Por: Redaccion CRITERIO.HN
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Fotos: cortesía de Aci-Participa
Tegucigalpa.-Agotados de la indiferencia de las autoridades hondureñas, una caravana integrada por 42 mujeres (tres de ellas en estado de embarazo), 57 hombres y ocho menores de edad, tres de estos nacidos en territorio catracho, salieron en búsqueda de su libertad.
Desde marzo pasado, la ciudad de Choluteca ha albergado a al menos 500 migrantes, quienes no pueden salir de Honduras debido al cierre de las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) por la pandemia del Covid-19.
Este martes 2 de junio a las 6:00 de la mañana los migrantes, procedentes del continente africano, tomaron sus pocas pertenencias e iniciaron una caminata con destino, según ellos hacia a la “libertad”.
Con sus rostros agobiados, pero con la mirada esperanzadora por la idea de dejar finalmente el país que los ha retenido durante casi 80 días y sin importar las condiciones climáticas que azotan el territorio hondureño, mujeres, hombres y niños iniciaron su recorrido.
A menos de una hora de su partida, la caravana fue obstruida por policías y militares a la altura de la comunidad de “El Marillal”, en la salida de la ciudad de Choluteca. El bloqueo sumado al agotamiento físico y emocional de los migrantes ocasionó desmayos y llantos.
La caravana esperó pacientemente a un lado de la carretera para no obstruir el paso vehícular, y bajo la promesa de la llegada de una comisión del gobierno, procedente de la capital, los migrantes no accedieron a ser entrevistados por periodistas o defensores de derechos humanos.
Alrededor de las cuatro de la tarde y ante la amenaza de lluvia, los migrantes decidieron impedir el paso vehícular. Al cierre de esta edición, los migrantes estaban siendo intimidados por un equipo antimotines de las Fuerzas Armadas de Honduras.
Su historia
CRITERIO.HN publicó en abril pasado un reportaje sobre las calamitosas condiciones en las que se encontraban los 500 migrantes, en su mayoría de procedencia africana, en consecuencia de la alerta sanitaria por el Covid-19, que orilló al gobierno hondureño a imponer un aislamiento social y por ende la suspensión de labores en la mayoría de las instituciones o empresas públicas y privadas.
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De acuerdo con el reportaje, la pandemia del Covid-19, dejó a la intemperie a estas personas por no tener un salvoconducto para seguir su camino hacia los Estados Unidos, su destino deseado, ello por no tener la alternativa ordinaria de un trámite migratorio que precisa el pago de una multa de 138 dólares, previo a una audiencia por parte de las autoridades migratorias.
La situación de los migrantes se agudizó con el paso de los días, al punto de tener que dormir en las calles porque el Covid-19 mantiene cerrado los albergues estatales y el dinero para el pago de hospedajes en hoteles o casas particulares se les agotó por la prolongada estadía.
Durante casi un mes de retención, los migrantes han sobrellevado una pandemia que se complicó por la desidia de las autoridades hondureñas, las que casi nada han hecho por brindarles medidas de salubridad, obligándolos a permanecer en condiciones inhumanas y en un alto riesgo de contagiarse del coronavirus.
En su larga espera han nacido tres bebés; dos de ellas viajan junto a sus padres en la caravana de “La Libertad”.
Hasta el momento la policía no los ha reprimido ni los ha desalojado, pero tampoco los deja avanzar.
Flujo de entradas sin salidas
El día nueve de mayo, 136 hondureños, llegaron al aeropuerto internacional de Toncontín procedentes de Villahermosa, México.
A solicitud de las autoridades migratorias de Honduras, los migrantes fueron puestos en aislamiento por la pandemia del coronavirus. Inmediatamente a su arribo las autoridades del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) procedieron a trasladarlos al centro de aislamiento instalado en Tegucigalpa en el complejo deportivo “José Simón Azcona del Hoyo”, más conocido como Villa Olímpica, donde deberán cumplir la cuarentena.
Ese día, los migrantes africanos ya cumplían más de 50 días queriendo ser atendidos por las autoridades de migración. Para esa fecha la Junta Local de Choluteca, presentó el informe “Situación inmigrantes”, el cual develó las paupérrimas condiciones de los migrantes en ese departamento.
Diversas organizaciones defensoras de derechos humanos en la zona han gestionado e incidido ante el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras (Conadeh) y las oficinas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), sin mayores resultados.
Bajo este contexto la caravana ha decidió marchar sin vuelta atrás, “nos hemos cansado de esperar, de creer las falsas promesas de las autoridades, no queremos que nos den comida, ni casa, queremos que nos dejen seguir nuestro camino”, dijo uno de las migrantes.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas