Por: Aimée Cárcamo
Ilustración de portada: Reynaldo Raudales
Tegucigalpa. – Tienen pocos recursos, pero mucho talento y convicción sobre el papel irrenunciable del periodismo en la vigilancia del poder y la conformación de la conciencia social.
Cinco mujeres periodistas lideran igual número de medios de comunicación que hacen contrapeso en una balanza informativa que está inclinada por la censura y el cerco mediático implementado por los medios corporativos.
Una tarea nada fácil en uno de los países más corruptos del mundo, en el que ser periodista es un riesgo y ser mujer es un obstáculo adicional.
La sostenibilidad, que depende mucho del apoyo internacional al periodismo independiente, es uno de sus mayores retos, pero también la pandemia, que ha elevado la cuesta para quienes dirigen medios alternativos.
Dina Meza, de Pasos de Animal Grande; Emy Padilla, de Criterio.hn; Wendy Funes, de Reporteros de Investigación; Jennifer Ávila, de Contracorriente; y Lourdes Ramírez, de En Alta Voz, son las mujeres periodistas que están marcando un auge inédito en la historia del periodismo hondureño. Y no solo por hacer un periodismo independiente y de profundidad, sino porque “presentan enfoques alternativos, con visión de género, lo que es novedoso en nuestro medio, en donde la visión y los enfoques han estado a cargo de hombres con óptica masculina”, reflexiona al respecto el historiador hondureño Mario Argueta.
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UNA VISIÓN MÁS AMPLIA DE LA SOCIEDAD
“Una tarde llegó mi papá con mis hermanos varones y me dijeron: ‘¿Vos vas a seguir arriesgando a tus hijos por esto?’”. Se referían a la profesión que Dina Meza ejerce desde hace 28 años en uno de los países más peligrosos del mundo para hacer periodismo. El más peligroso de América Latina, según la Clasificación Mundial 2020 de Reporteros sin Fronteras.
Las amenazas contra la experimentada periodista y su familia han sido tan creíbles que dos veces, en 2006 y 2013, tuvo que salir de Honduras.
La primera vez a Costa Rica, con sus hijos. La segunda vez a Inglaterra, sola, como becaria del Centre for Applied Human Rights de la Universidad de York, donde debía llevar un proyecto para desarrollarlo al regresar a su país; lo llamó Periodismo y Democracia, y contemplaba un periódico digital. Así nació Pasos de Animal Grande, medio especializado en derechos humanos que fue lanzado el 7 de abril de 2015.
“Creemos que el periodismo es una herramienta fundamental de información y también de incidencia en los derechos humanos”, dice la comunicadora, cuyo enfoque son temas estructurales, de libertad de expresión y de derechos humanos “que por lo general tienen una censura en los medios corporativos”.
Para la también activista de derechos humanos, el auge de medios alternativos liderados por mujeres periodistas se da porque “somos discriminadas en la cobertura de la información, quienes están hablando son los hombres, los posicionamientos de país, las entrevistas, son para hombres, entonces tiene que ver con esa necesidad de posicionar temáticas estructurales que no se están abordando y porque las mujeres tenemos una visión más amplia de la sociedad, o sea, abordamos todos los aspectos y no somos tan reduccionistas”. Pero, además, porque “se nos han ido cerrando los espacios de comunicación” en los medios corporativos.
Obligada a mudarse de casa unas doce veces desde 2006 por amenazas en su contra, Dina Meza sabe que las periodistas enfrentan un mayor riesgo “por ser mujeres” y “porque estamos en un sistema patriarcal que no nos ve como sujetas de derecho”, porque “piensan que no podemos generar un pensamiento o un análisis”. El ataque hacia las mujeres periodistas es “bien diferenciado, la utilización de redes sociales para desprestigiarnos y para generar estos mensajes de odio contra nosotras es una de las cosas que también se está dando mucho”.
En ese escenario, el periodismo colaborativo entre los medios alternativos, algo que no ocurre con los corporativos, “es básico por dos cosas: una de ellas es que derivamos las amenazas y se confunde de dónde viene la información”.
No obstante, considera que “todavía nos falta sentarnos a coordinar todos los medios alternativos, que ese es otro sueño que es importante que concretemos, para que podamos colocar nuestra agenda informativa y podamos fortalecer el periodismo alternativo”.
Para Dina Meza, quien espera lanzar a finales del próximo año su libro De la amenaza a la esperanza, una de sus principales motivaciones es “ver que hay tanta gente vulnerable y que no tiene una esperanza, no ve que hay una salida con todas las cosas políticas, económicas, que están sucediendo en el país, eso impulsa”. Pero también “el reconocimiento que nos han dado por nuestro trabajo, creo que eso también es valorable”.
NUESTRA LÍNEA EDITORIAL NO ESTÁ EN VENTA
Veinte años atrás, Emy Padilla, directora de Criterio.hn, nunca se hubiera imaginado que iba a fundar un medio o liderar un equipo de investigación periodística. Empezaba entonces como reportera de un medio impreso en Tegucigalpa y “mi imaginario era distinto totalmente”.
Tampoco se imaginó ver un día a mujeres periodistas al frente de medios de comunicación alternativos que, como Criterio.hn, se han convertido en referentes con una agenda propia que se contrapone a los intereses desde el poder, “porque sí he visto eso, que (en) los medios digitales, que nos estamos dedicando a investigación en Honduras, son mujeres las que estamos al frente”.
Y “digo esto porque yo vengo de los medios tradicionales donde la mujer no ha figurado, ha tenido espacios muy cerrados, ha sido víctima de acoso sexual, de acoso laboral, de todo tipo de violencias”.
Desde su casa, nos atiende en una videollamada, sonriente y con delantal, intercalando, como muchas y muchos, trabajo y hogar.
“Vamos cambiando y marcando la pauta del nuevo periodismo en Honduras”, dice luego con seriedad. Y cuenta que el día anterior a la entrevista compartió su experiencia como directora de Criterio.hn con estudiantes de periodismo de la UNAH, una invitación que recibe con frecuencia de varias universidades. Y es que desde su creación el 1 de mayo de 2015, Criterio.hn ha ido consolidándose como uno de los medios hondureños con mayor prestigio y credibilidad. Pero mientras algunos lo ven solo como un modelo de negocios “nosotros lo vemos como una oportunidad para hacer periodismo independiente”.
Aunque “cuando hablamos de la sobrevivencia de los medios alternativos, les digo que igual la sobrevivencia económica es alternativa” porque “nosotros no vamos a tener pauta gubernamental” ni de “grupos económicos que quieran controlar nuestra línea editorial, porque no está en venta”.
De hecho, “la empresa privada es el mismo grupo político empresarial, ellos controlan los medios en Honduras, por lo tanto, no van a pautar con un medio que los incomoda”. Es por eso que “tenemos que buscar otras formas de ingreso”. Y en este momento es gracias a “la comunidad internacional que financia los medios independientes”, que hacen investigación, “que nosotros tenemos una oportunidad de sobrevivencia”.
Esa independencia para investigar, lo que las élites quieren ocultar, es el bien más preciado, “pueden existir mil medios de comunicación que están sujetos a la agenda única impuesta desde el poder, (pero) no tienen credibilidad”.
Por supuesto, investigar es una labor titánica debido a que el gobierno ha restringido la información pública relativa a los sectores de defensa y seguridad, y que se ha extendido a 18 instituciones civiles, como revela el informe La Transparencia en Honduras, Evaluando la Efectividad del Acceso a la Información Pública 2019. “Hemos estado en los últimos años insistiendo que se cumpla con la rendición de cuentas, con la transparencia, pero desgraciadamente no estamos en un estado de derecho”, lamenta.
Estas limitaciones “nos vuelven el trabajo más arduo, más difícil, a veces un tanto imposible, pero no del todo porque siempre hay formas de buscar la información”.
Y lo han demostrado, con publicaciones en temas de ambiente, luchas comunitarias, defensa de la tierra y otros que son tabú en los medios tradicionales.
Las métricas, “que no engañan”, y las campañas en contra solo reafirman el impacto de Criterio.hn en una audiencia que valora la información de calidad y la investigación a profundidad. “Nosotros decidimos ese reto, las noticias que se hacen en Criterio.hn siempre van a ser independientes”.
SALIMOS PRIMERO A DENUNCIAR
“Hay una falta de credibilidad total en el modelo tradicional, en el monopolio mediático”, señala Wendy Funes, “y sobre todo desde el golpe de Estado (en 2009); luego, con el fraude electoral (en 2017), la gente dejó de creer en todo lo que se decía” en los medios corporativos o tradicionales.
Lo que describe la comunicadora y especialista en criminología es quizá el sentir de la población en general y, en particular, de periodistas que como ella se cansaron de la censura y decidieron fundar su propio medio de comunicación con el anhelo de hacer un periodismo independiente. Así nace Reporteros de Investigación el 16 de junio de 2017 y la respuesta ha sido inesperada: “Yo no me imaginé que la gente tuviera tanto interés, pensé que el periodismo de investigación era un tema que le iba a interesar solo a académicos, por ejemplo, (pero) hay mucho interés en la clase popular, agradecen mucho el trabajo que se está haciendo”. Y “a nivel internacional hay una respuesta inusitada de la gente que nos felicita y que, además, nos quiere apoyar con este tipo de periodismo”.
No obstante, hacer periodismo en un país en el que más de 80 periodistas han sido asesinados entre 2001 y 2020, con el 97 por ciento de los casos impunes, según el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) y donde se cometen en promedio nueve homicidios por día, según el Observatorio de Violencia de la UNAH, “causa incertidumbre, miedo, hace que gastemos más dinero en medidas de autoprotección, a eso hay que sumarle que ahora hay que tener medidas de bioseguridad”.
Pero la pandemia ha sido también una ventaja, dice esta comunicadora apasionada de la investigación, porque “ha abierto avenidas importantes, oportunidades de credibilidad”. Y es que “mientras los demás medios han callado, nosotros salimos primero a denunciar, no solo a sacar una simple noticia, sino a describir con documentos y con más rigor cómo operó la red de corrupción” que ha saqueado millones de lempiras durante la pandemia. “A raíz de eso se generaron movimientos de sociedad civil, la gente empezó con la etiqueta ‘dónde está el dinero’ y los medios tradicionales ya no lo pueden callar porque las redes sociales y los medios alternativos son una presión demasiado fuerte”.
Aunque, “por supuesto siempre sacan la información parcial, no sacan todo el trasfondo del asunto. Hacen el mismo show de siempre, como suele suceder en la tradición mediática de Honduras, sin exponer realmente quiénes están detrás”.
La saturación es otro reto al que se enfrentan medios alternativos como Reporteros de Investigación, “son tantos problemas para tan pocos periodistas interesados en el tema de investigación”. Además, impacta “la falta de formación para generar un modelo de negocio que nos pueda garantizar el éxito, tenemos todas las herramientas para hacer un periodismo que se merece Honduras y para despegar y dejar precedente, pero tenemos el desafío de aprender más sobre esto”.
Lo que está en juego no es poco, no todos los medios alternativos que hay en Honduras son totalmente independientes, reconoce Wendy, “hacia allí es que estamos trabajando, tener modelos autosostenibles que nos permitan total independencia”, porque hacer investigación no solo puede ser riesgoso, sino también caro. “Tengo buenas intenciones para mi país”, afirma esta periodista que desde que era reportera tenía la ilusión de “algún día emprender”.
SEGURIDAD CADA VEZ MÁS FRÁGIL
En Honduras, “la audiencia no va a pagar por periodismo porque tiene otras necesidades, porque hay una gran crisis económica y porque quienes podrían donar no les interesa porque estamos hablando de cosas que les afectan”, dice la directora y cofundadora de Contracorriente, Jennifer Ávila. Este medio nativo digital creado en marzo de 2017 enfrenta retos similares a los otros medios dirigidos por mujeres periodistas: inseguridad, discriminación de género, censura y, por supuesto, sostenibilidad financiera.
“Hemos estado afinando nuestro modelo de negocios porque nosotros somos una empresa” que brinda servicios como consultorías en temas de comunicación, imagen y campañas, “y tenemos este medio que estamos registrando como un producto de nuestra empresa”. Es decir, “vendemos otro tipo de servicios para poder sostener el medio”, de allí que “no vendemos publicidad de ningún tipo, ni siquiera de Google, porque sí tenemos una idea de que la información no debería mercantilizarse”.
Este modelo de negocio permite la independencia editorial del medio que tiene cinco líneas de investigación, entre ellas migración, violencia y derechos humanos.
“Tenemos un reto enorme con la audiencia hondureña porque nuestros contenidos son muy largos”, explica Jennifer. “Tratamos de ser creativos con los formatos, pero aun así cuesta muchísimo darle una información profunda a una audiencia que no está acostumbrada a eso” y que además se encuentra en un país muy polarizado.
No obstante, tres años después, confiesa que tanto ella como su colega y cofundadora de Contracorriente, Catherine Calderón, “a veces ni creemos cuántas cosas hemos hecho”. Su audiencia es “muy grande y muy activa en Estados Unidos y Europa, sobre todo en temas que son más que todo académicos y personas que tienen un interés específico en Latinoamérica”.
Además, “otra cosa que nos ha servido muchísimo, que yo creo que sin eso no hubiéramos podido avanzar, es la colaboración entre medios regionales, y obviamente, el apoyo político y económico de muchos donantes del extranjero”.
Contracorriente ha hecho trabajos transnacionales hasta con 16 países en un solo reportaje, lo cual les permite tener un alcance regional y global, pero, además, “las alianzas con los medios han sido súper importantes porque en momentos de riesgo son los primeros que están apoyándonos”.
Con la pandemia, “tenemos dobles o triples jornadas” de trabajo, “sobre todo las mujeres”. Y en su caso particular, “la responsabilidad que tenemos de darle toda la seguridad a nuestro equipo es una carga muy pesada. Nos ha tocado invertir mucho en bioseguridad, seguros médicos, porque sí es necesario en este país donde el sistema de salud público no funciona”.
El gremio periodístico hondureño ha perdido al menos seis de sus integrantes debido al COVID-19, que ha servido también “de excusa para violar derechos laborales” con suspensiones, reducciones salariales y despidos que ponen a los trabajadores en una situación de mucha vulnerabilidad, dice esta periodista que debe dividirse en casa entre la maternidad y un proceso de trabajo que pasa por la renovación de la página web de Contracorriente.
Pero, además, “yo creo que también la pandemia ha justificado un toque de queda, digamos en ley o en papel, que le da poderes mucho más grandes a las Fuerzas Armadas, a la Policía Nacional, y está restringiendo de una u otra manera nuestras libertades”. En consecuencia, “es cada vez más frágil la seguridad que nosotros mismos podemos tener para poder ejercer el periodismo”.
DEBEMOS SUPERAR LOS ESTEREOTIPOS DE GÉNERO
Un día de “junio de 2017, cuando me dirigía a mi programa de radio en la 96.1 de San Pedro Sula, a mi programa de noticias Café Informativo Radio, me encontré con que el espacio había sido ocupado por otro periodista. Reclamé porque tenía un contrato firmado por un año más, eso no importó, el dueño de la radio me ofrecía dos horas en la tarde del sábado por el precio de una hora, pero ya teníamos audiencia matutina, fue una especie de censura disfrazada de ‘error’ administrativo. Ese mismo día decidí que lanzaría un medio digital”. Así nació En Alta Voz, nos cuenta por mensaje escrito la periodista Lourdes Ramírez.
El medio de comunicación, el último de cinco fundados por mujeres periodistas entre 2015 y 2017, “ya tiene más de tres años y se sostiene por mis ingresos como consultora independiente y con la colaboración profesional de varias colegas y amigas que forman parte de esta iniciativa”.
Una buena noticia es que “ya comenzamos a recibir subvenciones porque el diario comienza a consolidarse”. Además, cuando la contactamos, el equipo se encontraba en un proceso de capacitación con la Fundación Internacional de Mujeres en Medios (IWMF, por sus siglas en inglés).
El informe Libertad de Expresión 2018-2019 del Comité por la Libre Expresión C-Libre califica de “espantoso” el entorno para el ejercicio de ese derecho en Honduras. El documento, señala así mismo que “durante 2019, también se pudo identificar un aumento en la violencia en línea basada en género en contra de mujeres periodistas”.
Lourdes Ramírez no es ajena a ese problema: “Hemos recibido ataques cibernéticos y presiones por dejar de publicar algunos temas”.
Un riesgo al que están expuestas “las mujeres periodistas que estamos en contra de la manipulación y control de la información” y que, como ella, decidieron crear sus propios medios porque, además del hecho de que “los espacios se cierran para nosotras, queremos contar las historias tal como son y no con un enfoque que se deba a intereses creados”.
Anécdotas de intentos de censura no le faltan. “Tuve un jefe en la televisión, un empresario, él me decía: ‘No quiero noticias de enfermos, no quiero noticias de niños, no quiero noticias de evangélicos, no quiero noticias sobre viejitos’. También me decía que no quería noticias de gente de ‘izquierda’”. No obstante, aunque era el dueño y gerente del canal, “nunca acepté sus controles”.
Con más de tres décadas de carrera profesional, la comunicadora sabe que “hay riesgos que enfrentar en un país como Honduras” y “cuáles son los temas que incomodan”.
Para ella, el principal reto “en un sistema donde no hay respeto por la vida es seguir ejerciendo el periodismo y mantenerme con vida”, pero, además, “reducir los riesgos para mí y para mi familia”. Porque, lamentablemente, “el impacto abarca a toda la familia” y “afecta emocionalmente y económicamente”.
En nuestro país, “no existen instituciones que respalden al periodismo, gracias a alianzas con organismos internacionales podemos acudir a ellos en casos de emergencia, pero dentro de Honduras no”.
Finalmente, la comunicadora hace una declaración que debería ser universal y es que “las mujeres debemos superar los estereotipos de género, tenemos todas las capacidades profesionales de los hombres”. Porque “en el periodismo existen tan buenos periodistas hombres como mujeres, todo está en atreverse y perseguir un sueño hasta alcanzarlo”.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas
4 respuestas
Felicitaciones ustedes son mujeres de mucho temple. Buen articulo de Aimée Cárcamo. Saludos.
Extraordinarias y valientes mujeres quienes hacen historia y dejan un legado a sus familias y a las nuevas generaciones de periodistas en Honduras,sobre todo a las mujeres de Honduras,felicidades ustedes son las heroinas verdaderas con acciones valientes que son un gran ejemplo para los hondurenos y los ciudadanos del mundo.
Magnífico artículo. Gracias por su labor, incluye riesgos, cierto, y muchos, son ustedes los comunicadores quienes llevan la carga de informar al pueblo, ojalá y con la verdad que mobilize a las masas!!
Sobre todo por ser vosotras todas mujeres, mi admiración va para ustedes!!
Y gracias por crear o despertar la conciencia de un pueblo anestesiado!!
Salud hembras del saber!!!
Muy buen artículo. Es necesario relevar el papel de las mujeres en los medios de comunicación, su enfoque sin duda es más amplio. Me alegra saber que en el periodismo hay mujeres valientes que están rompiendo modelos y adecentando la profesión