Alejando Mayorkas y las formas en que pudiera ayudarnos

¿Otra vez, cambiar o no cambiar? Justicia Tributaria ¿para qué?

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

                            a los compas que me enseñaron un poquito

Para nada se trata de estar en contra del negocio, o del empresarioA nadie se le quitará lo que fue dado en ley, y reguló su inversión original�el overhead social[1] (A nadie se le quitará lo que fue dado en ley, y reguló su inversión original). Pero los historiadores han rastreado los equívocos del sistema concesionario con que aquí -desde hace un siglo- se ha pretendido atraer inversión, a costa de la responsabilidad del estado. Como si para ese fin, no sirvieran nuestros recursos naturales, la economía de nuestra mano de obra, nuestra ubicación geográfica. Históricamente, ningún país se ha desarrollado con concesiones. Y todo el mundo entiende que aquí se viene abusando de la exención en forma escandalosa, desde hace dos décadas, y aún más bajo los gobiernos de JOH, aliado con hitmen del capital cometa y con su corporación. De modo que unos 3700 empresarios disfrutan del privilegio de no pagar. Y para que ellos concentren su capital y, a veces, exporten sus ganancias a paraísos fiscales,  los otros 300 mil empresarios, y los consumidores finales nos descapitalizamos, pagando el costo mayor de lo que todos necesitamos (el overhead social[2]), dejamos de invertir,  y pagamos precios más altos, por los impuestos que debieron repartirse mejor. Eso no solo no es justo, no conviene a la economía y al país; es ilógico según la teoría del capital, genera grave desigualdad. Para corregirlo, se ha formulado el proyecto de ley de reforma fiscal,  que se viene socializando.

Ese proyecto no cancela concesiones otorgadas; sólo les recuerda su límite, trata de homologar los regímenes concedidos ad hoc, para beneficio de sectores y facilita la auditoría a la que todos debemos estar sujetos. Cuando los privilegios están construidos o amparados dentro de la ley es difícil ubicar los abusos. Algunos han aprovechado la exención para despegar actividades fructíferas y, podrán persistir al agotarse la ventaja concedida; otros, a futuro, tendrán que cerrar empresas que no puedan contribuir al estado.[3] Todos los actores han tenido oportunidad de pronunciarse. Las observaciones de los conocedores deben ser atendidas; y aun los legos deben ser escuchados cuando son sinceros, si van a ser usuarios de la ley, o sus víctimas. Pero amén de otros beneficios, el régimen fiscal vigente NO sirve (al menos no para desarrollarnos y progresar) y urgimos una reforma fiscal, integral, mínimamente justa. Que facilite la fiscalización, que quieren; ¡que no y que no!

El peligroso conflicto que se avecina en torno a esta Ley de Justicia Tributaria, ilustra la profunda fractura de la democracia diz que representativa, que no es simplemente una traba electoral y falta de ciudadanía, pasa también claramente por el problema de la falsa representatividad. ¿A quién representan los diputados que se oponen?  El dilema se precipita ante al fracaso de una masiva campaña de mentiras pertinaces, con que los poderes fácticos y sus medios, del empresariado, se han empeñado en defender  el peor régimen fiscal del mundo, dice CEPAL. Por privilegios que generan anemia, la inopia del estado y la miseria de quienes más pagan, ganando menos. Los beneficiados intentaron conformar una opinión pública en apoyo al bipartidismo, instrumentalizado para derrotar la iniciativa. Y al final quedó en evidencia que apoyan esta ley incluso los organismos financieros, las organizaciones del movimiento social, el sector obrero formal, los académicos y estudiantes, los medianos y pequeños propietarios e –incluso- gobiernos municipales (en su mayoría bipartidistas) y pequeños empresarios, que comprenden el imperativo del cambio, abanderado por el proyecto de  Libre y unos pocos aliados que, sin embargo, no suman una mayoría parlamentaria suficiente. Hay que explicarlo a la gente.[4]

El debate debe ser serio. Es un payaso el que, en vez de dirigirse a, y escuchar a sus interlocutores, en un diálogo honesto y respetuoso de razones, posa como histrión y levanta la voz, para que lo escuche la audiencia de su circo, afuera. Necio quien pretenda argumentar dogmas contra los hechos. El hecho es que los socios de las 3,600 exentas del régimen a reformar están agudamente conscientes e irritados por haber perdido el control. A pesar del golpe y de su entreguismo,[5] con que creyeron una vez consolidarse. Y lucen decididos a desprestigiar y sabotear al gobierno actual y al Partido, si es preciso con un chantaje, sin que importe el costo. Alegando que sus privilegios son inalienables, que los funcionarios son incapaces, y exigiendo con su rayo hertziano paralizador, una rendición.

Hay otros problemas y se necesitan otras cosas para mejorar la  administración, eficiencia y calidad del gasto. Pero antes, el Estado debe contar con una masa congruente de recursos. Que no hay ahí porque unos empresarios hacen deporte para burlar la ley, y otros hacen la ley para ahorrarse trabajo, y evadir su responsabilidad.

Empleo. Por supuesto, Mateo, que los hondureños tienen problemas materiales, y necesitan empleo como, para prosperar, ocupan infraestructura, seguridad, salud y educación. Pero justo la empresa privada que recibe las exoneraciones no logra generar el empleo que ocupamos, y no satisface esas necesidades, que correctamente, aducen Uds. que le toca al gobierno. Como resguardar el ambiente, para lo cual se ocupan guardabosques, dasónomos y biólogos.

Para proporcionar una seguridad pública eficaz, de forma que la gente pueda accionar libremente, operar sus negocios, transitar a su empleo, gozar un mínimo de tranquilidad en sus barrios y calles, Honduras necesita, según cálculo de expertos, 30 mil policías más, después de depurar y  re-contratar a los 20 mil actuales, e invertir en el establecimiento de un sistema de seguridad comunitaria.  Policías bien formados y entrenados, asegurados, disciplinados y bien pagados, que disfruten la confianza pública, en vez de ser vistos como depredadores; equipados con mejores recursos que los delincuentes.

Después de eso, para proveer a los jóvenes la educación de calidad y pertinente que necesitan para ser empleados productivos, con salarios congruentes con su formación, se necesita construir muchas más instalaciones y contratar otros 15 mil maestros, muy bien formados en las nuevas tecnologías de la educación, equipados -ellos también- para dar a los estudiantes a tiempo completo (no cuatro sino siete horas de aula de calidad al día), así como materiales y servicios, las tabletas y el Internet.

Y han de estar saludables unos y otros, maestros y policías, estudiantes y trabajadores, los niños que no llegan a párvulos y sus madres con licencia, y los ancianos y el personal de salud. Y para eso, se ocupan otros 12 mil médicos más de los que hay hoy empleados y 20 mil enfermeros profesionales más, adecuadamente remunerados… en un servicio general de salud para todos. Y no hay con qué; no se dispone de medios para 60 mil plazas. ¿Entonces, qué hacemos? Pues en efecto, hay que pagar los tributos, ni modo, M.

La sociedad necesita que seamos todos responsables. Para serlo, y para el bien de los empresarios también, el Estado necesita un fisco, que no recargue de impuestos indirectos al consumo más esencial, despojando a los más pobres; sino en cambio exija responsabilidad fiscal a los privilegiados, hoy exentos, a los príncipes de la industria las finanzas y el comercio, de la raza y religión que sean.

Necesitamos que Ud. pague impuestos, amigo y que deje de sacar a paraísos fiscales el capital acumulado explotando nuestro mercado;[6] se ocupa que paguen los veinte y cinco más ricos, y las tres mil seiscientas empresas exoneradas, su parte alícuota de lo que cuesta ser una nación. Con lo cual, acaso eventualmente, la sociedad, tendrá un poquito menos de disponibilidad para el despilfarro, Mateo. Pero le volverá a quedar el saco, y se sentirá más cómodo y mejor con sus vecinos que, a su vez, tendrán un poco más desahogo, y apreciarán a una elite comprometida, arraigada, identificada con la Patria, que es el bien general. Felices los cuatro. Hay que cambiar. Si no vamos a perder la paz social y a despoblar el país. Por eso LIBRE tiene que mantenerse firme, procurar los aliados posibles y, si no se puede -por la falta de representatividad- ganar en el Congreso, tendrá que tener una estrategia alternativa, para defender los intereses de las mayorías, ahora sí, a como dé lugar, haciendo lo que tenga que hacer para servir al pueblo. Movilizándose. ¡Porque esa es la democracia!

El Carmen 23 de Mayo 2023


[1] Empresario soy yo, y hasta teóricamente debería gozar de exenciones que nadie me da para producir leche.

[2] La infraestructura y los servicios básicos, la calle, la torre, el hospital y la escuela, el muelle y el aeródromo.

[3] Por dar un ejemplo, en Estados Unidos, Meca del modelo invocado, la empresa que después de cinco años no genera ganancias y no paga impuestos, es advertida y obligada al cierre, para que se use mejor su capital.

[4] O quiero repetir la observación de Machiavello , de que las reformas son difíciles porque  los que van a perder lo entienden bien mientras que los potenciales beneficiarios no tienen claro su ganancia y móvil

[5] Después del golpe reían a carcajadas aun frente a la cooperación internacional, ufanándose de que el país era suyo, y no iban a dejar que viniera perico de los palotes a quitárselos.

[6] Hay razones legítimas para tener dinero en el extranjero, cubrir compras, pagar cuentas de servicios, una hospitalización, la educación de un hijo. Pero no para evadir el impuesto al capital en el lugar de origen. 

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