Por: Rodolfo Pastor Fasquelle
a mi amigo Armando E.
Entre gente ilustrada se dice que, de acuerdo a la segunda ley de la termodinámica, la vetusta ocurrencia medieval de crear una máquina de movimiento perpetuo[1] es una quimera ¡imposible! ¡Pero es que no han pensado en la crisis política que en Honduras se mueve sola desde hace medio siglo! Y por supuesto ¡para los fines y propósitos de sus dueños! El problema es el hambre por desempleo o falta de tierra, la injusticia donde nada funciona, la ingobernabilidad por desesperación. Pero los políticos narcisistas están absortos en su teatro de sombras, hipnotizados, dándose importancia en sus solemnidades y corruptelas, y los miramos con inevitable aturdimiento divertido. ¿Será para siempre?
Cuando veo a Viera, y los reportajes internacionales sobre lo que está ahora mismo ocurriendo, me queda claro que muy pocos extranjeros lo entienden. Sospecho que muchos nativos inocentes tampoco, cuando veo las redes. ¿Acaso la ley natural no está siempre por encima de la trampa legal del poder? ¿Acaso la ley como entelequia tiene el mismo valor cuando libera al esclavo que cuando justifica su esclavitud? ¿Acaso la justicia no tiene como primera misión asegurar el derecho del inocente, como afirma Montesquieu, fundador del pensamiento liberal?
Pero no es que vamos a entrar en crisis, si no se resuelve la contradicción, la crisis esta aquí. Nunca se fue a ningún lado, que es la misma que estaba ahí el año antepasado, cuando estos estaban inflando las urnas en las internas, y en 2017, cuando aquellos se robaron las elecciones, como antes, en 2013. Y esa ironía que salta a la vista, alumbra y deja vislumbrar las fallas gruesas en la placa política más profunda de este país, que parece condenado. Felizmente, a la vista y previo a un golpe por hoy improbable, solo hay un poder ejecutivo, que empieza a armar su rompecabezas, recién instalado en las oficinas públicas, pintadas de azul, que ya enfrenta la misma conspiración hipócrita, que en 2009, justificaba el golpe, fingiendo abanderar la ley. Si se deja, pues, tendremos ¡solo un ejecutivo, en jaque, rehén y maniatado!
En tan pequeño terruño ¡caben, sin embargo, al menos por un mes, dos congresos! Que no por tener vicios de nulidad se intimidan mutuamente o dejan de producir abundantemente, legislación obligada (la reversión de las ZEDE, la amnistía para los perseguidos y la instrucción para perseguir crímenes patentes); y por otro lado, legislación chatarra, de franquicia cachureca, que responde a un imperativo oscuro aunque sea evidente y en cada caso, a una lógica cerrada. ¿A cuenta de qué, los pandos se van a entregar a derogar sus blindajes? ¿Quién tiene derecho a exigir que se sometan los perseguidos políticos, a la actual fiscalía o judicatura, que han probado ser perfectamente perversas?
Y esas leyes nuevas -que después pudieran cuestionarse por uno y otro bando- ¿acaso igual no las tendrán que aplicar en teoría, una fiscalía que esta ahí (armada sobre el pacto del bipartidismo que, ipso facto, se transforma en tope) mientras llega un organismo auxiliar como la MACCIH cancelada, ahora la CICIH, en ciernes, que nos tienen prometida, y antes de la siguiente incógnita, que a saber como se elegiría, por esta judicatura saliente bipartidista que, aunque exoneró a los magistrados de la anterior Corte golpista y falsificadora, nunca se pronunció sobre las acciones ilegales del gobierno universalmente repudiado del golpe, nunca indicio a Micheletti ni a Romeo V., ni tiene un proceso contra CC4 ni Ebal, pero corre presurosa a condenar a Luis Zelaya y a Rasel Tomé, y aun al lamentable Marco Bográn?
¿A quien pretenden engañar? Dicen que el lunes se resuelve todo. ¿Debería sorprender la prolongación de la crisis parlamentaria, montada por la reacción, valiéndose de la ambición y la ingenuidad de unos y la crasa corrupción de otros, en insolente afrenta al triunfo del pueblo? ¿Es posible que algunos no entiendan cómo han sido instrumentados y están siendo, aun cuando todo está a la vista? Pues eso no los exculpa y es lo que ha sucedido. El pacto negro entre JOH y el Lado Oscuro, tenía que asegurarse este poder, para su sobrevivencia. Por el otro lado, el gobierno nuevo no puede arrancar si entrega a sus combatientes más fiables al poder perverso que ha blindado y ocultado la corrupción de sus patronos, y perseguido a sus contrarios desde hace doce años. El decreto del Congreso, ayer, exigiendo la judicialización de quienes rompieron la Constitución en el golpe, permitieron la reelección y las ZEDE ¿acaso no incluye a los magistrados y a los diputados pandos? ¿Endgame? ¿Quién se va a echar motu propio sobre la potra de la tortura? Da lástima, y pena ajena ver como se revuelcan sobre la cartulina, bajo el alfiler.
Muchos repiten el refrán de que es mejor mala paz, que buena guerra, sin aclarar que se puede negociar sobre la letra del texto, no contra la justicia o el interés del pueblo. Otros pesimistas piensan que se han perdido las condiciones para llevar adelante la agenda del cambio aunque nada termina aún. Otros muchos entendemos que apaciguar a la bestia, solo posterga el encuentro, y que hay que salir de esta arena movediza sin vender el alma. Las fintas y las fugas no valen. A la vista está el peligro. En la más apremiante condición histórica jamás, la crisis política continuada interminable, no genera un impulso útil, ni menos un avance hacia una salida cercana, sino anarquía; un revolcadero, un caos paralizante, atonía, desorganización. Aquí hay desorden, contradicciones tontas, improvisación. Se necesita gran claridad.
Y como solía decir mi difunta suegra, un poco de orden y nos vamos amaneciendo. En la oscuridad anárquica, los gobiernos necesitan aun más método, profesionalismo e instituciones. Históricamente, los que han mejorado la condición de sus pueblos avanzaron sobre caminos despejados, acompañados de aliados naturales y partidarios disciplinados. ¿Podría usarse entonces la teoría del caos para prever el final? No hay solución sin precio. Como en la naturaleza, la entropía, en la historia, los procesos son por ley natural, irreversibles y siempre tienen un costo.
Ante este caos, los últimos caminos van confluyendo, hay cada vez menos salidas y las opciones se reducen. Quedan muy pocas formas de llamarnos al orden. Solo tres. Se reintegra el Congreso con su quórum, restaurando el dilema original, se corta de una vez el nudo de la conspiración con un golpe de espada, o se devuelve el poder a su dueño, el pueblo. Eso digo yo. Y convocamos a una Asamblea Nacional Constituyente Originaria, con la cual se hace a un lado a la clase política fallida, la elite que no estuvo a la altura de su reto, para dar espacio a que los estudiantes y las mujeres, las etnias, los técnicos y los soldados, los artistas de carpa y campesinos nos hagan una ley nueva. ¿Será que llegó el día de deducir el desecho de la historia, su escoria, para detener la máquina de la crisis-sin-fin que nos paraliza?
El Carmen 6 de Febrero 2022
[1] Que sería capaz de mantenerse en movimiento continuo después de un mero impulso inicial, sin necesidad de más intervención o energía, la cual inútilmente intentaron diseñar Villard, Leonardo y después, Boyle y Fludd, con su tornillo de agua. Imposible, dice la termodinámica porque siempre hay perdida…
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
Como siempre excelente articulo. La opción 1 con la reintegración del congreso en su forma original fue la triunfadora.