Urgen políticas efectivas contra la violencia y desigualdad de las niñas

La cultura machista en Honduras perpetúa roles tradicionales que limitan la autonomía y derechos de las niñas desde una edad temprana

La historia de Verónica, una niña de 12 años, ilustra el trauma persistente causado por el abuso sexual y la necesidad de entornos seguros

Tegucigalpa, Honduras. – Las niñas en Honduras enfrentan una serie de problemáticas críticas que amenazan su desarrollo, incluyendo la deserción escolar, la migración forzada, el trabajo infantil y la violencia sexual. Estas realidades interconectadas no solo vulneran sus derechos, sino que también limitan sus oportunidades de un futuro mejor, subrayando la urgente necesidad de acciones efectivas para proteger y empoderar a las más jóvenes en el país

En el marco del Día Internacional de la Niña, Cristina Alvarado, representante del movimiento de mujeres por la paz “Visitación Padilla”, enfatiza que esta fecha no es sólo un motivo de celebración, sino un recordatorio de los enormes desafíos que enfrentan las niñas en Honduras. La situación actual es alarmante y requiere atención urgente. 

Alvarado señala que el acceso a la educación se ve cada vez más limitado para las niñas, quienes asumen responsabilidades propias de adultos, como el cuidado del hogar. Esta carga no sólo afecta su formación académica, sino que también limita el desarrollo de habilidades esenciales para su futuro.

La falta de educación adecuada condena a muchas a una vida con escasas, oportunidades y en condiciones precarias. De acuerdo el Instituto Nacional de Estadísticas en Honduras la tasa de prevalencia de trabajo infantil en las niñas de 5 a 17 años es de 14.6%.

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VIOLENCIA SEXUAL: UNA CRISIS SILENCIOSA

Verónica (nombre ficticio por razones de seguridad), es una niña de 12 años, actualmente está en la escuela, cursa su sexto año de primaria, y cómo a toda niña le gusta jugar. El único miedo que tiene es: quedarse sola en casa.

A sus 10 años, Verónica fue abusada sexualmente al interior de su casa, por un familiar, con quien había vivido la mayor parte de su vida. A pesar de la cercanía familiar, nunca imaginó que él podría causarle un daño tan profundo. 

Aunque Verónica intenta seguir adelante y disfrutar de su infancia, el trauma de esa experiencia la acompaña constantemente. A pesar de recibir apoyo psicológico, reconoce que el dolor y la confusión que siente son cicatrices que jamás podrá borrar. Su historia es un reflejo del impacto duradero que la violencia sexual tiene en la vida de las niñas, subrayando la necesidad urgente de crear entornos seguros y protectores para ellas.

Sólo en el 2023, de acuerdo con datos del Observatorio Nacional de la Violencia (ONV), las niñas y adolescentes de 0 a 17 años representan un alarmante 65.4% (1,174) de las evaluaciones por delitos sexuales en Honduras que fueron realizadas en Medicina Forense. Dentro de este grupo, las adolescentes de 10 a 14 años son las más afectadas, acumulando el 42.8% de las atenciones. 

Verónica se ha convertido en una voz de alerta entre sus compañeras de clase, instándolas a cuidar de sí mismas y a estar atentas a cualquier situación que pueda poner en riesgo su seguridad. Consciente de la vulnerabilidad que enfrentan muchas niñas en su entorno, ella comparte su experiencia para sensibilizar a sus amigas sobre la importancia de reconocer y denunciar el abuso.

La violencia sexual es un flagelo que afecta gravemente a las niñas y niños en Honduras, Cristina Alvarado destaca la magnitud de este problema al señalar que cada año en la Secretaría de Salud, se registran más de 1,000 partos en niñas de entre 10 y 14 años, un fenómeno que está intrínsecamente relacionado con casos de abuso sexual.

Este alarmante dato refleja una realidad donde las niñas no sólo carecen de seguridad en sus hogares, sino que también están expuestas a situaciones de riesgo en espacios públicos y educativos.

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CULTURA PATRIARCAL Y MACHISTA

En Honduras, las niñas enfrentan una dura realidad marcada por la cultura patriarcal y machista que permea todos los aspectos de la vida cotidiana. Esta cultura no sólo normaliza la violencia de género, sino que también limita el acceso a la educación y promueve roles tradicionales que relegan a las mujeres a funciones domésticas y maternales desde una edad temprana. 

Para Lara Bohórquez, coordinadora del Observatorio de Derechos de la Mujer del Centro de Derechos de Mujeres (CDM), las niñas en honduras son sometidas desde temprana edad a experiencias que perpetúan el patriarcado, lo que limita sus oportunidades y derechos. 

Bohórquez destaca que, desde pequeñas, las niñas son condicionadas a asumir roles tradicionales, como jugar con juguetes que fomentan la domesticidad y ser sumisas. “Se les enseña a estar en casa, a gustar del color rosa y a ser débiles. No se les educa en igualdad con los niños, quienes tienen un abanico más amplio de posibilidades”, señala.

Este contexto no sólo afecta su desarrollo personal, sino que también perpetúa una cultura de desigualdad que se manifiesta en diversas formas de violencia. 

La cultura patriarcal y machista contribuye a este escenario, donde las niñas son despojadas de su autonomía y derechos, lo que exige una respuesta integral por parte del Estado y la sociedad para erradicar estas prácticas y proteger a las niñas.

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LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL

En 2023, luego de un trabajo de organizaciones de mujeres y feministas, el Congreso Nacional aprobó la Ley Integral de Prevención de Embarazos en Adolescentes –una herramienta que de acuerdo con las organizaciones de mujeres sería crucial para que principalmente las niñas identificaran señales de alarma previo un abuso sexual— sin embargo, ante la presión de los grupos fundamentalistas y religiosos, la presidenta Xiomara Castro, decidió vetar la referida ley.

En ese sentido, Cristina Alvarado, cuestionó la decisión presidencial, que cataloga como una “negación de derechos” para las niñas hondureñas. además, Alvarado señala que “lamentablemente el país todavía no pone la atención debida, no prioriza que efectivamente debemos educar a nuestras niñas para prevenir toda situación de violencia que pueda ocurrir en sus vidas”.

La falta de un currículo oficial de educación sexual en las escuelas ha dejado a muchas jóvenes sin la información necesaria para tomar decisiones informadas sobre su salud y bienestar. Alvarado argumenta que una educación sexual integral adecuada podría servir como un mecanismo preventivo contra el abuso y la explotación, ayudando a las niñas a reconocer situaciones de riesgo y a defender sus derechos. Sin embargo, el veto presidencial a la Ley Integral de Prevención de Embarazos en Adolescentes generó un retroceso significativo en este ámbito. 

SE REQUIERE POLÍTICAS PÚBLICAS CON ENFOQUE DE GÉNERO

La implementación de políticas públicas con enfoque de género es esencial para contrarrestar las desigualdades que enfrentan las niñas en Honduras. Estas políticas deben abordar de manera integral los múltiples desafíos que afectan a las menores de edad, como la deserción escolar, la violencia sexual, el trabajo infantil y la migración forzada. 

Desde el CDM, Lara Bohórquez, hace un llamado a las autoridades estatales. “Exigimos mayores políticas públicas que garanticen los derechos de las niñas”.

Aunque reconoce que la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y la Familia (Senaf) está trabajando en una política para la niñez en Honduras, enfatiza la necesidad de abordarla desde una perspectiva de género. “Es fundamental garantizar que las niñas puedan decidir sobre su cuerpo y hablar sin prejuicios sobre diversas temáticas”, concluye.

La lucha por los derechos de las niñas es una tarea urgente y necesaria. En un contexto donde sus oportunidades están limitadas por condiciones culturales y sociales restrictivas, es vital crear un entorno donde puedan desarrollarse plenamente y sin miedo.

  • Amante de la lectura y la naturaleza, una mujer con la convicción firme que todos podemos hacer cambios significativos en la sociedad, por eso mi objetivo es exponer las injusticias que adolece la ciudadanía. Busco incidir, a través del periodismo, en la defensa y promoción de los derechos humanos, evitando caer en la complicidad de callar ante las injusticias y la corrupción. Ver todas las entradas
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