Por: Nancy García
Tegucigalpa. –Su nevera quedó vacía. No había alimentos para subsistir a la cuarentena en el departamento con más casos de Covid-19. Decidió salir el pasado 11 de abril, a pesar de que no contaba con un salvoconducto, pero la detuvieron a pocos kilómetros de su hogar.
«No era mi día de salida, pero la necesidad no me iba a tener encerrada» recalca.
Gabriela Redondo, una mujer trans de la zona norte fue arrestada por agentes de la Policía Nacional cuando se transportaba en su automóvil en busca de comida para hacerle frente al confinamiento con lo necesario.
«Cuando me vio creyó que era una persona de la tercera de edad, pero al ver mi identidad, comenzó a «charlatanear con mi nombre”, rememora Redondo.
Gabriela tomó su celular y mientras enviaba mensajes para pedir auxilio a sus compañeras, el agente policial le reclamó por «creer» que le tomaba fotografías y le dijo que la llevaría detenida. Éste llamó a otro agente policial y entre los dos se burlaban de Gabriela.
La tuvieron dos horas a la orilla de la calle, mientras permanecía en su automóvil. Luego, le indicaron que debía movilizarse a la oficina regional de la Dirección Nacional de Viabilidad y Transporte, donde permaneció tres horas siempre en su auto.
El automotor se convirtió en su celda y aborde de él estuvo en el estacionamiento, lugar donde mantienen a las personas que arrestan por no cumplir con el confinamiento.
Le pidieron que firmará unos papeles para decomisarle el auto, sin embargo, no lo hizo. Llegaron las nueve de la noche y todavía no se le entregaban, por lo que los interpeló cuestionando cómo se movilizaba a esas horas sin transporte. Los policías, con burla, le dijeron que esperara en el portón y pidiera «jalón» a una de las patrullas.
Redondo considera que esto es un acto de intimidación. Tiene miedo de volver a salir. Las ganas de buscar los alimentos y hacer otras gestiones se le han acabado por la situación que vivió. Además, de buscar alimentos para su hogar, gestiona para otras mujeres trans, a través del Colectivo Unidad de Color Rosa.
EL OLVIDO ESTATAL
Según el Observatorio de Muertes Violentas de Personas LGBTTI, de la Red Lésbica Cattrachas, del 2009 al 2020 han asesinado a 111 personas transexuales, 41 lesbianas y 202 homosexuales.
Los departamentos con altas cifras de crímenes de odio son: Cortés, con 140 casos y Francisco Morazán, con 135.
De los 354 asesinatos registrados por el Observatorio hacia la población LGTBIQ+, 68 casos han sido judicializados y sólo 29 han obtenidos sentencias condenatorias.
Las altas tasas de crímenes de odio contra la población LGTBIQ+ demuestra la situación de violencia que se vive en Honduras.
A finales del 2018, el Comité de Personas Trans presentó la Ley de Identidad de Género que busca reconocer la identidad y expresión de género de las personas trans. Esta fue recibida por varios diputados del Congreso Nacional, entre ellos, Fabricio Sandoval, del partido Libertad y Refundación y Sara Medina, del Partido Nacional, sin embargo, hasta la fecha no ha sido discutida, ni socializada.
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Las reducidas posibilidades de insertarse en espacios laborales, debido a la discriminación y falta de reconocimiento de los derechos, obligan a las mujeres trans a sobrevivir a través del «comercio sexual».
ES UNA CONDICIÓN DIFÍCIL
Viena Ávila, abogada trans de la zona norte, asevera que las condiciones son muy precarias, puesto que la mayoría de las personas trans ejercen el trabajo sexual y con eso lo que hacen es vivir el día a día.
«Son pocas las que tienen sus negocios y dependen de ellos y no han podido trabajar. Las compañeras que viven en los hoteles, en el centro y que pagan a diario la renta se ven en una condición difícil, ya que no es posible hacer el pago de este y alguna de las compañeras no tienen la opción más que arriesgarse a contagiarse por este virus», señala la abogada.
Viena indica que la mayoría de las personas trans no vive con sus familias y esto limita las condiciones de vivir dignamente. Y al no contar con ese vínculo familiar no le entregan “bolsas solidarias” (ayuda alimentaria del gobierno) y este ha sido un repunte de discriminación.
A través de la Asociación Feminista Trans, que encabeza Viena, han solicitado ayuda para recolectar víveres, pero como no cuentan con transporte no han podido llevar la ayuda a las beneficiarias.
De igual forma han enviado varios correos a la Policía Nacional para solicitar el salvoconducto, pero no han tenido respuesta.
Debido a que la necesidad es tan grande, las mujeres trans caminan varios kilómetros para recoger los alimentos, poniendo en riesgo su seguridad e integridad, ya que Honduras se encuentra en un estado de excepción donde los derechos fundamentales están suspendidos. Esta situación vulnera más a la comunidad LGTBIQ+.
El apoyo entre las organizaciones como Fundación Llaves, incluye además al personal de discotecas, que también se ha visto afectado durante el confinamiento, que ya casi llega a un mes.
La abogada desconoce si existen mujeres trans contagiadas por Covid-19, debido a que la información se brinda segmentada por sexo y no por género.
Viena hizo un paréntesis. Apunta que no se debe olvidar la situación de las personas portadoras del VIH-SIDA. Se han hecho solicitudes de parte de otras organizaciones para la dotación de sus medicamentos, pero no toda la población ha tenido acceso a ello, señala con preocupación.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas
3 respuestas
Marsel y Francisco, no sean groseros! Por favor
Mujeres transexuales que no sería mejor llamarlos hombres transexuales no ofendas a las mujeres que tipo de periodistas eres?
Estos trans como que son inmunes al covid 19 yo sólo escucho que mueren hombres y mujeres. No trans