discurso de Gustavo Petro en la ONU

La composición orgánica de la revolución mundial

Por: Irma Becerra

Karl Marx, gran teórico revolucionario alemán, se las ingenió para, en debate abierto con el filósofo Proudhon, dejar un mensaje en clave para la posteridad, que pudiera unir a estos dos autores y crear así el Método Filosófico Revolucionario de la Economía Política que combinase la Metafísica con la Dialéctica Hegeliana, uniendo de ese modo de manera cruzada, a Proudhon con Hegel y Marx. El Método Relacional de la Economía Política que así resulta, como Composición Orgánica de la Revolución Mundial, se haya ya esbozado por Marx en su pregunta final del tercer comentario a la Filosofía de la Miseria de Proudhon y dice así:

“En cuanto se edifica y se alza un edificio con las categorías de la economía política, se retuercen y dislocan las partes del sistema social. Se convierten las diferentes partes de la sociedad en muchas sociedades para sí, las cuales se manifiestan unas tras otras. ¿Cómo puede explicar en los hechos la fórmula lógica del movimiento, la sucesión una tras otra, del tiempo único de los cuerpos sociales, en los cuales todas las relaciones existen simultáneamente y se apoyan mutuamente?” (Marx, Tomo 4, pág. 131).

Según podemos observar, he aquí esbozada la estrategia histórica de la Revolución Mundial Anticapitalista, diferente e idéntica a la vez pero provista de una lógica histórica del movimiento para una revolución mundial que se realiza simultáneamente una tras otra en todo el mundo a partir de la edificación de una torre simbólica que lleva a que muchas partes de la sociedad sean autónomas para sí, y desde esa coexistencia se manifiesten unas a otras generando la resistencia, como ya explicamos en nuestro artículo precedente a este último en el blog.

Marx analiza a Proudhon, quien habla de que la contradicción tiene un aspecto bueno y uno malo y que la solución está en preservar lo bueno o la ventaja y eliminar lo malo o la desventaja. Creemos que este pensamiento de Proudhon se puede rescatar y es válido para nuestra estrategia revolucionaria, si lo complementamos con la crítica de Marx: Tomar sobre todo en cuenta que lo que hace al movimiento dialéctico no es la diferencia entre bueno y malo, sino la existencia de ambos momentos a la par, de las partes opuestas o contrarias, su conflicto, lucha y antagonismo, y su paso o levantamiento y superación en una nueva categoría. No olvidar, pues, que tanto “el principio hace la historia como la historia hace el principio”.

Proudhon establece correctamente una razón o Vernunft de la sociedad en tanto persona, de la Humanidad como sujeto o sea una razón de y para la Humanidad que Marx, con Hegel, completa con una razón pura, virgen y absoluta, así como o unida a una razón común significativa que se encuentra en las personas actuantes en los diversos siglos históricos o, mejor dicho, una razón histórica o históricamente definida. Creemos que las tres concepciones son válidas y así unimos a estos teóricos en nuestra estrategia revolucionaria para el siglo XXI.

Como Marx mismo lo insinúa: el genio de la sociedad veía no solamente los elementos opuestos sino la fórmula sintética unitaria, porque ambas se encuentran ocultas al interior y simultáneamente en la razón absoluta. Encontrar, pues, toda la verdad, todo el contenido del concepto y la fórmula de la síntesis que elimina la contradicción superándola, esa es la tarea del genio de la sociedad (compárese con pág. 136).

Y la tarea del genio de la sociedad debe ser encontrar, además, la igualdad en esa serie de contradicciones como el objetivo providencial sin moverse únicamente en un círculo de contradicciones o crisis económicas, sino en un movimiento de relaciones humanas e históricas de producción nuevas que superen para siempre el simple movimiento lógico de los conceptos y una a éste con el movimiento de la historia en tanto sucesión de modos de producción diversos que culminan, por eso, en un sistema económico libre de opresión y explotación.

Marx explica, que los economistas desprovistos de visión filosófica nos hablan de instituciones artificiales y naturales según sea su conveniencia: “Cuando los economistas dicen que las relaciones actuales -las relaciones de la producción burguesa- son naturales, nos dan con ello a entender, que son relaciones, en las cuales la creación de riqueza y el desarrollo de las fuerzas productivas se realizan según indican las leyes de la naturaleza. De esa forma, estas relaciones se vuelven ellas mismas leyes naturales independientes de la influencia del tiempo. Se vuelven leyes eternas que, por ello, deben regir a la sociedad. De esa forma ha habido una historia, pero ya no hay historia alguna […]” (Ídem, pág. 139).

Lo que se debe hacer, pues, para desbancarlos es, según indica Marx: “Demostrar cómo la riqueza se ha producido al interior de esa oposición entre lo bueno y lo malo, cómo las fuerzas productivas se desarrollaron simultáneamente con la lucha de clases, cómo una de estas clases, el aspecto malo, aumentó el malestar social hasta que las condiciones materiales para su emancipación hubieron madurado. ¿Acaso no es suficientemente claro que el modo de producción, en el cual existen relaciones que condicionan el desarrollo de las fuerzas productivas correspondientes no son leyes eternas, sino un estado de desarrollo determinado de las personas y de sus fuerzas productivas y que un cambio en las fuerzas productivas de las personas produce necesariamente una transformación en sus relaciones de producción?” (Ídem, pág. 141).

El movimiento dialéctico de la historia se consuma así no como un movimiento lógico de abstractas categorías y conceptos sino desde la propia historia activa de las personas que producen sus bienes materiales. Y la época actual nos demuestra que hemos llegado al final de un desarrollo que se pensaba era infinito de explotación de la naturaleza. En este sentido, las leyes naturales, aunque son eternas e independientes del sujeto humano, determinan también que la naturaleza puede agotarse y que debemos de cuidarla y protegerla. De lo contrario, pagaremos con una escasez mundial o Knappheit de alimentos y agua potable que nos devorará a todos por igual, no importa la clase social a la que pertenezcamos.

La composición orgánica de la revolución mundial se forma con la dialéctica existente entre su moral constante por recuperar la naturaleza en general y sus recursos humanos y técnicos variables, los cuales aumentan según van consolidándose y fortaleciéndose las combinaciones y entrelazamientos invisibles de sus participantes en las fuerzas revolucionarias como células autónomas para crear una gran red que llegue a atrapar a los elementos más corruptos del capitalismo, especialmente del capital bancario o financiero.

Esa dialéctica crea fuerzas revolucionarias incorruptibles que luchan desde sí y para sí mismas, en un movimiento lógico (de conceptos filosóficos no ideologizantes) e histórico (de capacidades de actividad en tanto facultades económicas, jurídicas, sociales y culturales) que va fortaleciendo de forma natural y espontánea la rebelión y preparándola con carácter y coraje para la estocada final al imperialismo.

La composición orgánica de la revolución mundial reside en la unión de todas las poblaciones explotadas y expropiadas por el capitalismo monopolista de Estado. Se trata de un movimiento civil de monstruosa y gigantesca envergadura que proviene y sale de todos los rincones de la tierra planetaria en un poderoso levantamiento orgánico simultáneo capaz de verter océanos de lava ardiente a la podredumbre del capital en su propio proceso interno autoprovocado de descomposición inorgánica que anuncia, por fin, su propio final.

La composición orgánica de la revolución mundial no puede por ello, ser obra de una sola persona o cabeza líder, sea esta hombre o mujer, sino que es y debe ser el producto organizado de la Humanidad pensante unificada como potencia crítico-reflexiva en su compleja y útil totalidad. Esto para dejar atrás, no solamente al capitalismo, sino como bien dice la compañera filósofa salvadoreña, Beatriz Nájera, “para dejar atrás toda una era fatal de la Humanidad”. ¡Qué así sea!

  • Irma Becerra
    Escritora y filósofa hondureña. Doctorada en filosofía por la Universidad de Münster, Alemania. Es directora de la Editorial Batkún, fundada por su padre, el escritor e historiador hondureño Longino Becerra. Su mas reciente libro “En defensa sublime de la mujer” test10@test.com

Compartir 👍

Podría interesarte

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.