Reflexiones sobre la pandemia

Reflexiones sobre la pandemia

 

Por: Rodil Rivera Rodil

En Europa se lleva a cabo un interesante debate acerca de las ventajas y desventajas de los sistemas políticos centralizados y descentralizados en épocas de crisis, en particular sobre la experiencia del federalismo de Alemania y el presidencialismo de Francia en el manejo de la actual pandemia. Al día de hoy, la primera, con más habitantes y una cantidad similar de contagiados, acumula una tasa de mortalidad cuatro veces menor que la segunda, 5 mil contra casi 22 mil fallecimientos. El análisis se centra, principalmente, en la toma de decisiones. No incluye, pues, las diferencias de otra índole que existen entre ambas naciones, como, por ejemplo, la cultura alemana de escaso contacto físico en las relaciones sociales.

En principio, el presidencialismo, que facilita actuar con mucha rapidez, parece más apropiado para situaciones en las que el tiempo lo es casi todo, como sucede con el coronavirus. Puede decirse que Italia, España y Estados Unidos perdieron la batalla antes de darla, fundamentalmente, por no haber reaccionado inmediatamente e imponer un aislamiento riguroso. En el federalismo, por el contrario, el obligado proceso de consenso entre los gobiernos estatales y el federal es lento y complejo.

¿Por qué, entonces, Alemania ha tenido en esta lucha más éxito que Francia? Una primera razón es que, precisamente, la autodeterminación de que gozan sus 16 Estados le posibilitó construir desde hace mucho tiempo una excelente infraestructura hospitalaria y sanitaria, que ahora ha servido para salvar la vida de un gran número de personas. Pero la más importante, sin embargo, podría ser que mientras en Alemania no se han cometido mayores desaciertos, en Francia, el presidente Macron ha incurrido en varios.

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Y es que, por regla general, en los regímenes centralizados las equivocaciones del jefe del Estado tienen consecuencias más graves y duraderas. Los periodistas españoles, Ana Carbajosa y Marc Bassets, en un artículo sobre el tema publicado en diario El Pais, de España, el pasado 18 de abril, reproducen la siguiente cita de François Heisbourg, consejero para Europa del laboratorio de ideas International Institute for Strategic Studies, refiriéndose, justamente, a los errores de Macron:

“El sistema napoleónico es fastidioso cuando se cometen errores. Porque entonces las consecuencias de estos errores son napoleónicas. Errores como no haber puesto en marcha test los suficientemente temprano, rápida y masivamente eran evitables. Las consecuencias son enormes. mientras que en un sistema descentralizado, si alguien en un land’ (Estado de Alemania) o autonomía, comete un error, este puede quedar relativamente reducido a escala nacional”.

Y en otro contexto. ¿Cómo pudo China, altamente centralizada, detener la propagación del virus con tan pocas víctimas fatales, en tanto que los Estados Unidos, con una democracia federal, ha tenido un fracaso tan grande? Una explicación estriba en que, contrario a lo que comúnmente se piensa, las 23 provincias de China disfrutan de un elevado grado de autonomía, lo que asegura un razonable balance entre las dos modalidades de administración. Así, las fallas iniciales de las autoridades de la provincia de Hubei, epicentro de la epidemia, pudieron ser detectadas y enmendadas a tiempo por el gobierno central.


En los Estados Unidos ocurrió lo insólito. Trump atropelló el federalismo pasando por encima de los gobernadores estatales, pero también abusó de sus facultades presidenciales; despreció el riesgo del virus y tomó determinaciones a cuál más disparatada. Terminó confundiendo la pandemia con su campaña electoral e hizo perder a su país la única oportunidad que tuvo para detenerla. Sobre su cabeza caerá, por tanto, la muerte de decenas, sino de centenares de miles, de sus compatriotas.

Guardando las distancias, esta es exactamente la situación que se está viviendo en Honduras, pero, por desgracia, agravada por una descomunal corrupción. Con lo que ha quedado en evidencia que el gobierno del presidente Hernández no es la solución para este problema. Ni siquiera es parte de la solución. Es parte del problema.

Tegucigalpa, 24 de abril de 2020.


  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
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