El gerente construyó tres apartamentos en terrenos que le traspasó un compadre, que vendió al ente de pensiones una propiedad sobrevalorada en casi 3 millones.
También, a través de su compadre, transó propiedades que originalmente él había comprado
Tegucigalpa. – En el ente de pensiones de los periodistas opera un negocio inmobiliario privado. El gerente del Instituto de Previsión Social del Periodista (IPP), Omar Calderón. en una de sus inversiones construyó tres apartamentos en una zona selecta de Tegucigalpa en propiedades que le traspasó su compadre y socio Miguel Aguilar.
Aguilar, periodista y también excuñado de Calderón, le traspasó una propíedad ubicada en las cercanías del bulevard Los Próceres, en junio del 2012, después que el IPP le compró en abril de 2011 terrenos en la colonia Tepeyac de la capital, sobrevalorados en casi tres millones de lempiras, como lo evidencian las escrituras.
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Esta operación entre Calderón y Aguilar fue sólo una más en los negocios de bienes inmuebles entre ambos, que encontraron terreno fértil en el ente de pensiones que es el único en Honduras que escapa de la supervisión y vigilancia de sus operaciones financieras y administrativas por parte de la Comisión. Nacional de Banco y Seguros (CNBS), por un inconstitucional decreto aprobado por el Congreso Nacional.
Literalmente, Aguilar también transó en el IPP préstamos y ventas de inmuebles propiedades que originalmente eran de Calderón, en una zona residencial en la carretera que de Tegucigalpa conduce a Santa Lucía, sirviendo únicamente como mampara para los negocios de su compadre.
Calderón, que es gerente del ente de pensiones de los comunicadores desde que funciona en 1987, es protegido de la cúpula de la “vieja” y “nueva guardia” del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH), que operan la institución sin rendir cuentas de la administración y finanzas de cientos de millones de lempiras, pese a reclamos de los afiliados a los directivos y denuncias a la CNBS.
Investigaciones previas de Criterio.hn revelaron que Aguilar adquirió el 16 de marzo de 2011, dos lotes de tierra en la colonia Tepeyac (1,353.42 metros cuadrados) a un precio de 8,550,000.00 lempiras, y 41 días después, el 26 de abril, los vendió al IPP a un costo de 11,252,000.00 lempiras obteniendo una utilidad de 2,702,000.00 lempiras.
Aguilar, evidentemente, no podía con su salario de periodista acumular ese nivel de recursos para financiar una compra de más de 8.5 millones de lempiras. En 2011 el salario fijado por el Colegio de Periodistas de Honduras (CPH) era de 12,110.00 lempiras.
En esta operación fue evidente la complicidad de la junta directiva, que en ese entonces era presidida por el periodista, Juan Ramón Mairen.
La directiva autorizó la compra en una sesión el 17 de marzo, cuando los terrenos aún no estaban inscritos en el Instituto de la Propiedad (IP) a favor de Aguilar. La propiedad fue inscrita a favor del compadre de Calderón hasta el 15 de abril de 2011, según las escrituras del notario Milton Rubén Sandoval que avaló ambas operaciones.
La cúpula del CPH, opera el ente de pensiones escudada en un decreto de impunidad ratificado y ampliado al sancionarlo, en octubre de 2019, el expresidente Juan Orlando Hernández, que les otorga un fuero especial según el cual al IPP “no le son aplicables las normas contenidas en las leyes de la República en cuanto a control, supervisión y vigilancia de sus operaciones financieras y administrativas”.
Los directivos arropados en este escudo de impunidad arrastran además de la compra de propiedades sobrevaloradas y las transacciones de los inmuebles originalmente propiedad del gerente con episodios de desvío y despilfarro de fondos, cálculo ilegal y arbitrario de las pensiones o la negación de la pension vitalicia a los jubilados, según publicaciones documentadas de Criterio.hn.
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NEGOCIOS DE CALDERÓN
Nuevas pesquisas de Criterio hn, revelan que Aguilar, tras obtener la jugosa y rápida ganancia en la venta de la propiedad en la colonia Tepeyac, el 26 de abril de 2011, poco menos de un año después, el 19 de abril de 2012, adquirió dos fracciones de terreno que sumaban 145.91 metros cuadrados en la selecta Colonia Residencial Los Próceres, ubicada entre el bulevard del mismo nombre y el bulevard Morazán de Tegucigalpa.
La propiedad está situada en una zona alta plusvalía de Tegucigalpa, por su ubicación entre edificios financieros, apartamentos y oficinas, centros comerciales y restaurantes y a menos de dos cuadras de donde se construye la sede de la embajada de los Estados Unidos.
En la escritura de compraventa de Aguilar del terreno que suman 145.91 metros cuadrados se asigna un precio de 10.000 lempiras, el que evidentemente no era el real, considerando la plusvalia en la zona.
En el lugar, en 2012, cuando compra Aguilar, el metro cuadrado se cotizaba como mínimo entre 375 y 400 dólares, lo que significa que el compadre del gerente del ente de pensiones pagó por lo bajo 53,216.25 dólares (1,027.456 lempiras) y por lo alto 58,364.00 dólares (1,126,845.42 lempiras), según consultas con agentes inmobiliarias. La cotización del dólar frente al lempira era entonces de 19.3072.
Pero Aguilar no conservó la posesión de la propiedad, y menos de dos meses después, el 14 junio de 2012, se la traspasó a su compadre Calderón por el mismo precio de 10.000 lempiras que él la compró, según la escritura de la notaria Ángela Moreno.
El gerente del ente de pensiones, en la selecta Residencial Los Próceres construyó tres apartamentos; dos de dos pisos con dos habitaciones, y de un piso con una habitación con todas las áreas de confort de una vivienda, además de lavandería, terrazas, estacionamientos y cisternas.
Calderón, unió las dos fracciones de terreno y escrituró la construcción de los apartamentos hasta el 30 de marzo de 2017, según el testimonio del notario Sandoval Peralta, que dio fé también de la compra por parte de Aguilar de la propiedad en la colonia Tepeyac y su venta al ente de pensiones de los periodistas a un precio sobrevalorado de 2,702,000.00 lempiras.
El gerente del IPP inscribió sus apartamentos, otorgándoles a las mejoras incorporadas a la propiedad un valor de 1,794.800 lempiras, pero el precio en el mercado de estas edificaciones más el terreno en la zona suma más de ocho millones de lempiras, según personeros de agencias inmobiliarias consultadas.
El ejecutivo incrementó así sus posesiones, al sumarse a dos apartamentos edificados en la selecta colonia Tres Caminos de la capital, donde también construyó su residencia, además de una casa de campo en la salida del poblado turístico de Valle de Angeles hacia San Juancito, según escrituras en poder de Criterio.hn y visitas a los lugares.
Calderón adquirió el terreno en que construyó su casa de campo el 27 de marzo de 2001, pero traspasó la propiedad a sus tres hijos en calidad de “donación en forma pura – perfecta e irrevocable” el 3 de mayo de 2012 sin incorporar las mejoras, según las escrituras elaboradas también por el notario Sandoval Peralta.
La prosperidad de Calderón contrasta con la precariedad en que viven los afiliados jubilados que, en su mayoría, reciben pensiones entre 2.000 y 4.000 lempiras, mientras a otros se les niega la pensión vitalicia a la que tienen derecho o ni siquiera les responden a sus solicitudes.
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GERENTE COMPRA SUS PROPIEDADES
Calderón literalmente como gerente del IPP, a través de Aguilar que aparecía como propietario, otorgó también créditos por inmuebles que originalmente eran de su propiedad.
Aguilar no sólo vendió el terreno sobrevalorado de la colonia Tepeyac al IPP, también hizo varias transacciones en el ente de pensiones, entre ellas obtener créditos por 3,356,000.00 lempiras en el año 2009, colocando como garantía propiedades originalmente de Calderón en la Residencial Siboney en el kilómetro 6 de la carretera de Tegucigalpa a Santa Lucía.
Calderón compró por 100.000 lempiras un terreno de 374 metros cuadrados, el 16 de junio del año 2005 en Residencial Siboney, al señor Gerardo Francisco Massu Avalos, en una operación escriturada también por el Notario Sandoval Peralta.
El más alto ejecutivo del ente de pensiones inició después una serie de operaciones de compraventa a precios simbólicos de la propiedad, primero a su exsuegra y madre de Aguilar, su mismo excuñado, que fraccionados terminaron siendo presentados en el IPP como garantía para préstamos hipotecarios, y una vivienda fue vendida a un afiliado en operaciones en las que el gerente actuaba en representación del ente de pensiones.
El gerente del IPP, el 24 de octubre de 2007, realizó una venta en Residencial Siboney a su exsuegra y madre de Aguilar, Lidia María Ramos Mármol por 50.000 lempiras de un predio de 108.28 metros cuadrados, según la escritura pública autorizada también por Sandoval Peralta.
El 5 de febrero del 2009 el notario Sandoval Peralta, escritura la “donación en forma pura perfecta e irrevocable de un inmueble” por parte de Ramos Mármol a su hijo Miguel de la propiedad que Calderón le había vendido.
Cinco meses después, el 23 de julio del 2009, Aguilar comparece ante el notario Sandoval Peralta junto a su excuñado y gerente del IPP, obteniendo un préstamo de “mediano plazo” de 1,456,000.00 lempiras, colocando como garantía el terreno de 108.28 metros cuadrados que le donó su madre, y que antes era propiedad de Calderón, más unas mejoras descritas como una vivienda de dos pisos construida en el predio.
Nuevamente en esta operación, la junta directiva del IPP autorizó este crédito el 17 de julio cuando aún no se escrituraba ni tampoco se inscribía en el Instituto de la Propiedad el bien inmueble a favor de Aguilar. El inmueble fue registrado por el IP a favor del compadre del gerente hasta el seis de agosto de 2009, según las escrituras.
En la escritura el notario consigna que Aguilar “declara que con fecha 17 de julio del año 2009” la junta directiva del IPP “acordó otorgarle” el crédito de mediano plazo de 1,456,000.00 lempiras otorgándole un plazo de pago de 20 años.
Aguilar Ramos, tres meses después, el 29 de octubre del 2009, paga el préstamo y Calderón lo autoriza a solicitar ante el Instituto de la Propiedad la cancelación de la garantía del crédito, según el acta de cancelación de gravamen emitida por el notario Sandoval Peralta
Calderón, en una nueva operación de compraventa, el 13 de octubre de 2009, le traspasa a Aguilar por un pago de 50.000 lempiras un terreno de 265.28 metros cuadrados, que era el remanente de la compra de la propiedad original que adquirió en junio de 2005 en Residencial Siboney, según la escritura elaborada por el notario Sandoval Peralta.
DIRECTIVOS SABEN DEL NEGOCIO
Pero apenas 16 días después, el 29 de octubre de 2009, Aguilar Ramos hipotecó en el IPP este otro terreno incorporando como mejoras una residencia de dos pisos, obteniendo un préstamo de 1,900.000 lempiras en una operación en la que comparece Calderón como gerente junto a su excuñado ante el notario Sandoval Peralta que escritura la transacción.
Y nuevamente se pone al descubierto el interés de los directivos en otorgar créditos al compadre del gerente del IPP, que evidentemente eran parte de los negocios inmobiliarios que operaban.
En la escritura el notario consigna que Aguilar declara que un préstamo de 300.000 lempiras le fue aprobado en sesión de junta directiva del IPP el 23 de abril de 2009, y el de 1,600.000 lempiras de mediano plazo el 17 de julio del mismo año, sorprendentemente entre seis y tres meses antes de la fecha de escrituración en octubre.
Aguilar en la escritura no esconde el negocio a los directivos del IPP, y declara que 300.000 lempiras los destinará a la adquisición de dos lotes de tierra en la Urbanización Cerro Azul Jardín Ecológico Residencial, ubicado en la carretera hacia Danlí, El Paraíso, y 1,600.000 lempiras para “asuntos comerciales”, según Sandoval Peralta.
Aguilar cancela el crédito de 1.900.000 lempiras en menos de tres años y el 1 de agosto del 2012 Calderón le otorga la liberación de la hipoteca sobre los 265.28 metros cuadrados donde había una vivienda de dos pisos.
En las operaciones de compra-venta escrituradas el 23 de julio y el 29 de octubre de 2009, se consigna en los testimonios que autorizan las compras como presidente de la junta directiva el periodista Juan Ramón Mairena, aunque en ese entonces, el presidente era Elán Reyes Pineda y Mairena tenía el cargo de vicepresidente, según documentos de la institución.
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MERCADO DE PERIODISTAS
El compadre y el gerente encontraron en el IPP para sus transacciones un buen respaldo financiero y, además, entre los periodistas afiliados un mercado de compradores de viviendas con la ventaja de tener un financiamiento asegurado.
Criterio.hn encontró dos casos en los años 2009 y 2012 en que Aguilar vendió viviendas a periodistas afiliados al IPP, una de ellas construida en un terreno que originalmente era propiedad de Calderón en Residencial Siboney.
El 30 de octubre de 2009 Calderón como gerente del IPP y Aguilar como vendedor junto a un periodista como comprador comparecieron ante el notario Sandoval Peralta, para escriturar la compraventa e hipoteca de una vivienda de dos pisos en Residencial Siboney construida en un área de 108.28 metros cuadrados a un precio de 1,981.000 lempiras.
Este inmueble es el mismo, originalmente propiedad de Calderón, que Aguilar presentó el 23 de julio de 2009 como garantía para obtener un préstamo de 1,456.000 lempiras en el ente de pensiones de los periodistas que autorizó el gerente.
Esta propiedad era la que Calderón vendió en 2007 por 50.000 lempiras a su exsuegra, María Ramos Marmol y madre de Aguilar, que posteriormente la traspasó en calidad de donación a su hijo.
El compadre del gerente Calderón, también vendió con financiamiento del IPP en noviembre de 2012 una vivienda en la selecta colonia San Ignacio con un crédito a un afiliado de 2 millones de lempiras, según consta en la escritura del notario Sandoval Peralta
En el negocio del gerente y Aguilar se vendió residencias a afiliados del IPP, aprovechando que Calderón conocía los nombres y teléfonos de los afiliados que se presentaban a su oficina interesados en obtener créditos hipotecarios, revelaron a Criterio.hn al menos dos periodistas o sus parientes, que pidieron el anonimato.
Aguilar vendió viviendas a otros afiliados en otras zonas de Tegucigalpa con financiamiento del IPP, entre ellos al menos un directivo.
“Mi esposa y yo fuimos al IPP y nos reunimos con el señor Calderón en busca de un crédito para comprar una casa, y ese mismo día en la tarde, recibimos la llamada de Aguilar ofreciéndonos la venta de una casa”, dijo a Criterio.hn la esposa de un periodista.
Otro comprador y periodista relató que Aguilar lo abordó y le dijo que si tenía interés en comprar una casa y que él le respondió diciendo que “varias veces he querido que me presten en el IPP para comprar una vivienda, pero siempre me han dicho que no califico para crédito”.
Y el compadre de Calderón le dijo que él tenía una residencia en venta y que solicitara el préstamo al IPP y le sería aprobado. “Hacé la solicitud del crédito para comprar la casa que te ofrezco y te lo van autorizar”, lo que ocurrió, recuerda.
El negocio de Calderón y su socio fuera del IPP, hicieron operaciones de compra venta que Criterio.hn conoció al menos un caso, en el que el gerente adquirió una vivienda en la colonia Residencial Maya, ubicada frente a la llamada Villa Olímpica que después traspasó a Aguilar, que la trasladó a otra persona que finalmente la vendió a una afiliada al Instituto Nacional de Jubilaciones y Pensiones de los Empleados y Funcionarios del Poder Ejecutivo (Injupemp).
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas
Un comentario
La fiscalía contra la corrupción debería intervenir de oficio, para conocer de primera ✋mano los manejos administrativos del IPP.