Casi 5 mil mujeres han muerto en Honduras en los últimos 11 años

Alrededor de 5,000 mujeres han muerto violentamente en  los últimos 11 años

• Durante el 2016, el CONADEH atendió 4,529 quejas de mujeres que denunciaron ser víctimas de violaciones a sus derechos humanos, es decir, un promedio de 12 diarias.
• Del total de víctimas registradas en la última década, unas 1,660 que representan el 33% murieron entre el 2014 y lo que va del 2017.

El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Roberto Herrera Cáceres, condenó hoy la situación de violencia a la que están expuestas las mujeres en el país y cuestionó la falta de estrategias de carácter preventivo e investigativo y el alto grado de impunidad que persiste en  la mayoría de los casos.

Se estima que entre el año 2006 y lo que van del 2017 han muerto alrededor de 5,000 mujeres cuyos responsables,  en más de un 90%, son “desconocidos” por las autoridades encargadas de la investigación.

Del total de víctimas registradas en los últimos 11 años, unas 1660 que representan el 33% murieron entre el 2014 y lo que va del 2017.

“Para el CONADEH es motivo de preocupación las muertes violentas de mujeres, sobre todo, por el ensañamiento y el tipo de violencia que se utiliza en cada caso”, dijo el ombudsman hondureño.

Indicó que los índices de asesinatos de mujeres, además de incrementarse sustancialmente, remiten a hechos de especial preocupación en relación a las víctimas, al verificarse en ellos todo tipo de violencia, amenazas, torturas y mutilaciones, de manera que reflejan en ellos un patrón intencional de atentar y eliminar a las mujeres.

Nos preocupa la persistencia de una acción estatal no diligente e insuficiente en esta problemática, en la cual incluso no existen estrategias de carácter preventivo  e investigativo y, por tanto, contribuyen al predominio de la impunidad, expresó.

Ante esta problemática, el ombudsman hondureño urgió de las autoridades  encargadas de la seguridad en el país mayor efectividad en sus actuaciones hasta dar con los responsables y ponerlos a la orden de los tribunales.

El Defensor del Pueblo considera que los femicidios constituyen una flagrante violación a los derechos humanos y libertades fundamentales de las mujeres, y una evidente manifestación de la persistente desigualdad y discriminación de género en el  país.

El incremento en número y en la magnitud del ensañamiento que caracteriza la muerte de mujeres pone en serio cuestionamiento el fortalecimiento del Estado de Derecho, especialmente respecto a la no aplicación del principio de igualdad en el goce de los derechos humanos y en cuanto a la vigencia de la impunidad.

Más de 12 denuncias diarias de mujeres atendió el CONADEH en el 2016

Se estima que el 52% de los 8.7 millones de habitantes con que cuenta Honduras son mujeres.

Durante el 2016, el CONADEH atendió 4,529 quejas de mujeres que denunciaron ser víctimas de violaciones a sus derechos humanos, es decir, un promedio de 12 diarias.

Del total de quejas, 1,786 (39%) corresponde a denuncias de mujeres que tienen que ver con el derecho a la vida e integridad personal (violencia en sus diferentes tipos); 598 (13%) corresponde al acceso a la justicia; y el 48% restante a denuncias sobre el derecho a la salud y 133 casos sobre la seguridad social, educación, alimentación, trabajo, familia, honra y dignidad.

La Defensoría Nacional de la Mujer del CONADEH, reportó que, en 2016, este ente estatal atendió 679 quejas relacionadas con amenazas a muerte, intimidación o coacción a mujeres; 286 quejas por violencia doméstica y 45 por violencia intrafamiliar.

Por su parte, la  Unidad de Desplazamiento Interno del CONADEH, identificó 757 casos de desplazamiento, de los cuales el 50.5% corresponde a mujeres.

“Estamos tratando de ver  como el Estado puede ir mejorando sus políticas en materia de prevención y de investigación y como también puede introducirse ese cambio estructural que desde la niñez debe orientar a respetar al género femenino”, precisó.

La violencia contra las mujeres, en cualquiera de sus formas y en todos los ámbitos, además de configurar una flagrante violación a sus derechos humanos y libertades fundamentales, se convierte en un desafío para el Estado hondureño que tiene el deber de garantizar un real avance hacia una cultura de respeto a la dignidad humana de todas las personas, sin discriminación de ninguna índole.