“Lo que el pueblo hondureño no sabe de Bukele, es lo que el salvadoreño (y el mundo) desconocía de Juan Orlando Hernández”, afirmó ciudadano salvadoreño a Criterio.hn.
Por: Marcia Perdomo
Tegucigalpa. – Con sorpresa y desconcierto reaccionaron sectores de la sociedad civil de El Salvador tras enterarse que el Congreso Nacional de Honduras planea condecorar al presidente Nayib Bukele con la Gran Cruz Extraordinaria con Placa de Oro.
La condecoración al presidente salvadoreño es un reconocimiento por “el apoyo al pueblo hondureño durante los huracanes Eta e Iota y la pandemia por el Covid-19”, informó el Congreso Nacional la noche del 27 de abril cuando se aprobó la distinción.
El Congreso de Honduras es presidido por el diputado Luis Redondo y es liderado por las bancadas del Partido Salvador de Honduras (PSH), al que pertenece Redondo, y el Partido Libertad y Refundación (Libre), que abandera la presidenta Xiomara Castro. Ambas instituciones políticas pactaron una alianza de hecho en las elecciones de noviembre del año pasado para derrotar al conservador Partido Nacional que se mantuvo en el poder durante doce años.
El ciudadano salvadoreño Antonio Barrera de los Colectivos Romerianos y Comunidades Eclesiales de Base se comunicó con Criterio.hn y calificó la acción del Poder Legislativo hondureño como “verdaderamente desafortunada” sobre todo cuando ellos enfrentan una “escalada represiva bajo la figura del régimen de excepción” implantado desde hace un mes.
“Se han suspendido todas las garantías constitucionales y demás derechos para la población, lo que ha devenido en la captura en poco más de 30 días, hasta el 24 de abril, de 17 mil personas bajo el pretexto de que son delincuentes, pandilleros y demás”, expresó Barrera, quien recordó que al estado de excepción se suma la cooptación de los tres poderes del Estado por el régimen Bukele.
“Hacemos una interpelación fraterna al honorable Congreso de nuestra querida y entrañable Honduras […], de manera fraterna les decimos: disculpen amigas y amigos, se han equivocado al generar un nombramiento meritorio para una persona que no solamente asumió una conducta similar a la de Juan Orlando Hernández, sino que le ha superado y cada día se esfuerza con superarlo”, afirmó.
De forma categórica dijo: “Lo que el pueblo hondureño no sabe de Bukele, es lo que el salvadoreño (y el mundo) desconocía de Juan Orlando Hernández” y de forma contundente manifestó que “premiar a Bukele, por lo que no hizo JOH, es castigar a las organizaciones sociales salvadoreñas en su lucha contra la dictadura millenial de El Salvador”.
Barrera planteó que si bien el apoyo y asistencia a los pueblos, en especial al pueblo de Honduras, puede ser aplaudido y celebrado, condecorar a Bukele por asistencia humanitaria no es justificable, y es comparable a que El Salvador hubiese premiado a Juan Orlando Hernández por otorgar un par de medicamentos en la zona fronteriza de El Salvador, conociendo de antemano la poca transparencia y corrupción que tuvo dicho gobierno.
La administración de Nayib Bukele en El Salvador realizó donaciones de vacunas a ciertos municipios de Honduras durante la pandemia de covid-19 y entregó víveres y enseres de primera necesidad tras el paso de los huracanes Eta y Iota. Acción que ganó el apreció de muchos hondureños mientras militarizaba la Asamblea Legislativa de El Salvador.
El líder social admitió que, si bien la corrupción ha sido una constante en las diferentes administraciones de El Salvador y no es una característica exclusiva del gobierno de Bukele, durante la pandemia se ha caracterizado por una “escalada corrupta”.
Planteó que “el gobierno del presidente Bukele condecorado en Honduras, no ha podido dar fe de al menos mil millones de dólares en tan solo tres años de gobierno”. Y a esto se suma la captura durante el estado de excepción de lideresas comunitarias como el caso de Esmeralda Domínguez y el de la joven madre Karla Romero.
EN ENTREDICHO INTENCIONES DE HONDURAS DE ALEJARSE DE PRÁCTICAS ANTIDEMOCRÁTICAS
En entrevista con Criterio.hn, la economista, analista y catedrática salvadoreña, Julia Martínez, sostuvo que la decisión del congreso de Honduras de otorgar a Bukele la condecoración puede tener varias explicaciones.
Entre las que detalló: “O los miembros del congreso hondureño no tienen información sobre la naturaleza antidemocrática y autoritaria del régimen presidencial de Bukele o están informados de esto, pero simpatizan con los métodos de gobernar y con esta medalla desean mostrar su admiración por el régimen bukeliano”.
La analista considera que el congreso hondureño no dimensiona las implicaciones internacionales que puede tener la decisión, en un momento en que se cuestiona el desmantelamiento de la institucionalidad democrática en El Salvador.
La resolución del Congreso Nacional hondureño “es preocupante porque pone bajo cuestionamiento la veracidad de las intenciones del gobierno de Honduras y del congreso de alejarse de las prácticas de corrupción, y de represión del pasado reciente”, expresó Martínez.
“¿Saben en Honduras que el gobierno de El Salvador ha decretado el estado de sitio y que está usando la persecución de las pandillas para meter miedo y para perseguir a la oposición política? Incluso el ministro de Trabajo ha adelantado que se procederá a encarcelar a quienes marchen este primero de mayo”, cuestionó la catedrática.
La Secretaría de Trabajo de El Salvador en un tuit, que fue posteriormente borrado, citó a su titular, Rolando Castro, diciendo: «Son grupos que están tratando de desnaturalizar este día y serán capturados en cualquier momento y cualquier circunstancia», supuestamente en relación a quienes marchen el primero de mayo.
Posteriormente, la cuenta de esta secretaría fue inundada con tuits relacionados a giras televisivas de Castro en los que afirmaba que “no se debe desnaturalizar este día conmemorativo de la clase trabajadora” y que recibieron una invitación “más de 50 sindicatos” que “respetaban el estado de excepción” y que por tal motivo conmemorarán la fecha en una concentración junto al gobierno.
Otros diputados de la bancada de Nuevas Ideas, como Carlos Hermann Bruch, criminalizó la marcha del Día Internacional de los Trabajadores, afirmando que ese día “los tatuados ilegales recorrerán unas pocas calles de San Salvador: marcharán mareros” pero que será su última marcha bajo el sol y advirtió: “recuerden que el cómplice también es delincuente”.
PODERES PÚBLICOS EN HONDURAS VIVEN EN CONTRADICCIÓN
Por su parte, el abogado e investigador de derechos humanos en Honduras, Joaquín Mejía Rivera señaló que la condecoración a Nayib Bukele por parte del Congreso Nacional muestra nuevamente las contradicciones de los poderes públicos en Honduras.
Mejía calificó que la condecoración a Bukele es una “decisión política no adecuada” cuando Honduras viene saliendo formalmente de un régimen autoritario.
“¿Cómo es posible que el nuevo Congreso Nacional ahora esté condecorando a un gobierno que fue elegido democráticamente, pero que poco a poco se está convirtiendo en un gobierno autoritario y que está realizando acciones y también implementando políticas que son violatorias a los derechos humanos?”, cuestionó.
Recordó la situación irregular que enfrentó Honduras cuando el Poder Ejecutivo votó en contra, para posteriormente abstenerse con relación al tema de la creación de una comisión internacional que investigue los crímenes del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua, como integrante del Consejo de Derechos Humanos ante la ONU.
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Ahora el Poder Legislativo condecora a un presidente que “claramente está caminando por la senda del autoritarismo y que está realizando detenciones arbitrarias de miles de personas bajo la lógica de la lucha contra las maras y pandillas pero que están deteniendo a personas que no son pandilleras ni mareras”. Una situación que ha sido denunciada por diferentes organismos nacionales e internacionales.
A tres años de gobierno, Bukele parece mantener una imagen positiva ante el pueblo salvadoreño. Una encuesta del Instituto Universitario de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, sobre el segundo año de su mandato mostró un claro nivel de aceptación del 87.5% entre los encuestados.
Este fenómeno, de acuerdo a Mejía se está dando en América Latina donde regímenes con claros visos autoritarios buscan un enemigo colectivo -en este caso maras y pandillas- para justificar acciones contrarias al estado de derecho y de esta forma destruyen las democracias.
“El tono y el discurso de Nayib Bukele es un discurso autoritario, incluso criminaliza a organizaciones y personas poniéndolas en riesgo”, concluyó Mejía a Criterio.hn.
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Un comentario
Caramba, qué preocupante situación vive el vecino ‘pulgarcito de América Latina’, tan trabajador el pueblo salvadoreño, cómo superó la guerra civil y tantos terremotos, para que un cipote malcriado como fue joh, ponga en precario su institucionalidad… en Honduras están ‘bebidos’ de Bukele, es común escuchar positivos comentarios sobre cómo está este presidente acorralando los mareros, deseosos de contar con un Bukele hondureño… consumamos lo nuestro, preferiblemente, dejemos de idealizar extranjeros.