Mafia italiana y drogas: Más trapos sucios de la dictadura de Tiburcio Carías

Por: Emilio Fonseca

¿Por qué es importante conocer y aprender de nuestra historia? Porque lo que nos está ocurriendo ya había pasado antes y, para colmo, con los mismos actores.

Como todos sabemos, no todas las historias están hechas de príncipes azules y princesas de belleza infinita. La historia de Honduras ha tenido, y sigue teniendo, sus lados oscuros y más de un recuerdo que muchos quisieran que nunca se recordara. El libro PROBIDAD Y ÉTICA EN Las POLÍTICAS PÚBLICAS: EL CASO DE HONDURAS (y los investigadores María de los Ángeles Chaverri y Vicente Zavala Pavón), nos cuenta hoy lo siguiente:

El poder concentrado en manos de los Comandantes de Armas les permitía enriquecerse con la bendición del dictador, siempre y cuando no osaran cuestionarle públicamente.

Diversos y cuantiosos fueron los actos de corrupción de los Comandantes de Armas, pero algunos de ellos serían el comienzo de una práctica viciosa, que años después pondría en evidencia y ridículo a las Fuerzas Armadas de Honduras. Esto se desprende de la siguiente información.

Para el año 1944, el reporte oficial de efectivos militares con que contaba Honduras era de 3,000 oficiales y 53,000 efectivos de tropa. Sin embargo, la realidad era otra, ya que únicamente había 322 oficiales y 1981 elementos de tropa, el resto de personal consignado en los reportes oficiales sólo existían como nombres en las planillas, que eran listados y usados por los jefes militares para cobrar los sueldos y salarios que ellos se robaban y todo esto era del conocimiento de los militares estadounidenses.

Pero si estos actos de corrupción eran la norma en las actuaciones de los esbirros de Carías Andino, los actos en los que se involucraba él personalmente eran de una magnitud abrumadora.

Así se desprende de los reportes que hicieron entre 1932 y 1933, las propias autoridades estadounidenses, las que según tales informes no sólo vinculaban a Carías y sus colaboradores, sino también a las empresas bananeras con el crimen organizado en los EE.UU.: »En 1930 el mercado hondureño de drogas floreció bajo el liderazgo del Presidente Tiburcio Carlas Andino, quien tuvo el apoyo de la UFCO. Un informe de la Oficina de Narcóticos de los Estados Unidos acusaba a Carías de autorizar embarques de drogas en los vuelos de carga de la aerolínea TACA».

Esta grave acusación fue producto, del seguimiento que las autoridades estadounidenses le habían dado a las relaciones de las compañías bananeras y de ciertas personalidades con los grupos mafiosos afincados en los EE.UU.

Las autoridades estadounidenses sabían que desde 1900, las empresas fruteras habían hecho uso de sus vínculos con la mafia de Nueva Orleáns, liderada por Cado Matranga y Antonio Macheca; para emplear criminales que les ayudaron a construir su imperio ferroviario en Honduras.

Estas relaciones y vínculos también apuntaban a Cado Marcello, otro jefe mafioso: »En 1930, la mafia de Nueva Orleáns se habla fuertemente involucrado en el tráfico de narcóticos, entre estos cocaína y morfina desde Honduras. En 1932 y 1933, Honduras importó desde Europa ochenta y siete kilogramos de morfina, suficientes para satisfacer sus propias y legítimas necesidades por un siglo.

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La mayoría de esta droga fue reexportada ilícitamente hacia el mercado norteamericano, primariamente a Nueva Orleáns: Los casos de corrupción se hacían evidentes, no sólo como un hecho propio de la dictadura sino también, como pago para aquellos que habían colaborado activamente en el ascenso de Tiburcio Carías al poder.

El estadounidense (Neozelandés, N. del C.) Lowel Yerex, hacía negocios con su aerolínea TACA, transportando además de correo, por concesión exclusiva que le otorgó Carías, drogas para las mafias en EE.UU. De esa forma, Yerex recibía el pago por haber bombardeado Tegucigalpa en 1924 y por haber apoyado también a Carías en 1932, durante la Revuelta de las Traiciones, en donde perdió un ojo cuando pilotaba uno de sus aviones para atacar a las fuerzas liberales en el occidente de Honduras.

Esta relación entre mafiosos, empresarios bananeros y el gobierno de Tiburcio Carías, fue extensa, como lo indican los autores estadounidenses citados, ya que personajes mafiosos tan notorios como: Frank Costello, Jake Lansky, «Dandy Phil» Kastel y el corrupto ex Gobernador de Lousiana, Huey Long, visitaron algunas veces el Hotel Roosevelt, en La Ceiba; para reunirse con ejecutivos de la Standard Fruit and Steamship Company. 

Y ahora, Usted también lo sabe.