Por: Redacción CRITERIO.HN
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La falta de reformas electorales y la división que prima entre los partidos de la oposición le van a ayudar al Partido Nacional a ganar un cuarto período presidencial, a criterio del analista de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ), Lester Ramírez.
En realidad, “no ha habido y no van a haber reformas electorales, lo que ha habido son pactos políticos”, dijo Ramírez en alusión a las medidas aprobadas en 2019 y mediante las cuales el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal de Justicia Electoral (TJE) asumieron las funciones del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
“Una reforma quiere decir que hemos revisado lo que hemos hecho, lo que no funciona y hemos hecho los correctivos del caso”, dijo el analista en un podcast de La Voz del Joven Pensante.
Sin embargo, “lo que hay ahora mismo es un pacto donde después de 10 años de luchas, Libre logra tener un plato en la mesa del sistema electoral de Honduras”.
Pero las reformas “que todos esperábamos”, entre ellas “la gran reforma sobre consultar al pueblo sobre la reelección (…) quedó todavía en el aire” y al día de hoy el gobernante Juan Hernández “se puede lanzar en este proceso y nada legalmente lo va a impedir”.
La otra gran reforma que se esperaba “es la segunda vuelta electoral”, que vendría a reducir “las suspicacias y la falta de legitimidad que puede tener un gobierno electo”
En el contexto actual, continuó el analista político, la falta de una segunda vuelta le ayudará al Partido Nacional a ganar un cuarto período presidencial, “porque la oposición está fragmentada”.
Mientras los tres grandes partidos de oposición, Partido Liberal, Partido Libre y Partido Salvador de Honduras, no se unan en una alianza “eso le va a dejar la mesa servida” al partido en el poder para ganar una cuarta elección consecutiva.
Recordó que unas reformas en cualquier contexto político implican un acuerdo entre todas las fuerzas políticas y no solamente dependía o depende de Libre, pero “ese acuerdo nunca se logró porque obviamente el status quo, las reglas actuales, benefician al partido que va a estar en el gobierno” y esa es “la regla de oro en la política siempre, no solamente en Honduras: Nadie va a querer cambiar las reglas mientras está ganando”. Por lo general, los que van perdiendo son los que quieren cambiar las reglas, agregó.
“Libre, me imagino que ha hecho lo que ha podido”, con sectores dentro del partido que posiblemente quieren reformas, que quieren una Constituyente “y otros que simplemente quieren jugar al tradicionalismo”.
¿Partido hegemónico?
Una pregunta que algunos politólogos se han hecho es si el Partido Nacional se encamina a convertirse en un partido hegemónico como ocurrió con el PRI en México, reconoció Lester Ramírez.
Aunque dijo que no se podía comparar al Partido Nacional con el PRI, que estuvo en el poder más de 70 años, el analista reconoció que “hay fuerte indicios” de que puede llegar a tener esa posición hegemónica.
Pero para ello, “tiene que tener diferentes válvulas de escape” y le falta mucho para llegar a ese nivel de institucionalización.
Para que pueda mantener esa hegemonía, ese instituto político necesita tener una base social sumamente fuerte, porque aunque tiene un conglomerado “grandísimo” de personas, “no es que apoyan, sino que dependen del partido, que eso es algo que también es importante recalcar,” por su situación económica, de extrema pobreza o extrema necesidad.
El otro elemento de diferencia es que el PRI no utilizó a los militares como un brazo de dominación como ocurre con el gobierno actual en Honduras.
“Lo que temo yo que pueda suceder es que el Partido Nacional absorba la institucionalidad del país”, y eso va a llevar a que todo aquello que esté fuera del ámbito de los intereses de esa maquinaria quede excluido.
“Para mí, esa sería como la manera de podríamos ver un fuerte partido hegemónico, siempre con el apoyo de partidos satélite, que ya hemos visto que los tiene”.
Entonces, “lo que temo yo que pueda suceder es que el Partido Nacional absorba la institucionalidad del país”, y eso va a llevar a que todo aquello que esté fuera del ámbito de los intereses de esa maquinaria quede excluido.
“Para mí, esa sería como la manera de podríamos ver un fuerte partido hegemónico, siempre con el apoyo de partidos satélite, que ya hemos visto que los tiene”.
Al final, dijo el analista, aunque hay ciertas características para que se pueda decir que el Partido Nacional “va encaminado a ser un partido hegemónico (…) eso dependerá también de la oposición, de cómo se pueda preparar y cómo pueda hacer una alianza.
“Aquí el destino del país no lo tiene el Partido Nacional, lo tiene la oposición política, si gana el Partido Nacional es culpa de la oposición”, puntualizó.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
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Servida la corrupción entonces