Tegucigalpa. – Honduras no cuenta con atención de calidad para las personas que buscan atender su salud mental, muchos pacientes con enfermedades mentales terminan en la mendicidad, abandonados tanto por la deshumanización del Estado, sin manera de atender su problema y poder sobrellevarlo, sin medicamentos y olvidados por familiares incomprensibles e insensibles.
Ese es el contexto de una persona que padece alguna enfermedad mental en Honduras, ya sea leve o grave, existe una desatención, falta de profesionalismo para tratar a los pacientes y una hondonada para aliviar esta situación, primero, porque es un problema latente, pero invisibilizado.
Nancy García, en conversación con Criterio.hn, de acuerdo a su experiencia vivida cuando estuvo algún tiempo interna en el Hospital Nacional Psiquiátrico Mario Mendoza, relató que llegó esperanzada en un proceso de rehabilitación, pero se encontró con un hospital de psiquiatría en condiciones deplorables no solo las condiciones de su infraestructura, también por la desatención que ofrece una parte del personal de psicología, psiquiatría y enfermería.
“Hay una agresividad de parte de quienes atienden irónico, porque el lema del Mario Mendoza es ‘no llorar para poder salir’, cuando lo que realmente necesita el paciente es un proceso de desahogo e ir a las raíces de porqué está en esas condiciones, sin embargo, hay una represión de parte de quienes atienden a los pacientes psiquiátricos”, narró García.
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Otra falencia es la alimentación, la comida no es preparada en las mejores condiciones ni de forma nutritiva. Además, no hay medicamentos, lo cual es evidenciado con las múltiples, acostumbradas e interminables protestas de pacientes en las afueras del centro médico.
García señaló que en Honduras hay más centros psicológicos y psiquiátricos, pero son privados e inclinados a la religión, por lo cual en la parte pública de atenciones mentales no hay mucho que elegir. En cuanto al acceso de medicamentos es sumamente escaso en el Mario Mendoza y tampoco se encuentran en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS).
En vez de encontrar un proceso de sanación se enfrentan a un ambiente prácticamente de castigo, duro para personas que necesitan asistencia psicológica o psiquiátrica.
El Hospital de Especialidad Psiquiátrica Santa Rosita, vendría más a ser un centro para la atención de personas con problemas a causa de la adicción de drogas y alcohol.
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Pero en Honduras hasta se ha normalizado la falta de salud física y la salud mental hasta parece un tema tabú, siempre obviando el problema de raíz estando más presente la discriminación, el abandono, el ataque, el morbo y los señalamientos antes que el compromiso de garantizar este servicio que debería ser básico en el sistema de salud.
Es por eso que hay psicólogos que señalan que esas condiciones contestan la interrogante de: ¿Por qué Honduras tiene una sociedad tan enferma?, sin abordaje con empatía, ni profesionalismo y sin tratamientos eficientes.
“La carrera de psicología debería analizar qué tipo de profesionales están graduándose, porque finalmente se evidencia una sociedad tan enferma y necesitada de atención psicológica y no hay un nivel de confianza para llegar a esos hospitales psiquiátricos, faltando una atención de calidad”, expresó García a este medio digital.
Lo anterior aclara que urge una atención mental integral y reconstruir esas atenciones psicológicas y pediátricas en un 100%, renovar con personal bien capacitado y con un enfoque de trabajo humanizado, ético y coherente hacia los pacientes que atienden.
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ESTADO SE SEPARÓ DE LA OBLIGACIÓN DE GARANTIZAR LA SALUD MENTAL
A todo ese contexto deplorable, se suma que los entes del Estado encargados de promover, proteger y fomentar la salud mental no lo están haciendo. Es más, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), el suicidio es la cuarta causa de muerte en Honduras.
En un boletín con estudios de 2015 al 2020, analizaron que el comportamiento interanual de los suicidios, hasta 2019, mantenía una tendencia ascendente, alcanzado en ese año una de tasa de 5.4 por cada cien mil habitantes (pccmh), siendo un número de casos con 433 víctimas. En promedio, en 2019, cada 20 horas y 13 minutos una persona se suicidó en el país. Además, los suicidios ascendieron una vez más durante la etapa más fuerte de confinamiento por pandemia en 2020.
En el Mario Mendoza suceden tratos inhumanos como levantar a las 5:00 de la madrugada a pacientes para que se bañen con agua helada, andan descalzos, no cuentan con toallas, champú y otras condiciones decadentes.
Lamentablemente, los diagnósticos tampoco son profundos, el trastorno bipolar es lo que más se escucha entre los pacientes, lo cual genera suspicacia porque no pueden tener los mimos padecimientos.
Cuando García estuvo interna había otras 30 pacientes y solo una psicóloga para ofrecer algún tipo de atención, por lo cual hace falta mayor personal.
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Recordó que en una ocasión llegó una paciente que era policía y al verla interna el personal la agarró y le aplicaron medicamentos, en ese momento una enfermera dijo: “hoy sí me las voy a desquitar todas las que me han hecho”.
Esas son algunos de los comportamientos que pacientes como ella han reprochado que deberían revisarse, evitando que ese proceso de curación se convierta en maltrato, violencia y represión.
La mayoría de pacientes que llegan al Mario Mendoza compartieron con García que en sus vidas sufrieron violencia contra la mujer física, psicológica, sexual y económica.
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Soñadora incorregible, en todo lo que hago soy diferente y auténtica, quiero dejar legado en esta carrera que ha sido descuidada y utilizada, defiendo a los seres vulnerados y detesto la injusticia. Las artes, el estilo y la naturaleza son parte del libro de mi vida. Escribiendo encontré el sosiego para sobrevivir. Creo reportajes y escribo sobre derechos humanos, migración, LGBTIQ+, mujeres, niñez, corrupción, arquitectura, análisis y comportamiento social, a veces una pizca de política. Creadora de Las 5 de Criterio. Ver todas las entradas