que estimula aún más los esfuerzos por poner la oferta. En consecuencia, mientras persista la demanda de tales armas, la gente seguirá hallando formas creativas de satisfacer esa demanda y obtener ganancias”.

Efectivamente, fuentes en la policía, el ejército y el Ministerio Público de Honduras afirmaron que los grupos criminales se abastecían de gran parte de su armamento de Estados Unidos, y resaltaron el reciente decomiso de docenas de armas del grupo Valle Valle. La familia Valle Valle era una de las organizaciones narcotraficantes más prominentes de Honduras, antes del arresto de sus principales miembros en agosto y septiembre de 2014. De una caleta de armas de los Valle Valle, las autoridades hondureñas rastrearon dos armas largas y una pistola hasta Estados Unidos.

Armas incautadas al grupo criminal Valle Valle (Fotografía: Steven Dudley).

La tercera vía por la que han llegado armas de Estados Unidos es por compras militares legítimas, paquetes de ayuda que incluyen armamento o movimiento clandestino de armas para ejércitos apoyados por el gobierno estadounidense. Gran parte de este armamento llegó en los ochenta, en el apogeo de las relaciones militares entre Estados Unidos y Honduras. Estados Unidos entregó US$2.500 millones en ayuda (en dólares estadounidenses constantes) entre 1980 y 1989, entre ellos US$333 millones en ayuda militar, cifra que solo superó El Salvador en la región. La Unión Soviética contestó con su propia ayuda militar a otros lugares de Centroamérica.

Armas estadounidenses y soviéticas se movieron por canales oficiales y no oficiales, como parte del “toma y dame” de la Guerra Fría. Los interlocutores estadounidenses y soviéticos también tenían conexiones con el crimen organizado. Uno de los ejemplos más notables en este sentido fue el coronel Leonidas Torres Arias, jefe del servicio de inteligencia “G2” del ejército hondureño (el equivalente a la CIA) a finales de los setenta, aliado incondicional de Estados Unidos. Torres Arias trabajó hombro a hombro con Juan Ramón Matta Ballesteros, el legendario narcotraficante que fue el intermediario entre el Cartel de Medellín en Colombia y el Cartel de Guadalajara en México. Torres Arias también tenía estrechos nexos con Manuel Noriega, y cayó en desgracia con Estados Unidos,  cuando se supo que traficaba armas para las guerrillas de izquierda de El Salvador.

En algunos aspectos, las armas de este turbulento periodo siguen siendo parte vital del mercado negro en Centroamérica. La falta de actualizaciones importantes en el rifle de asalto, y su durabilidad, significan que siguen en circulación muchas armas de esta época. Sin embargo, como lo ilustra la siguiente sección, gran parte de esto se debe al tráfico procedente de Nicaragua, país que recibió grandes cantidades de robustos rifles de asalto AK-47. La filtración de los arsenales militares también sigue siendo motivo de preocupación. Como lo ilustra la siguiente parte de este informe, esta incluye fugas de cuarteles nicaragüenses, salvadoreños y guatemaltecos, algunos de los cuales tienen origen en exportaciones del gobierno de Estados Unidos.  

Fuente 2: Países vecinos

 El movimiento de organizaciones criminales, así como de personas en estos países centroamericanos es constante, lo que indica que las armas obtenidas en cualquier país pueden fácilmente usarse en otro. En total, Naciones Unidas estima que el mercado de armas ilegales en Centroamérica asciende a unos US$14 millones anuales y mueve alrededor de 70.000 armas al año.[20]

“A primera vista, entonces, no existe la necesidad real de contrabandear armas a Centroamérica”, escribe la ONUDD. “Las armas ya están allí. Pero el lugar de las armas y el lugar de la demanda no siempre coinciden, pues existe un comercio fronterizo considerable. Realmente no es que un país con excedentes surta a otro con escasez; más bien, es un asunto de fronteras que se vuelven irrelevantes cuando alguien quiere comprar un arma”.

Los compradores incluyen narcotraficantes de toda la región que se establecieron en Honduras. Entre estos estaba el traficante guatemalteco Mario Ponce, el alguna vez aliado de Los Zetas, quien fue capturado y extraditado de Honduras en 2011, y recibió una sentencia de 25 años en Estados Unidos; José Natividad “Chepe” Luna, ciudadano salvadoreño, quien creó un servicio de transporte en toda la región para organizaciones narcotraficantes con sede en San Pedro Sula; y César Gastelum Serrano, un importante traficante del Cartel de Sinaloa, quien en la última década se instaló en su mayor parte en San Pedro Sula, antes de su captura en México.

Nicaragua

 Según varias fuentes del gobierno hondureño, Nicaragua es una fuente importante de las armas ilegales que ingresan al país. Si bien ofrecen escasa evidencia que demuestre esta afirmación, sí hay una infinidad de armas no registradas que siguen circulando en el país vecino. Según un informe de las Naciones Unidas, en Nicaragua existen 35 armas por cada soldado en servicio, en comparación con las 8 armas por cada soldado en servicio en Honduras. (En total, el informe de Naciones Unidas dice que hay 870.000 armas registradas a las fuerzas de seguridad en Centroamérica, lo que excede por mucho el número de soldados y de policía en la región).

Hay ciertas tendencias en el flujo de armas desde Nicaragua. Por lo general son reliquias de las guerras civiles de hace muchos años, pero que siguen funcionando y, por supuesto, mantienen su poder letal. Las AK-47 son las más notables entre estas viejas armas. Esto se debe, en parte, a que el gobierno sandinista las recibió en masa durante los ochenta, para combatir a la contrainsurgencia del ejército creado allí por el gobierno estadounidense, Los Contras. Las autoridades también afirman que han recuperado armas con números de serie borrados o “liso”, algo que dicen que prevalece en gran medida en las armas que circulan por Nicaragua.

Un caso reciente en Nicaragua es una buena ilustración de cómo se trafica a Honduras el excedente del país. En 2013, un juez nicaragüense condenó a Gerardo Ocón Olivas por el robo de 35 AK-47 y un AR-15 de los arsenales de la policía, y lo sentenció a siete años de cárcel. Pero Ocón declaró en la corte que las armas las traficaban a Honduras comandantes de la policía. El modus operandi, explicó, era enviar rifles de asalto al taller del tío de un comandante de la policía para “mantenimiento”, cuando en realidad se vendían a terceros. Añadió que esta práctica venía dándose desde hacía cuatro años por lo menos. La policía negó la versión de Ocón y ningún agente de la institución fue judicializado.

Por lo menos parte de este tráfico tiene relación con la historia reciente. Las guerras en Centroamérica trajeron consigo miles de armas. Entre 1950 y 1990, Estados Unidos y la Unión Soviética transfirieron decenas de miles de millones de dólares de armas a la región, según una investigación de la Federación de Científicos Estadounidenses (Federation of American Scientists).Entre 1982 y 1987, Estados Unidos solo suministró US$1.100 millones en armas y equipos a El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica.

Armas usa

En la época de la Guerra Fría, se importaron legalmente algunas armas a Centroamérica, mientras que otras llegaron por medio del mercado negro, contrabandeadas a grupos revolucionarios por medio de Cuba o de otros países. Los oficiales del ejército hondureño participaron en estas actividades de contrabando. Como se expuso anteriormente, el caso de Torres Arias —aliado de Estados Unidos dejado de lado cuando Washington descubrió sobre sus negocios con armas con los insurgentes marxistas salvadoreños— es un ejemplo. Pero otras armas ingresaron legalmente y posteriormente entraron al mercado negro, un tema al que volveremos más adelante en este informe. 

Guatemala

 Otros lugares de las guerras civiles centroamericanas también son proveedores potenciales para el mercado negro de Honduras, en especial Guatemala. Este país tiene, por mucho, el mercado de armas más grande de la región. Se calcula que el país tiene 1,9 millones de armas en circulación, según datos de Small Arms Survey citados por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), y menos de 600.000 de ellas están registradas legalmente a civiles o a las fuerzas de seguridad. El Banco Mundial calculó en 1,95 millones el número de armas en poder de civiles, y solo 147.000 de ellas tienen registro legal. Al igual que Honduras, el país tiene leyes liberales sobre las armas y una vibrante economía de seguridad privada que incluye a docenas de empresas, muchas de las cuales son dirigidas por exmilitares. El trabajo en red entre estos exmilitares y el gobierno es casi constante, lo que ha dado como resultado un aparato de seguridad estatal parcialmente privatizado.

El sistema conlleva mucho movimiento de armas entre manos privadas y del gobierno, y este intercambio es, en muchas oportunidades, de carácter criminal. Los organismos regulatorios débiles y corruptos han abierto la puerta aún más a estas irregularidades y la creación de canales clandestinos de armas. El grupo criminal mexicano Los Zetas, por ejemplo, usó a Guatemala como su bodega durante años. Entre 2007 y 2009, Los Zetas obtuvieron o robaron miles de pistolas, rifles, lanzacohetes y otro equipo militar, según afirmaron funcionarios guatemaltecos a InSight Crime y ASJ.

Esta fuga de armas oficiales no se limita a Los Zetas. Un estudio reciente del Wilson Center, citando fuentes de la ATF, señaló que la asombrosa cifra de casi 85 por ciento de granadas y otra artillería militar analizada por funcionarios de la ATF —en una inspección de artefactos decomisados por la policía guatemalteca entre 1997 y 2009— puede ser rastreada hasta los arsenales militares. El mismo informe, citando un artículo del Washington Post, señaló que para 2010, al menos 27.000 armas se habían filtrado de los arsenales guatemaltecos ha ido a parar a manos de criminales guatemaltecos y mexicanos.

Los grupos criminales hondureños también sacan provecho de este mercado. Fuentes del Ministerio Público dijeron a InSight Crime y ASJ que el grupo Valle Valle, mencionado anteriormente, obtenía armas de sus contactos en Guatemala, especialmente, José Manuel López Morales, alias “El Che”, traficante con residencia en Chiquimula y buscado por las autoridades estadounidenses. Aún no se sabe cuáles de las más de 100 armas y miles de cartuchos de munición incautados en 2014 por las autoridades hondureñas venían de Guatemala. Pero la artillería pesada, como una ametralladora M60 y lanzagranadas, ambos hallados en arsenales del ejército guatemalteco, estaban entre las armas decomisadas en agosto de 2014 por las autoridades hondureñas en un allanamiento a las propiedades de los Valle Valle.

El Salvador

 La fuga de armas de los cuarteles de El Salvador es igualmente alarmante. Varios casos de alto perfil han pasado por el sistema judicial en los últimos años. Estos incluyen un caso de tráfico armamentista que llega a la cúpula del ejército salvadoreño. Otros casos asociaron a personal castrense con la pérdida de granadas que presuntamente se dirigieron a Los Zetas, y la desaparición de cuatro ametralladoras M60 (capaces de disparar 500 balas por minuto a una distancia de 1.000 metros).

Las granadas fueron un artículo especialmente difícil de controlar. En los ochenta Estados Unidos envió un estimado de 300.000 granadas a Centroamérica. El Salvador fue uno de los principales receptores de ayuda y granadas estadounidenses, y recibieron 266.506 granadas M67 entre 1980 y 1993. (Véase el gráfico arriba). Estas granadas han estado apareciendo en escenas del crimen desde El Salvador hasta México. La policía de El Salvador declaró al Washington Post en 2010, por ejemplo, que habían recuperado 390 M67 en los cinco años anteriores.

Por lo menos un caso de alto perfil tuvo como centro a Honduras luego de que varios miembros del ejército implicados en un caso relacionado con el robo de granadas dijeron a los fiscales que por lo menos 14, y hasta 39, armas ligeras antitanques M72 (LAW por sus iniciales en inglés), habían sido robadas de los polvorines salvadoreños y vendidos a un cartel mexicano que operaba en San Pedro Sula. En marzo de 2011, las autoridades hondureñas hallaron la caleta —que también incluía ocho AK-47, siete AR-15, 11 granadas impulsadas por cohetes y montañas de municiones, entre otros artículos—.

México

México también es una fuente de armamento, aunque esto parece provenir en su mayoría del flujo regular de armas de Estados Unidos, porque México tiene más restricciones sobre la venta y la tenencia de armas que sus vecinos. Cada año se compra un número estimado de 253.000 armas en Estados Unidos para traficar a México, según un informe del Instituto Igarapé y de la Universidad de San Diego. Parece haber una mezcla de emprendedores, organizaciones independientes de tráfico de armas y organizaciones criminales que aprovechan las liberales leyes sobre armas de Estados Unidos. Al igual que los estupefacientes que se mueven hacia el norte, las armas de grueso calibre que se mueven hacia el sur,  toma un recargo en el mercado negro y puede cambiarse por otras mercancías ilícitas.

Las organizaciones mexicanas también pueden pagar con armas por servicios prestados en Honduras, según servicios de inteligencia de la policía hondureña. En septiembre de 2014, las autoridades hondureñas capturaron a dos ciudadanos mexicanos sospechosos de tener vínculos con el grupo Valle Valle, y decomisaron una ametralladora M60, cinco granadas de fragmentación y una M16.

Panamá

La ONUDD señala que Panamá también es un centro importante en el mercado ilegal de armas en la región, pues el país permite las compras de armas sin aranceles, por lo que pueden comprarse legalmente de Estados Unidos y luego contrabandearse a otros países. En palabras de la ONUDD, “Esto dispone un centro comercial regional conveniente para las pistolas de 9 mm que los criminales demandan”.

*El equipo de InSight Crime para este informe fue liderado por Steven Dudley, codirector de  InSight Crime y por la entonces subdirectora de InSight Crime, Elyssa Pachico. La investigación fue liderada por Steven Dudley y Mario Cerna, un experimentado periodista hondureño. El informe fue escrito por Steven Dudley. Mario Cerna hizo contribuciones especiales. Traducción al español por Diego García y Maria Luisa Valencia. Edición y verificación de datos por Mike LaSusa, Felipe Puerta y Victoria Dittmar. Gráficas por Elisa Roldán. Foto de Associated Press por Fermnando Antonio. InSight Crime extiende sus agradecimientos especiales a la ASJ por su apoyo y ayuda.

  • Emy Padilla
    Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo emypadilla@criterio.hn

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2 comentarios

  1. Despues de leerlo y aunque me parece muy interesante, y desde luego es un tema que es necesario profundizar, me queda la sensación que ha sido fuertemente censurado y que trata por todos los medios de quitar responsabilidad a Estados Unidos y ponerla en paises enemigos de USA como Nicaragua…

  2. Llega desde el exterior al comisariato de las fuerzas armadas..y luego son vendidas a miembros del ejército y Policía Nacional de Honduras. .y como no hay un control donde van parar ya que lo que sucede dentro de las fuerzas armadas de Honduras. .queda dentro de la misma CORRUPCIÓN COMPLETA