La batalla por la justicia

Dos Honduras y el consenso a favor del cambio, reflexiones sobre la mesa

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

 

Alguien muy perspicaz pudo ver venir el cambio desde antes. El Presidente decente Sánchez Cerén acababa de prohibir la minería en El Salvador, afectando a sus empresas, para salvaguardar el medio ambiente, y estaba a punto de romper con Taiwán. D. Ortega había consolidado ya su dictadura, y aunque nadie testificaba todavía contra Jimmy Morales, ya se podía anticipar su desastre. En 2018, hace cuatro años, luego de un proceso electoral que la observación internacional declaró viciado, D. Trump designó a Juan Hernández the lesser evil, como Presidente.

La inclusión ayer de JOH en la Lista Engels, la cancelación de su visa para viajar a EUA y el anuncio de que hoy arranca el proceso mediante el cual se solicitará su designación como kingpin, con lo que se procedería al embargo de sus bienes, los de sus socios, y su extradición por delitos de corrupción y conexos, de tráfico de drogas y lavado… no es nada personal. Tiene que ser un baño de agua fría para el conspirador trasnochado, para los 44 y esa clase política podrida y ha de ser una campanada para los demás, sobre nuestra dependencia en una red hegemónica regional en cual, con todo, hemos terminado siendo ¡el último aliado viable de EUA!

Todo cambia dice la canción. Al Señor Hernández lo han venido protegiendo aquí los fiscales y los jueces, los diputados y los altos cuadros militares, los grandes empresarios, los pastores, y antes de hoy, los diplomáticos de Estados Unidos y Europa, junto con los organismos que lo financiaban. Quizás todavía antes de la polarización social en los albores del s. XX, muchos hondureños compartiesen un sentimiento patrio común y una identidad comunicada, que sustentaran un compromiso de solidaridad. Eso ya no existía en los 1940s,  Honduras no es hoy ya una gran familia a la que Ud. puede serle leal, sin conflicto, General. Y no es una nación a la que traicione quien lucha por la verdad y la justicia. Por la deriva socio económica, se degradó en  los 1980s una novel conflictividad y ésta es hoy una nación dividida, donde la aspiración de quienes nada tienen topa y no puede si no reñir contra la ofuscación de quienes tienen todo y no ceden nada. Eso deriva en odio social y en confrontación justificada, que no se remedia reprimiéndola  ni ocultándola, una nación de enemigos en que ¡debe tomar partido!

No se trata ya de la de aquí  y la de allá, según el discurso borracho del -hoy- errante JOH. Resumo lo que aportan otros. La crisis política de la semana anterior, y pudiera haber muchas mas en los próximos meses -así son las revoluciones General– puso de manifiesto la previa división profunda entre los muy pocos beneficiados y, de otra parte, los muchos postergados, de la Honduras de ayer. La misma oposición que –antes- derivó en victoria electoral de la alianza por un proyecto alternativo, novel de país. Triunfo que entra en contradicción frontal con la fuerza material del arraigado status quo avaro. Si, se propone revertir injusticias, desfacer entuertos, resolver la contradicción principal. Entre la vetusta Honduras catatónica de ayer y la de mañana que apenas quiere asomarse, mas brota vigorosa, de la que es dueña el pueblo de bronce que urge de solo pan y agua limpia, salud, letras, la paz de la justicia y un  lugar para la dignidad.

Dicha confrontación puso en evidencia que las fuerzas de ese status quo (compleja red de intereses creados, de concesionarios de licencias y exenciones) no se van a dejar desplazar fácilmente, no se van a voltear, ni van a hacerse –dice lastimeramente Jorge Calix, a quien a último minuto dejaron solo– a  un costado, para dar paso a la mayoría y al Plan de Gobierno que -aun enferma- Xiomara nos recuerda que es su compromiso. Para demeritar y debilitar ese proyecto,  el conglomerado de poderes fácticos monta su primera aparatosa campaña postelectoral de medios masivos a su servicio, contra LIBRE, aprovechando como punching bag a sus coaligados, e instrumentalizando la justicia para sus fines mezquinos. El COHEP ahora si abandera ¿la ley?

A la vista están las gárrulas estructuras empresariales (de banqueros e industriales) que han tenido secuestrado al país, con el beneplácito extranjero y el cuento de que defendían la ley y la democracia. Estructuras criminales, dice Melo, engranadas en las bancadas, que le apuestan a frenar el proyecto, las  de los carteles que ven al país como pista y muelle.

Lastimosamente, por la vía de la propaganda confunden, consigue rodar el todos son iguales, captar socios sin conciencia social ni sentido de la historia que –antes- se opusieron a la dictadura, y hoy confunden la chicha con la limonada, entre quienes se decantan por el discurso normativo formalista,  se tragan el cuento viejo, dándole la espalda al análisis, a la historia, y a la verdad notoria, regodeándose en una confrontación que para complacer a sus patrocinadores profundiza la desintegración, obnubila, ofusca, apasiona y fanatiza extremos.

Mientras tanto, la labor más urgente se aplaza. Porque la nueva Honduras hay que construirla sobre ruinas, con obreros capaces y responsables, y los maestros-de-obras, igual que los otros, fuman, se distraen, desvarían. Hay oportunistas y chamberos que no pueden priorizar. Pero es lo que hay que hacer, recuerda Salvador, hay que priorizar, determinar que cosa es urgente, aterrizar de inmediato en lo que es factible, y construir una estrategia para afianzar la Alianza con el Pueblo que -desde antes- había proclamado Xiomara. Con empresarios honrados. Con la gente, las organizaciones sociales. Que acaban de ganar otra vez, porque fueron ellos quienes defendieron a LIBRE y a Redondo.

Frente a este contexto, Xiomara tiene que aprovechar su posición de fuerza todavía, y aceptar porque no la colaboración que ofrece el gobierno de EUA, e incluso comprometerse a coinvertir con ellos en oportunidades concretas que disminuyan la migración forzada, sin dejar de insistir en los derechos de los migrantes. Debe brindar su concurso para que los estadounidenses aseguren sus fronteras contra criminales de toda calaña, terroristas, traficantes de drogas, de personas y de armas, sin abdicar de la propia soberana decisión de construir una amistad fructífera contadas las naciones del mundo que quieran cooperar y puedan invertir.

Más allá de la restitución de la unidad de su partido, Xiomara debe calmar y extender la mano a otros aliados posibles. Ante la crispación debe ampliar el circulo,  redefinir amistades, apaciguar a los alienados por alguna incomprensión aleatoria, debe reconciliar, perdonar, exigir respeto, atesorar y blindar el consenso a favor del cambio que nos trajo hasta aquí, al poder posible y tentativo de la real democracia, aun vacilante.

El Carmen, 9 de Febrero de 2022.

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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