Por: Redaccion CRITERIO.HN
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Tegucigalpa. En la precarización del sistema de salud pública de Honduras, además de la privatización en los servicios sanitarios, expertos analizan la corrupción como un factor intencionalmente introducido para dar el tiro de gracia a un servicio público.
A través del foro “Covid-19: corrupción, manejo político de la crisis y desafíos para la atención primaria en salud”, organizado por la fundación alemana Friedrich Ebert, especialistas en materia de salud abogaron sobre la importancia de rescatar el servicio de la atención primaria fuertemente precarizado por las decisiones del gobierno de Honduras, sobre todo, durante el mal manejo de la actual crisis sanitaria reflejado en insuficiencia de la red hospitalaria nacional.
La presidenta del Colegio Médico de Honduras (CMH), Suyapa Figueroa, desglosa que a lo largo de los últimos años la degradación del sistema de salud ha atravesado un proceso gradual hasta ser carcomido por la corrupción pública expresada en los últimos gobiernos del Partido Nacional de Honduras.
“Este deterioro progresivo ha consistido en ceder los espacios públicos y entregar la salud a actores que han venido a dificultar el acceso a la atención”, expone Figueroa.
Las consecuencias han sido principalmente “el desmantelamiento del sistema de atención comunitaria que había en los años setenta que era una fortaleza de nuestro sistema de salud, donde la participación de la comunidad era fundamental en la búsqueda de soluciones”.
En consecuencia, explica que “la atención primaria fue profundamente sustituida por una atención medicalizada en la que la prima la oferta de servicios puntuales y la limitación de la garantía del derecho de la salud”.
Posteriormente, la presidenta del Colegio Médico de Honduras analiza que apareció la corrupción que aceleró aún más la descuartizarían del sistema sanitario.
“Además del abandono sanitario, se ha caracterizado el saqueo inmisericorde de los recursos que servirían para garantizar a esa atención de la población”, añade. “Y ese saqueo ha constituido la mitad del presupuesto en Salud”.
A la desarticulación la experta del Colegio Médico añade el papel quitado a la Secretaría de Salud, que fue trasladado a instituciones como la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (SINAGER) y las Fuerzas Armadas.
En definitiva “se ha fragmentado ese presupuesto de Salud a tal grado que ahora no se puede responder ante nada y cuando se aprueban los fondos para salud estos no sirvieron para fortalecer el sistema que dejaron caer”. Al contrario, sirvió “en que lo aprovecharon para la orgía de corrupción que se dio con esos fondos. Esto ha sido sin precedentes”, agrega.
Con todo, la profesional de la medicina valora que la población hondureña este a tiempo para replantearse el rescate de un sistema de salud integral.
“El desafío es recuperar esas redes de atención para garantizar en atención plena al derecho humano de la salud”. Y “tenemos que trascender a lograr esa recuperación: nacionalizar nuestro sistema de salud y a ser partícipe a la comunidad de la conformación de la recuperación de la salud”, plantea.
Sobre lo anterior, el director del Movimiento Madre Tierra, Juan Almendares Bonilla, coincide en la necesidad movilizar la indignación ocasionada por la corrupción a un estado de acción ciudadana.
Ante el mal manejo de la crisis sanitaria derivado en actos de corrupción en el sistema de salud, la sociedad hondureña ha salido a protestar principalmente en las grandes ciudades, donde la población ha expresado su descontento plasmado mensajes graffiti como “¿Dónde está el dinero?” y “¿Devuelvan lo robado?”.
Ante ese panorama de indignación, el también profesional de la medicina considera que “necesitamos la unificación del pueblo para rescatar el derecho a la salud”.
Sobre todo, porque según explica además del mal servicio, también los empleados de la salud han sido víctimas del descalabro. “El médico ha sido proletarizado, tenemos casi 10 mil médicos desempleados.
También hay subempleo de enfermeras y técnicos de laboratorios”. Por lo que ante la indignación es importante trascender a una atención médica “humana, especializada y ética”, concluyó.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar.
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