Relatora especial de Pueblos Indígenas de la ONU pide cerrar Agua Zarca

Por: Redacción CRITERIO
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El reciente asesinato de la dirigente indígena y ecologista Berta Cáceres es un hecho demasiado familiar para Victoria Tauli Corpuz, la relatora especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
En todo el mundo, las y los indígenas son objeto de asesinato, violación y secuestro cuando sus tierras se encuentran en el camino de la deforestación, la minería y la construcción.
Según la organización Global Witness, casi una persona indígena por semana fue asesinada en 2015 debido a su activismo ecologista, o 40 por ciento del total de las 116 personas que murieron por este motivo.
“No debemos olvidar que la muerte de Berta se debe a su protesta contra la destrucción del territorio de su pueblo”, recordó Tauli Corpuz en entrevista con IPS.
Cáceres, que fue asesinada el pasado 3 de marzo, sabía hace tiempo que su vida estaba en peligro. Padeció la violencia y la intimidación como dirigente del pueblo lenca de Río Blanco, que protestaba contra la construcción de la represa de Agua Zarca en sus tierras tradicionales.
Su activismo fue reconocido en el ámbito internacional, incluso por el Premio Ambiental Goldman de 2015, que se otorga a los defensores de la ecología en el mundo. Pero eso no alcanzó para protegerla.
Cáceres sabía que iba a morir, incluso había redactado su propio obituario, según Tauli Corpuz, que se reunió con la dirigente indígena durante una visita a Honduras en 2015. Cuatro hombres fueron detenidos en relación con el crimen de Cáceres en días recientes.
Aunque Tauli Corpuz expresó su beneplácito por las detenciones, añadió que la situación no se aclararía hasta después del juicio, y que la verdadera justicia tiene que ver con algo más que el proceso penal por el asesinato de Cáceres. “No podemos dormirnos en los laureles y decir que el asunto está concluido, porque ese no es el punto. El punto es todo este asunto sobre la represa que sigue allí”, afirmó.
Tauli Corpuz escuchó relatos sobre la violencia contra otros activistas indígenas en todo el mundo, en su calidad de relatora especial. Sus experiencias tienen similitudes sorprendentes, ya que los indígenas son objeto de violación, asesinato y secuestro cuando se interponen en el camino de acceso a las tierras o recursos naturales.
“No se puede desvincular la lucha de los indígenas por sus tierras, territorios y recursos, de la violencia que se comete contra las mujeres (y hombres) indígenas, sobre todo si se trata de violencia perpetrada por las autoridades estatales o por elementos de seguridad de las empresas”, destacó Tauli Corpuz.
Un panorama más amplio revela la naturaleza cada vez más internacional de los problemas que experimentan los pueblos indígenas en todo el mundo, señaló.
“Una parte muy importante de los problemas que enfrentan los pueblos indígenas es que muchas de las cosas que suceden en sus comunidades ocurren debido a las inversiones que llegan de los países más ricos”, aseguró.
“El Estado está destinado a ser el principal garante de la ley para la protección de los derechos de los pueblos indígenas, pero al mismo tiempo hay inversores cuyos derechos se protegen y es allí realmente donde surgen gran cantidad de los conflictos”, expresó la relatora especial.
En Guatemala hay 50 mujeres indígenas que siguen esperando que se haga justicia tras los asesinatos de sus maridos y la apropiación de sus tierras en 1982, indicó Tauli Corpuz. Sus “maridos fueron asesinados por los militares porque reclamaban los derechos a sus tierras. (Los militares) llevaron a las mujeres a los cuarteles, las violaron y las hicieron esclavas sexuales”, sostuvo.
Las mujeres tuvieron la valentía de llevar su caso ante los tribunales, pero tuvieron que cubrirse los rostros porque todavía eran acosadas por los militares, indicó. Cuando recientemente les preguntó a las mujeres qué les gustaría en caso de ganar su caso, respondieron que les gustaría recuperar sus tierras, que no les han sido devueltas en 33 años.
Tauli Corpuz añadió que la justicia para los pueblos indígenas es incompleta si sus tierras están protegidas, pero se les niega el acceso a las mismas. La tierra “es la fuente de sus identidades, sus culturas y sus medios de vida”, dijo.
Si el bosque se conserva pero las personas son expulsadas de sus tierras, “ese es otro problema que debe evitarse a toda costa”, observó. En otros casos, los pueblos indígenas se ven obligados a abandonar sus tierras cuando sus fuentes de alimentos son destruidas.
Por ejemplo, una represa que se construye en el Amazonas no sólo está destruyendo el bosque, sino que también expulsa a los peces de los ríos. Tauli Corpuz señaló que es importante recordar que los pueblos indígenas contribuyen con soluciones ambientales al cambio climático al continuar con sus formas tradicionales de gestión de los bosques y demás ecosistemas.
 La relatora especial tiene experiencia propia como activista indígena y defensora ambiental. Como dirigente del pueblo kankanaey igorot, de la región cordillera en Filipinas, ayudó a protestar con éxito contra la construcción de la represa hidroeléctrica del río Chico en la década de 1970. Tauli Corpuz observó que las represas no deben verse necesariamente como una solución al cambio climático, ya que destruyen los bosques y producen metano, que es más perjudicial para la atmósfera que el carbono.
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