Jorge Mario Bergoglio o el Papa Francisco

Por: Guillermo Serrano

Hijo de italianos, Jorge Bergoglio, tuvo una carrera meteórica en lo que es la jerarquía católica romana hacia el obispado, que es el máximo puesto al que puede aspirar un sacerdote de esa religión.

Controversial en su visión de la vida y del mundo, Bergoglio no las tuvo todas consigo cuando, elegido el sumo pontífice del catolicismo, se encontró con el dogmatismo y la cerrazón del sistema vaticano, que es el que dirige la vida de una iglesia –numerosa ella, con 1200 millones de seguidores– que parece vivir de espalda al mundo, sus tendencias y estilos de vida.

¿Quiso Francisco darle una nueva visión al catolicismo, o se quedó –como le sucedió a Juan XXIII—con la institución que no cambia ni varía sus dogmas y tradiciones y que no está dispuesta al aggiornamento al que aspiraban el papa citado, al igual que Juan Pablo I que duró poco más de 30 días en el puesto y que murió en sospechosas circunstancias?

Es probable que no sea un “cargo” fácil ser papa católico. Pero tampoco puede ser tan difícil, cuando una vez elegido tiene todo el poder como dictar encíclicas, deponer obispos y obispados completos, excomulgar a los que se nombran papas a sí mismos, como encontramos a varios a través de la historia.

Entonces, ¿cómo evaluar a este Francisco, Jesuita y tildado de progresista –y algunos hasta se atrevieron llamarlo marxista porque parecía un proponente y defensor de la teología de la liberación?

Difícil la tarea. Porque los seres humanos están expuestos al comentario y a la crítica de sus congéneres todo el tiempo y en todas las circunstancias. Y este Papa fallecido no escapa a este designio humano que se anida en la mente y en la suspicacia que nos caracteriza a todos los que vivimos debajo del sol…

Ahora, solo nos queda seguir viendo la película “Conclave” que nos da una idea de la política y pasiones humanas que se disparan en esas reuniones secretas a las que acuden los cardenales, cuya única función es ser elegibles y también elegir al nuevo ser humano al que se le da el título de Su Santidad. Otra opción es ver la otra película que detalla la crudeza de esas elecciones, como lo detalla el filme “Ángeles y Demonios”.

Mi favorita, en todo este drama que significa la muerte de un papa católico romano y la elección del sucesor es “Las sandalias del pescador” (The Shoes of the Fisherman), una película estadounidense de 1968, dirigida por Michael Anderson y protagonizada por Anthony Quinn. Está basada en la novela del escritor australiano Morris West, publicada en 1963, que fue un éxito mundial.

¿Qué más se puede decir, ante la muerte de un hombre que ante sus seguidores tenía una especie de aura especial y que parecía ser un elegido para cambiar al mundo, cuestión que nunca sucedió?

Solo decir, que descanse en paz.

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