Por: Rodolfo Pastor Fasquelle
Con «chepe». Recomendación personal a los electores del vecindario
Hago aportes pequeños, pero siempre estoy dispuesto a grabar mensajes de apoyo para el candidato afín, que me busca. Yo estoy contento de ir a esta fiesta electoral próxima, la que tanto asusta a otros, por la misma razón que nos alegra a nosotros. La elección de noviembre 2021 es trascendente. Desde 1948, no había estado en manos de los ciudadanos hondureños botar una dictadura con los votos. Para desmontarla debemos además elegir un Congreso nuevo que deshaga el nudo gordiano del abuso y la corrupción. Los candidatos de oposición van a conseguir una asaz mayoría en el interior, donde la gente los conoce bien. En Cortes, también una docena de diputados opositores cambiaran el rostro de la futura bancada departamental, aunque sin agotar las posiciones. Admiro a estos héroes que dan un paso al frente en dura batalla.
Hablo de las diputaciones de Cortes como ejemplos, porque aquí voto y porque así aprovecho para decir por quien votaré (lo he estudiado y conviene, ya que puedo tener una docena de amigos que me sigan). Es contraproducente fraccionar las marcas del voto al Congreso en varios partidos. Dos planchitas si que ¡funcionan!
Conozco y doy fe de varios candidatos que pueden ganar y son gente honesta, de lo mejor. Voy a votar a los LIBRES que son Silvia Ayala, 108, Ramón Barrios, 109, Sherly Arriaga, 105, Linda Donaire, 106, Samuel Madrid 104 (ya por última vez, Sam). Además de los diez que van en la boleta, desde Iris Pineda, 111 hasta Denis Rivera 120, en raya, incluyendo a Mercedes Milla 113 y a Jorge Barahona 117. Y porque, para mayoría parlamentaria de calidad hay que aprovechar a votantes de la convergencia opositora, por honestos votaré a Carlos Umaña, Fátima Mena, y el obsesivo Luis Redondo, hoy PSH. Por atavismo de sus bases, entraran al Congreso por Cortes –contra mi voluntad- quizás cuatro nacionalistas, tres liberales y por despiste y demagogia, alguno de los marginales. Variopinta casta de contrabandistas y traficantes de influencias, cuando no de peores cosas, co-conspiradores y algún criminal solapado, con causas o solicitud judicial pendiente. Voy a EUA -dicen que dijo antier- socarrón el capo Freddy Mármol al subirse al avioncito, a esperar a varios diputados. ¿Quizá un par de desconocidos?
¿Qué pata habrá puesto ese huevo? Preguntaba en su corral la abuela Tere. ¿Cómo es que una persona privada, de quien no hay testimonio, que no tiene hoja de servicio a la comunidad, aparece súbita en una lista de candidatos? La primera causa era que, en las elecciones internas, además de dignos ciudadanos con liderazgo, imagen y trayectoria como los mentados, participan los privados, Manualmente escogidos por cabecillas de movimientos, que optan por periodistas y faranduleros, delincuentes y managers de la mara, vedettes y deportistas. Por una infinidad de razones que no tienen que ver con la vida cívica o la simpatía ciudadana, la virtud o autoridad personal. Si no porque les aportan celebridad y prensa, financian las campañas, o porque son sus cuates, amantes, o prospectos, parientes y socios de toda clase de chupas.
Los rematadores de esos puestos son una pacotilla de oportunistas y los compradores de impunidad invierten mas cínicamente o menos, dinero o recursos de trueque, amistad o sexo, contante y sonante. Como no hay distrito, y poca gente informada conoce a los aspirantes, a ratos, las elecciones internas parecen una chiveada chusca. Para asegurar las nominaciones, los interesados corrompen a los mas miserables de sus electores con dadivas y promesas, pelotas y potras, piñatas y fardos de ropa, acusa Maribel E, y repartiendo burras que se arrebatan entre si los muertos de hambre. Reclutan a activistas que saben cien trucos para conducir gente de mesa en mesa y votar varias veces, y corrompen a los cuadros que van a vigilar las urnas, para asegurar las marcas, aunque sea infladas, para salir en la estampita. Los partidos se hacen de la vista gorda porque los números les convienen y hay que ubicarse, aquí así es el trámite, ni modo.
Esa primera torpeza nos escoge una oferta de baja ley. La presión sube en las elecciones generales. Electa ya, la candidatura a la diputación torna mercadería registrada. Ahora, se valora en dinero, siempre es más fácil, como ¿suma de la inmunidad y las franquicias, los sueldos, los complementos, las dietas y posibles influencias para obtener obras, permisos de importar y exportar, exenciones, concesiones, licencias? Hay expertos en el cálculo. Varios millones de lempiras por curul, piden y los tahúres van y vienen discutiendo alternativas de comerciar prospectos.
Como los candidatos no andan en el debate de ideas y propuestas, ni menos en la investigación de necesidades y problemas de sus jurisdicciones, y como las inversiones requieren protección para materializarse en cargo y titulo, los ya prospectos dan otro paso hacia el infierno. La competencia es dura porque son disparejas las fortunas y disponibilidades de los contendientes. Hay que ir a barrios y aldeas y pegar afiches, pero regalando bolsas de víveres y de cemento, laminas de zinc y ahora dinero en efectivo. Lleva en eso siempre inmensa ventaja el oficialismo porque cuenta con los recursos del poder publico, y así el gobierno del pueblo, se degrada en el gobierno de los muertos de hambre que encumbran a sus corruptores. Y se dispara el precio que cobra el activista que hace trampa en la mesa y el acta en que se juega la ultima carta.
Pero entonces, cuando llegan al Congreso, los ahora electos están comprometidos, muchos supuestos opositores endeudados y todos lógicamente determinados a recuperar su inversión. La impunidad solo es de uso eventual, y los emolumentos legales son limitados. Luego de poner a buen resguardo las leyes electorales, que favorecen su patraña, los ungidos se disponen a lo peor, a entregar sus votos, como si fueran sus cuerpos (y por eso se dice que se prostituyen al mejor postor, a la argolla de los intereses creados o a la cúpula del partido de turno) por pisto. Olvídate de derogar las muchas malas leyes que estorban la democracia, o de promulgar las pocas buenas leyes que nos hacen falta para animar, avanzar o proteger el patrimonio de todos y los derechos. Deben complacer a sus financistas, cobrar coimas por aprobar actos corruptos y hacer negocio privado con el poder público. Muchas veces se han condonado sus millonarias deudas bancarias a si mismos los honorables diputados, y exonerado a sus amigos poderosos de sus responsabilidades. La última vez por el Mitch.
Dicen por ahí mis amigos que eso es nuevo y NO. En los 1920s, el Congreso promulgaba exenciones fiscales y concesiones de tierras y aguas a favor de los bananeros estadounidenses, que los sobornaban y los despreciaban, en los 1960s aseguraron los monopolios con que se ha expoliado a la nación, en los 1980s bajo consigna neoliberal, desbarataron el patrimonio de CONADI y las empresas públicas, y en los 1990s regalaron las concesiones revendidas inmediatamente, en virtud de las cuales tenemos un cuasi monopolio telefónico, e hicieron piñata con la maquila, como hoy con las ZEDE. Y no solo aquí. En todos los países en que hay hoy democracia, hubo que construirla contra sus enemigos y contra la corrupción. Hubo que pelear y reformar y para eso hay que votar compa. Vote con astucia y asegúrese que se lo cuenten.
Por un mejor congreso, recorte el chepe que le comparto con nombres y números de los mejores candidatos de Cortes y guárdelo, o póngalo en la pantalla del teléfono, y vote sereno.
El Carmen San Pedro Sula, noviembre 3, 2021
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas