La exploración y posterior explotación de petróleo en Honduras, se maneja con total hermetismo y secretividad, debido a que el Gobierno, a través de la Secretaría de Energía (SEN), ha blindado toda información sobre el contrato de concesión y exploración petroleras en La Moskitia hondureña.
Tegucigalpa, Honduras. – La candidata presidencial por el Partido Libertad y Refundación (Libre), Rixi Moncada, revivió este fin de semana la discusión sobre la existencia de yacimientos de petróleo en La Moskitia hondureña, asegurando que los recursos que puedan extraerse del llamado oro negro no serán para el beneficio de grupos privados, sino para impulsar el desarrollo de los pueblos originarios.
Durante su gira política en Puerto Lempira, departamento de Gracias a Dios, Moncada se dirigió a las comunidades miskitas con un discurso cargado de promesas y críticas al manejo histórico del Caribe hondureño.
“Hay petróleo en La Moskitia. Hay petróleo en el Mar Caribe. Y ¿para qué usó la dictadura [refiriéndose a los 12 años de gobiernos del Partido Nacional] el mar Caribe? Únicamente para traficar droga, para la cocaína. Por eso los tienen condenados a cadena perpetua en los Estados Unidos”, declaró la aspirante presidencial frente a decenas de pobladores.
Moncada aseguró que su propuesta es dar continuidad a los estudios de prefactibilidad iniciados durante la administración de la presidenta, Xiomara Castro, pero con un cambio en la orientación de los beneficios. “Ese petróleo y cualquier yacimiento que haya en este mar Caribe debe ser para el desarrollo del pueblo miskito y su cultura”, enfatizó.
Reiteró que no permitirá que “un sector privado alagartado” se quede con las ganancias de los recursos naturales del Caribe hondureño, aludiendo a la historia de las concesiones entregadas con poca transparencia en la última década.
No es la primera vez que Moncada aborda el tema de los hidrocarburos en La Moskitia. Sin embargo, esta ocasión marcó un giro discursivo al vincular directamente los beneficios de la explotación con el desarrollo local, prometiendo que las comunidades miskitas serán las principales beneficiadas.
El 31 de mayo, también en una gira política, Moncada aseguró que en Honduras hay petróleo, pero que se debe actuar “para que esa riqueza no vaya a ser aprovechada y saqueada por los mismos de siempre”.
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SIN CLARIDAD EL DESTINO DE CONCESIÓN PETROLERA EN LA MOSKITIA
Han pasado más de 12 años desde la firma del contrato de concesión para la exploración, y posterior extracción y explotación de hidrocarburos en la zona marítima del Caribe que incluye La Moskitia. Sin embargo, el proceso ha estado marcado por la opacidad y la ausencia de rendición de cuentas.
Durante los primeros seis años de vigencia del contrato de concesión se realizaron exploraciones en la cuenca costera de La Moskitia, pero los hondureños nunca conocieron los resultados. Hasta la fecha no hay claridad sobre si los estudios confirmaron la existencia de reservas comercialmente explotables.
Esa opacidad se mantiene hasta hoy, ya que ni el contrato completo, ni los estudios de impacto ambiental, ni los resultados de las exploraciones han sido divulgados de manera abierta.
Durante la realización de la investigación, publicada por Criterio.hn en febrero de 2024, se solicitó una copia del dictamen técnico emitido en 2021 (DGEEH-IT-003-2021) por el Tribunal Superior de Cuentas (TSC), pero este permanece bajo reserva, alimentando las dudas ciudadanas sobre la viabilidad real de los yacimientos petroleros en territorio y la plataforma marítima hondureña.
En esa misma investigación este medio digital reveló que la empresa CaribX (UK) Limited se convirtió en la principal concesionaria con el 55% de los derechos sobre la concesión, desplazando a la compañía BG International Limited, que había suscrito el contrato original en 2013.
Entre los hallazgos de la investigación se encontró que CaribX (UK) Limited, una firma registrada en Reino Unido, cambió de nombre y rubro en 2014, cuando ya se había concretado la concesión con BG International. Sin experiencia en hidrocarburos, la compañía ingresó de lleno en el negocio petrolero a través de acuerdos cuestionados.
Al final, el contrato quedó en manos de dos empresas: High Power Petroleum (H2P), constituida en Bermudas con el 45% de participación como operador, y CaribX Limited (UK) con el 55% como no operador. Hasta hoy, se desconoce quiénes son los dueños finales de H2P.
CaribX, por su parte, tiene un historial polémico. Uno de sus socios fue señalado en el Reino Unido por recibir beneficios estatales tras financiar al Partido Conservador británico, lo que siembra dudas sobre la transparencia del proceso en Honduras.
Además, se constató que el Gobierno de Honduras no ha realizado un proceso de Consulta Libre Previa e Informada (CLPI), tal y como lo estipula el Convenio 169 de la OIT, a los cuatro pueblos originarios [Miskito, Pech, Tawahka y Garífuna], que residen en el departamento de Gracias a Dios.
Tampoco hay evidencia de estudios de impacto ambiental en un territorio donde se ubica la Reserva de la Biosfera del Río Plátano, y el llamado Corazón del Corredor Mesoamericano.
La opacidad ha sido una constante, no solo en las administraciones previas de Porfirio Lobo Sosa [2010-2014] y Juan Orlando Hernández [2014-2022], sino también en el actual gobierno de Xiomara Castro. Ninguna gestión ha publicado de manera íntegra los avances del proyecto.
La promesa de Moncada conecta con un reclamo recurrente de los pueblos indígenas: que los recursos naturales de sus territorios sirvan para su propio progreso y no para engrosar fortunas de empresas extranjeras o políticos.
En reiteradas ocasiones diversas organizaciones ambientalistas han manifestado su preocupación por el impacto ambiental que una eventual explotación de petróleo podría tener en la biodiversidad de la zona continental de La Moskitia y la zona marítima del Caribe hondureño, una de las zonas más ricas y frágiles del país, por posibles derrames petroleros o las mismas exploraciones en búsqueda del oro negro.
De llegar a la presidencia, Moncada enfrentaría el desafío de conciliar el interés por explotar los hidrocarburos con las obligaciones de proteger el medioambiente y realizar las consultas enmarcadas en los tratados internacionales que garantizan los derechos de las comunidades indígenas.
