Tegucigalpa.- El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) expone que 82% de los suicidios que se registran en el país son perpetrados por hombres y el 18% restante por mujeres.
De los 3,126 suicidios que han ocurrido desde enero de 2014 a julio de 2021, 2,476 han sido del sexo masculino, así lo refleja el último boletín del Conadeh.
Este mismo estudio del Conadeh encontró que entre las causas detrás de esa desproporción de suicidios entre hombres y mujeres apunta a la violación, desempleo, violencia del padre y machismo.
El rango de edad en el que ocurren más hechos es de los 20 a 29 años, con 1,245 reportes, seguido de los 30 a 39 años, que tienen 764 reportes, representando en conjunto el 49% del total del registro.
En el año 2014, para el caso, se registraba un suicidio cada 35 horas, situación que cambió radicalmente a partir del año 2017, al reportarse más de una víctima diaria, situación que se mantiene hasta lo que va de 2022.
La profesional de la psicología de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), María José Barahona, manifestó que muchas veces esta problemática se debe al patrón y comportamiento que traen arraigado los hombres en vista que se les ha educado para que repriman sus sentimientos.
“El mejor ejemplo que vemos es que cuando son niños a los hombres se les dice que no tienen que llorar porque es hombre, lastimosamente este pensamiento está arraigado en un hombre a lo largo de su vida”.
En entrevista con Criterio.hn Barahona manifestó que muchos hombres llegan a la adolescencia y no saben cómo expresar o manejar sus sentimientos y emociones, “podemos ver cuando sufren bullying desde pequeños, llegan a la edad adulta y no saben cómo manejar con estas emociones, normalmente llegan a caer en excesos, llámese, drogas o alcohol y cuando no pueden manejar la situación, toman la decisión de acabar con su vida”, lamentó Barahona.
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Agregó que muchas veces a este factor se suman la situación económica, problemas laborales, temas de pobreza y temas asociados a la conducta que se vive en Honduras, “vemos que el hombre es muchas veces es la cabeza del hogar, a raíz de esto el hombre también entra en estrés y demás otras situaciones que lo orillan a atentar hasta contra su humanidad”.
A juicio de Barahona en Honduras se deben crear políticas que ayuden no solo a la víctima sino también a sus familiares para que puedan superar la etapa del duelo a través de terapias psicológicas.
Es importante que se priorice la salud mental en la población hondureña, es necesario que se haga desde los centros escolares, estos deberían tener un psicólogo para que analice patrones, comportamientos y conductas de cada niño y de esta forma fortalecer alguna de sus debilidades, concluyó Alvarado.
De los 1,029 casos registrados desde el año 2020, unas 578 personas, que representan el 56% de los casos, tomaron la decisión de suicidarse mediante asfixia por suspensión o ahorcamiento, 281 utilizaron sustancias tóxicas, 114 hicieron uso de arma de fuego, 20 personas optaron por usar arma blanca y alrededor de una decena de lanzarse al vacío.
FALTA DE OPORTUNIDADES CONLLEVA AL SUICIDIO
El estudio arrojó que respecto a la ocupación de las víctimas de suicidio figuran personas con diferentes profesiones y oficios, para el caso unas 160 personas tenían el oficio labrador, 144 agricultores, 106 jornaleros, 98 amas de casa, 77 estudiantes, 38 comerciantes, 27 albañiles.
El problema de salud mental está asociado con la falta de oportunidades y a las condiciones de pobreza y de miseria que, en Honduras, afecta siete de cada diez hondureños. Especialistas en psicología indican que el sexo masculino, por cultura, se reprime en la depresión.
El suicidio es un problema silencioso que sigue cobrando vidas, muchas personas enfrentan a diario diferentes situaciones difíciles de manejar, mismas que al no ser resueltas ni controladas muchas veces terminan llevando al afectado a atentar contra su propia vida.
El jefe del departamento de sociología de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Blas Enrique Barahona, manifestó a Criterio.hn que el problema que hay en Honduras es un problema social al que no se le da la importancia que debería y que históricamente no ha sido abordado a profundidad.
Agregó que en tiempo de crisis económica y política los suicidios aumentan, “tenemos una crisis económica muy fuerte, incluso tenemos crisis de identidad y eso también influye en el suicidio es por eso que vemos que el suicidio ha incrementado en jóvenes y adolescentes de nuestro país”.
Barahona manifestó que uno de los elementos fundamentales es que la sociedad hondureña está en deterioro y en pérdida de valores y encima de todo, la población joven ha sido marginada en el área política, económica y social.
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“Recordemos que los jóvenes no tienen empleo, no hay oportunidades para ellos, las condiciones económicas de los jóvenes son malas y por esto las personas entran en una frustración”, este problema necesita ser estudiado y ponerle atención, además, deben definir políticas públicas encaminada es este problema, manifestó Barahona.
Los jóvenes necesitan una mayor participación en la toma de decisiones en general, deben brindarles empleo, abrir espacios públicos para esta población que se ve afectada y fortalecer la cultura de participación ciudadana.
“Muchas veces por la falta de todos estos elementos es que los jóvenes se van a formar parte de los grupos delictivos para encontrar un refugio en este grupo, porque la sociedad aquí afuera no les da esos espacios, es urgente que las autoridades pongan manos en el asunto”, indicó Barahona.
Analistas y profesionales de la sicología aseguran que las provocaciones pueden variar, según el nivel del problema, pero el motivo final es un nuevo conflicto que termina siendo la decisión final para consumar lo planeado.
En Honduras se creó el numero denominado “teléfono de la esperanza” el 150, al cual pueden acudir las personas que tienen ideas y conductas suicidas, sin embargo, en entrevista reciente con Julio Velásquez, representante del Conadeh, manifestó que la población que acude a realizar la llamada telefónica de emergencia en solicitud de ayuda psicológica es mínima.
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