período gubernamental de Transición

Honduras: Una nación Tardígrada

HONDURAS: Una nación Tardígrada

 

Por: Jeison David Mencía*

Al comenzar este artículo, la primera interrogante que puede incursionar la mente de cada lector es ¿qué se entiende por tardígrado? Antes de relacionar dicho término con conceptos equívocos se procede a explicar el título del presente escrito.

De acuerdo a (Lagos Tobías, et al., 2013) los tardígrados son animales microscópicos, parientes cercanos de los artrópodos, pertenecientes al Phylum Tardigrada, palabra que proviene de las raíces latinas tardus: lento y gradus: paso, y hace referencia al movimiento particular de estos animales -caminantes lentos- a los que se les conoce también como “osos de agua”.

Ahora, incluso después de entender qué es un tardígrado, se continuará con la incógnita del ¿Por qué comparar al país centroamericano con dicho animal? Resulta que dichos animales son, aunque microscópicos; los más resilientes del mundo. Esta increíble capacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos.

(Lagos Tobías, et al.) especifican que, los tardígrados ocupan el primer lugar en la categoría de los animales más resistentes y resilientes a nivel mundial, ya que poseen la capacidad de alcanzar un estado especial denominado criptobiosis. En este estado sobreviven a las condiciones más adversas.

Y si en algo se estará de acuerdo, es que Honduras es una magnífica representación de dicha cualidad. En caso de no concordar o intentar debatir la afirmación, se procede a analizar dicha aseveración de forma económica.

Para junio de 2019 y mediante el método de Línea de la Pobreza, el 59.3% de los hogares hondureños se encontraban en condiciones de pobreza, ya que sus ingresos no satisfacían el costo de una canasta básica de consumo que incluye alimentos y otros bienes y servicios. Además de esto, en ese mismo año Honduras poseía una brecha a nivel nacional de 49.8%; 42.6% en el área urbana y 57.1% en el área rural. Para el mismo año, el 11.5% de las personas mayores de 15 años, no sabía leer ni escribir.  Y si se analiza en términos laborales, los desempleados representaban el 5.7% de la Población Económicamente Activa. (INE, 2019)

Con una pequeña serie de datos económicos y demográficos se puede materializar la enrevesada situación que sufría un país que, para dicho momento, aún no soportaba el impacto de una calamidad mundial como la que atravesaría un año más tarde.

En 2020, el Covid-19 comienza a sacudir a un país que, sin necesidad de éste, ya presentaba una frágil estabilidad nacional. El efecto generado, por la que sería nombrada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud, fue notorio rápidamente, debilitando de forma amplia en pocos meses sectores vitales en la actividad económica; como el agrícola, el sector laboral y evidenciando la capacidad limitada que posee el sistema de salud de la nación.

De acuerdo con  (FOSDEH, 2020) el sistema de salud de Honduras comenzó a combatir el virus con apenas 130 unidades de cuidados intensivos y no más de 100 ventiladores mecánicos, exhibiendo un escaso nivel de preparación y capacidad de respuesta ante el crecimiento exponencial que el virus ya presentaba en otros países con mejores sistemas de salud como China.

Las medidas de contención de la pandemia adoptadas en Honduras condujeron a una contracción de la actividad económica, registrando al cierre de 2020 una caída histórica del PIB de 9.0% en términos reales según el (Banco Central de Honduras). Esto asociado principalmente a la disminución en la inversión privada (debido a la incertidumbre de los agentes económicos ante dicho escenario) y consumo, la reducción de los ingresos de las empresas y los hogares (por pérdidas de empleo); así como por los daños en la capacidad productiva de algunas actividades económicas (principalmente agrícola y manufactura), producto de las tormentas tropicales Eta e Iota suscitadas en noviembre de 2020 (otro infortunio resistido por el país en este período).

El sector laboral fue uno de los más afectados por el Covid-19 en la economía hondureña, debido a la paralización laboral producto del encierro establecido como norma de prevención y salud por el Estado. Algunas empresas optaron por despedir o rescindir de sus contratos a sus empleados al no soportar el efecto.

Las suspensiones laborales se triplicaron dentro de la economía hondureña entre marzo y abril siendo las más afectadas la micro y pequeña empresa, situación que se vinculaba directamente a la disminución en los registros de ventas, pero que, habitualmente recaen más sobre las microempresas.

Por el contexto internacional, las reducciones de la demanda externa ante la recesión de los socios comerciales agravaron la caída del producto doméstico, atenuado en parte por la recuperación de las remesas familiares en el segundo semestre del año. Por el enfoque de la producción, la mayoría de sectores económicos mostraron contracción, siendo los más afectados: Industria Manufacturera, por la menor demanda externa e interna; Comercio, dada la disminución en los volúmenes de venta; Agricultura, Ganadería, Caza, Silvicultura y Pesca, por los efectos climatológicos (Eta e Iota) e Intermediación Financiera, debido a la baja en el crecimiento del crédito y la implementación de medidas macro prudenciales (suspensión temporal de intereses moratorios, extensión de períodos de pago, entre otros). (Banco Central de Honduras, 2021)

Es normal imaginar que debido a un panorama tan adverso como el antes mencionado, un país se encuentre totalmente “entre las cuerdas” e incluso, derrotado, con oportunidad nula de ver la luz de forma esclarecida; pero no para la nación que se independizó del subyugo de la corona española, el país que, aunque no de forma ilesa, sobrellevó una serie de guerras civiles e internacionales y salió “vivo para contarlo”, el que combatió a la represión militar con todas sus fuerzas, el que, como pudo, resurgió de aquel voraz y destructivo ciclón llamado Mitch, la nación que soportó la crisis financiera y un año después; aunque moribunda, enfrentó un golpe de estado y a resiliente forma respiró sin darse por vencida.

Inclusive dado el contexto macroeconómico suscitado en 2020, el (Banco Central de Honduras) estima una recuperación en la actividad económica nacional entre 3.2% y 5.2% para 2021 y 2022, atribuida a la reactivación económica iniciada a mediados de 2020 y al fortalecimiento de la confianza de los agentes económicos a medida mejoren las condiciones de salud por la pandemia a nivel nacional y mundial.  No obstante, las tasas de crecimiento económico previstas para ambos años, se esperaría que el nivel de producción registrado previo a la pandemia se alcance hasta 2023.

Por el lado externo, se prevé un incremento de las exportaciones, atribuido principalmente a la demanda de bienes para transformación (prendas de vestir y arneses), seguido de algunas mercancías generales (café, melones y sandías, legumbres y hortalizas), como resultado del crecimiento económico previsto de los principales socios comerciales de Honduras.

Por último, se prevé que las remesas familiares continúen recuperándose, registrando una tasa de crecimiento de alrededor 4.0% en 2021 y 5.0% para 2022 (3.5% en 2020), en línea con el repunte esperado de la actividad económica estadounidense, influenciado por las medidas de estímulo fiscal implementadas por el nuevo gobierno y mayor control de la emergencia sanitaria.

Resiliencia. Capacidad que caracterizará siempre a Honduras y a cada uno de sus ciudadanos día con día, que a pesar de soportar y crecer en un ambiente económico-social malhadado sobresalen a dondequiera que los lleven sus sueños y ambiciones.

Que todos sepan que a cualquier parte del mundo a la que vayan, siempre habrá un hondureño que, a buena manera, verá “el vaso medio lleno”, recordando sus orígenes en una tierra tardígrada. Y que este artículo, sirva simplemente como una memoria, en el momento que (aunque no a corto plazo) Honduras resurja una vez más, como siempre lo hace.

*columnista invitado

 

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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