incertidumbre que rodea votaciones en Honduras

Reflexiones sobre la pandemia (45)  

 Por: Rodil Rivera Rodil

 El pasado lunes, Libre y el candidato del Partido Liberal, Yani Rosenthal, suspendieron la reunión prevista para ese día. La noticia es inquietante, sin duda. Pero hay que confiar en que lograrán ponerse de acuerdo. No obstante, no debe JOH cantar victoria. Y no solo por la posibilidad de que la alianza no se materialice, sino porque es bastante probable que Libre solo lo pueda derrotar en las elecciones generales de noviembre. No ignoro que muchos dirán que peco de optimista. Es posible. Que juzgue el lector.

Estoy firmemente persuadido de que están equivocados quienes a diario repiten que sin alianza nadie podrá arrebatarle el triunfo al Partido Nacional porque este cuenta con mejor organización y dispone sin límite de los recursos del Estado. Esto es cierto, pero ya lo era, y más todavía, en el 2017 y, sin embargo, para ganarle a la alianza de Libre y Nasralla, Juan Orlando tuvo que montar lo que quizás ha sido el más grande fraude electoral de la historia de Honduras.

Y, aun así, los 1.410.888 votos que obtuvo Juan Orlando casi fueron sobrepasados por los 1,360.442 de la alianza. La diferencia fue de apenas 50.446 votos, equivalentes a un mínimo 1.53 por ciento. Y es de sobra sabido que, en realidad, esta diferencia nunca existió, y si la hubo, favorecía a la alianza y no a JOH.

Abrigo, pues, muy serias dudas de que en noviembre el Juan Orlandismo pueda mejorar este resultado. Lo probable, más bien, es que sea menor, o, a lo sumo, igual. Y ello, tomando en cuenta la gente que todavía tiene en los organismos electorales para que le ayude con el fraude, que no pudo ser sustituida porque él se ocupó de evitarlo ordenando al Congreso que no proporcionara los recursos para pagar sus prestaciones. Nadie pone en duda que JOH tiene organizado una nueva trampa para noviembre. Hasta la misma CIA lo ha divulgado. De lo que se trata, entonces, es de superar ese fraude.

Es casi seguro, partiendo de las cifras del 2017, que la candidata de Libre consiga por si sola por lo menos un millón de votos, por lo que necesitaría entre 300 y 400 mil adicionales. Los que, a mi parecer, no es nada imposible de conseguir, especialmente en las actuales circunstancias de franco desprestigio por las que atraviesa JOH y su partido, y de profunda división en el Partido Liberal y en el de Nasralla.

Del 2017 para acá, Juan Orlando y el Partido Nacional han sufrido un desgaste mucho mayor que todo el que experimentó en los ocho años anteriores. Solo piénsese en el enorme descrédito que les ocasionó la inconstitucional y fraudulenta elección de ese año, la descomunal corrupción e incapacidad que marcó para lo posteridad su manejo de la pandemia y los huracanes, y no digamos, las vergonzosas denuncias de narcotráfico que le hace la fiscalía de Nueva York. No hay ninguna lógica, pues, que pueda explicar que, en comicios honestos, este pueda elevar su nivel de votación.

De otro lado, ya no cuenta con los 1.6 millones de personas que salieron del censo electoral, los cuales, en su gran mayoría, era los muertos y ausentes del país que le servían para inflar sus resultados. El actual CNE, mejor dicho, los representantes en él de Libre y del Partido Liberal -aunque hay quienes no comparten este criterio-  en lo esencial están haciendo bien su trabajo y, contrario a lo que pasaba con el anterior tribunal, no son incondicionales ni podrán ser comprados por JOH. Ya tuvimos una clara evidencia de esto en las primarias. Pues pese a que las convirtió en un ensayo de las generales e hizo lo imposible para superar a la oposición, no pudo lograrlo. 

Pero hay algo más de fondo. La contradicción fundamental en nuestro país se está dando en estos momentos entre el Juan Orlandismo y la gran mayoría de los hondureños que lo repudian, independientemente de su bandera política. El nivel de polarización, de cara al proceso electoral, se acerca a un extremo pocas veces visto y rebasa con creces el carácter ideológico que prevalecía y que perdura en el resto de América Latina. La lucha, por consiguiente, está planteada entre la nación y el Juan Orlandismo. Basta revisar las planillas de “papi a la orden” para percatarse de que prácticamente todos los candidatos fueron impuestos por JOH.

El poder de atracción que suele generar el partido de la oposición con mayor caudal electoral, conocido entre nosotros por la popular expresión “vota a ganar” y que en este caso solo es aplicable a Libre, puede desempeñar un papel clave en la contienda que se avecina y aportar cuando menos una parte de los votos que hagan falta. Y a diferencia de Libre, el Juan Orlandismo no puede aspirar a extraerlos de la oposición y tampoco del más del 50 por ciento de los ciudadanos que se abstienen, anulan sus votos o votan en blanco. 

Si se frustra la alianza entre Libre y Yani Rosenthal, el “vota a ganar” más la percepción de la población de que quien debía ceder la candidatura era este último por su obvia vulnerabilidad personal y política, permite asumir que tampoco se puede descartar que una parte no desdeñable de los liberales se sumen a Libre. Y con mucha más razón si Luis Zelaya persiste en su hostilidad hacia Rosenthal.

En cuanto a Nasralla. He escuchado la opinión de alguno que otro analista de que podría dar la sorpresa que dio Bukele en El Salvador. No la comparto. Se trata de situaciones totalmente distintas. Los salvadoreños se sienten frustrados con los gobiernos de Arena y del Farabundo Martí. Esto no pasa con Libre que nunca ha ejercido el poder.

Más todavía. El “vota a ganar”, equivalente al ¡Fuera JOH!, y las graves disensiones que, una vez más, han surgido en el seno de su partido, también pueden en esta oportunidad decantar a las bases de Nasralla a votar por Libre. Recuérdese que ya concurrieron juntos a las elecciones del 2017. Al igual que es posible que ocurra algo similar en el propio Partido Nacional, pues no son pocos los militantes que adversan a JOH, conscientes de que lo está arrastrando a un inédito desastre que lo puede hundir por muchos años.

Ahora bien, si no hay alianza, a Libre le tocará la trascendental tarea de construir la mayoría que se requiere para derrocar la dictadura. Y, precisamente por la necesidad que tendrá de votos suplementarios, deberá replantear su estrategia electoral, exactamente como si se hubiera conformado la alianza entre los tres partidos. Lo que obligará, por un lado, a no pasar por alto que su único adversario es el Juan Orlandismo y nadie más, y por el otro, a formular un programa mínimo de gobierno que no suscite mayor rechazo. Los puntos conflictivos deben excluirse y dejarse para una coyuntura más oportuna. Y, muy importante, será indispensable promover una especial alianza con todos los sectores sociales que sea posible. La meta es ganar para la causa, que es la de Honduras, a esa gran mayoría de compatriotas que ya no soportan a JOH.

Me apresuro a aclarar que cuando hablo de una plataforma electoral mínima no quiero decir que deban excluirse de ella cruciales objetivos que durante mucho tiempo han sido postergados por las fuerzas retrógradas que hoy se han aliado con JOH. He aquí algunas ideas muy básicas que tal vez sirvan para algo:

La propuesta de gobierno de Libre, o por mejor decir, de una gran alianza popular, deberá, a mi parecer, centrarse en una primera etapa en la prioritaria atención a los problemas fundamentales que la pandemia y los huracanes llevaron a su máximo agravamiento, la que deberá plasmarse en una histórica redistribución del presupuesto para el período 2022-2026.

Los recursos para el inseparable binomio de la salud y la educación pública deberán elevarse al porcentaje del presupuesto que corresponda a su importancia para el desarrollo del país. Y comenzar con la rápida y masiva vacunación de la población (comprando vacunas y no mendigándolas) y con la pronta reapertura de las clases presenciales. El empleo y la economía se deberán estimular fuertemente mediante la puesta en marcha, cuanto antes, de un vasto plan de reconstrucción nacional.

Para atender al nuevo presupuesto y, en lo posible, evitar su incremento, deberán eliminarse radicalmente todos los “programas de ayuda ciudadana” inventados por JOH para fines proselitistas, al igual que el sinnúmero de instituciones y organismos creados exclusivamente para beneficiar activistas del Partido Nacional, los constituidos principalmente para facilitar la corrupción, como las alianzas público privadas y los fideicomisos que las encubren, así como una buena parte de las franquicias que ya no tienen, o nunca tuvieron, ninguna justificación para haberse otorgado. Dicho sea de paso, las empresas mixtas no son malas, siempre que se garantice su total transparencia y, más que nada, su despolitización. Y de manera semejante, deberán reducirse sustancialmente, entre muchos otros gastos, los sueldos desproporcionados de los funcionarios públicos y la asignación a las fuerzas armadas.

Se deberá ser muy cuidadoso con la elección de la próxima Corte Suprema de Justicia. Tienen toda la razón quienes han manifestado su temor a que continúe la execrable práctica de nombrarla políticamente. Un magistrado parcial es, por definición, un magistrado corrupto. Por tal motivo, para garantizar su idoneidad deberá adoptarse un procedimiento de escogencia que asegure que los calificadores no conozcan a los candidatos que examinan e impidan que los diputados puedan burlarlo. Y algo similar podría ensayarse para los altos cargos de la administración descentralizada.

En fin, el mensaje debe ser contundente. Demostrar que Libre puede hacer la diferencia. Que ha tomado la irreversible decisión de conducir a Honduras por una nueva ruta que dejará atrás los males que en el reciente pasado nos han causado los partidos tradicionales. Con ello, no estará buscando ningún replanteamiento ideológico ni, mucho menos, renunciando a sus principios, como algunos de sus miembros lo han insinuado. Estará, simplemente, actuando apegado a la realidad concreta que vivimos para sacar al Juan Orlandismo del poder y enderezar el rumbo de la nación.

Tegucigalpa, 27 de abril de 2021

Las opiniones aquí publicadas son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe, no representan la línea editorial de Criterio.hn

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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2 comentarios

  1. EN HUNGRÍA. (22 ABRIL 2021 GOBIERNO DE HUNGRÍA).-
    POR 100 000 VACUNADOS
    SPUTNIK V: 95 INFECTADOS POR COVID-19, Y, 1 MUERTO.-
    ASTRAZENECA: 700 INFECTADOS POR COVID-19, Y, 7 MUERTOS.
    PFIZER/BIONTECH: 555 INFECTADOS POR COVID-19, Y , 32 MUERTOS.-

  2. Que ironico que hable asi considerando que el partido libre es aliado del dictador de venezuela y ustedes son los que quieren traer dictaduria a Honduras y ustedes de este medio abusan de su libre expresion para causar daño al pais y los diputados de libre porque aceptaron el aumento lo que habla es pura hipocresia y VIVA JOH y papi a la orden y el partido nacional que nos desquitaremos esta campaña de odio que ustedes malos perdedores nos han hecho y en Honduras no hay dictaduria y estoy segura que les pagaron por hablar asi y ademas ustedes del partido libre estoy orgullosa de ser nacionalista porque es un partido organizado no como ustedes comunistas que son el cancer del mundo fingiendo que les importan los Hondureños solo les importa tener poder para fregar a los hondureños asi que dejen de fingir que les importan los hondureños buenos a los ciudadanos buenos que no nos alegramos por las desgracias de los demas porque ustedes solo se preocupan por esos malos ciudadanos que hasta fiesta hacen con las desgracias de una familia recuerden que el karma llega si nosotros nos alegramos de esas cosas podemos sufrir igual o peor y ustedes solo para hablar mal del gobierno sirven no proponen nada bueno solo odio asi que callense con sus hipocresias y chavismo largense de Honduras vayan a comer basura a venezuela y deberian de ver lo bueno del gobierno no solo los errores