Cinco de noviembre: el día en que el pueblo salvó al pueblo

“No olviden el 5 de noviembre, que fue el día en que el pueblo ayudó al pueblo…”

Por: Redacción CRITERIO.HN

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Foto: Redes sociales/Mildred Tejada

Tegucigalpa. – La frase que una estudiante subió y que se hizo viral en redes sociales y que describe, en pocas palabras, la inmensa calidad humana de los hondureños y hondureñas frente a la emergencia del huracán Eta.

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La inquietud y los estragos tras el paso de Eta, hoy degradado a tormenta tropical, continúan con incesantes pedidos de auxilio de diversos sectores afectados por las inundaciones ante la crecida de los ríos.

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Así también afloró la solidaridad y el trabajo de los hondureños quienes, desde los vecindarios de barrios y colonias, autoconvocados, movidos y unidos por el dolor de los demás, reunían ayuda y compartían las acciones de solidaridad que estaban emprendiendo. Fue así como la gente recolectó alimentos perecederos, comidas servidas, medicinas, ropa, frazadas, mascarillas de bioseguridad, entre otros.

Publicaciones en redes con reportes de direcciones de atrapados en casas, trataban de expresar empatía con miles de afectados por las inundaciones, pérdida de patrimonio y seres queridos, son un guiño de las secuelas trágicas que deja el disturbio tropical

Las redes sociales también descargaron críticas a la respuesta del gobierno de Juan Hernández, masificando el repudio frente a dramáticas vistas y pedidos de ayuda de lanchas de rescate que nunca aparecieron.

Reclamos a funcionarios municipales, en el caso del alcalde de la ciudad de La Ceiba, Atlántida, así como a la policía por impedir que los vecinos intentaran ayudar a sus semejantes, coparon espacios y opiniones a la par de vídeos e imágenes, captadas con aparatos móviles mostrando áreas urbanas, instalaciones productivas inundadas, puentes, vías y casas inundadas o destruidas.

Personas a punto de ser tragadas por el agua, una familia rescatada en una maniobra audaz en helicóptero de la armada estadounidense, vehículos y conductores arrastrados por cauces furiosos, niños desamparados, familias enteras muertas en derrumbes. Un drama que abre un nuevo capítulo de la vulnerabilidad territorial, del manejo irresponsable del gobierno y que la solidaridad de la población es capaz de mover montañas.

En Facebook, Twitter y WhatsApp se hicieron virales vídeos de vecinos rescatando a sus amigos, cadenas humanas de jóvenes y de hombres rescatando a personas mayores, mujeres, niños; habitantes sacados en lanchas de zonas recónditas que avisaban de amigos ahogados, o el audaz rescate de una familia en el cauce de un río, incluso a mascotas extraviadas y desorientadas.

El dolor hecho imagen, luces y sombras que sacaron a flote la solidaridad contundente de la población que ya lleva ocho meses de encierro forzado por la pandemia de Covid-19, golpeada por el desempleo, el hambre, los desaciertos y la corrupción en el manejo de la crisis sanitaria, social, política y ambiental que sufre este país centroamericano.   

La solidaridad fue motivada en redes sociales por particulares, mientras la señal de las compañías de internet fue interrumpida en las zonas de la devastación, sin que hasta el momento se haya informado sobre las razones de incomunicar en un momento tan crucial para buscar la ayuda.

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