¿Por qué la Guatemala indignada no votó por la izquierda política?

Por: Redacción CRITERIO

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Una mujer indigena vota mientras carga a su hijo en la espalda.
Una mujer indigena vota mientras carga a su hijo en la espalda.

Los resultados de las recientes elecciones generales, en una Guatemala que hizo noticia mundial con sus históricas y multitudinarias manifestaciones sociales destituyentes en contra del “sistema político corrupto”, incluso horas antes de acudir a las urnas, nos obligan a preguntarnos: ¿por quién votaron las decenas o cientos de miles de indignados/as manifestantes? ¿Por qué la coalición de izquierda política (URNG-WINAQ) recibió menos votos que en otras épocas en las elecciones recientes?

Vale aclarar que las apoteósicas protestas de indignados/as no era en contra del sistema político corrupto, ni mucho menos en contra del abusivo sistema neoliberal. Las manifestaciones, en buena medida, fueron en contra de la “corrupción” en el sistema político. De allí viene la demanda “desoída” de “reformas electorales”. La idea no fue cambiar de sistema político, sino cambiar actores políticos manteniendo o reensamblando el sistema político neoliberal vigente.

Esto explica el rol preponderante de la Embajada norteamericana/CICIG/CACIF en las calles, y el triunfo electoral de la “propuesta” neoliberal más tenaz y militarizada en las urnas.

En las recientes elecciones no fue castigado sólo Manuel Baldizón (y sus financistas) por el electorado. También lo fue el partido de izquierda Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) que hasta ahora tenía dos diputados en el Congreso de la República, pero, desde enero próximo, contará con un solo Diputado (reelecto). WINAQ reeligió al único para el Legislativo en listado nacional.

Los guatemaltecos celebraron la caída de Otto Perez Molina, pero el sistema que los oprime sigue intacto.
Los guatemaltecos celebraron la caída de Otto Perez Molina, pero el sistema que los oprime sigue intacto.

El partido de Pablo Monsanto (ANN), que en estas elecciones se presentó como Convergencia Democrática Revolucionaria (CDR), pero sin candidato presidencial, consiguió nuevamente salvar su vigencia legal gracias a los dos diputados electos, más por ser nuevos y el conecte social de éstos.

¿Por qué la izquierda es resistida en las urnas?

Aparte de la izquierdafobia instalada, desde los medios, en el imaginario del electorado adulto, existen factores o errores de actores de la izquierda que activan anticuerpos en el electorado cansado con el sistema político económico vigente:

Neoliberalización de la izquierda. El sistema neoliberal no sólo desideologizó a sus consumidores endeudados, ni sólo borró las fronteras ideológicas entre derecha e izquierda, sino también neoliberalizó y corrompió a “revolucionarios” de izquierda en ejercicio del poder. Las políticas neoliberales impulsadas por gobiernos neoliberales fueron apoyadas incluso por los diputados de izquierda a cambio de no sé qué “dádivas”. Esto se evidenció aún más en la Legislación que concluye, y no le gusto incluso al núcleo duro electoral de la izquierda.

Electoralización de la izquierda. Las izquierdas democráticas contemporáneas exitosas, antes de ocuparse de la suma de votos, se ocupan de la construcción de la fuerza social (cultura de cambio). Y, esto implica trabajo organizativo/formativo/articulativo permanente en los pueblos.

Pero, la izquierda política guatemalteca, al igual que el resto de las empresas (partidos) electoralistas neoliberales, sale en busca de sus “sus” electores únicamente en periodos de campaña política (y para el colmo, vestidos de blanco). Prácticamente trata a su potencial población de votantes como si fuesen “electarados vendiendo su voto al mejor postor”. Así no se hace revolución. Así no se construye el voto consciente.

Los guatemaltecos no hicieron nada en las urnas por cambiar el sistema que los gobierna.
Los guatemaltecos no hicieron nada en las urnas por cambiar el sistema que los gobierna.

Oligarquización de la dirigencia. El sueño del “revolucionario” ex comandante o ex combatiente, con aspiraciones a cargos públicos, es disfrutar aunque sea un instante del espejismo de la dulce vita de la oligarquía nacional a costa del decadente Estado. Por eso, una vez que “suben” ya no quieren bajar, ni quitarse el saco y la corbata. Casi siempre buscan la reelección política, (salvo honradas excepciones). Y es difícil ver a ex diputados o a ex dirigentes de los partidos conviviendo/acompañando en las comunidades del interior del país. Regularmente, se quedan en la ciudad Capital soñando con el gran capital.

En palabras sabias de Guzmán Böckler, “las izquierdas colonizadas se han convertido en uno de los más sólidos sostenes que el sistema bicolonial tiene en su haber en Guatemala”.

Desgano retórico y envejecimiento intelectual. La retórica política de las figuras mediáticas de la izquierda sabe a fast food recalentada. Por momentos ya es difícil distinguir si este desgano retórico es producto de las desfasadas herramientas teóricas aprendidas en las universidades o porque la realidad supera sus capacidades de comprensión.

Los pueblos de Guatemala subsisten ensangrentados y empobrecidos prácticamente bajo la “égida” de un Estado fallido. El país vive procesos violentos de desintegración social, perforación criminal del Estado aparente, destrucción de ciclos de vida en los territorios. Estamos en la era del salvajismo neoliberal. Pero, ningún candidato de izquierda tuvo la “capacidad” de agendar propuestas de cambio estructural para estos históricos problemas en su discurso electoral. O, por lo menos no se difundieron. Al parecer también sufren de neofobia (miedo a los cambios) porque quizás el corrupto y racista Estado neoliberal sea económicamente más rentable para sus intereses personales.

Rompió relaciones con los movimientos sociales e indígenas. Obsesivos con la fijación de las “revoluciones de vanguardia”, o por el racismo generalizado-institucionalizado-establecido en el país, la dirigencia de la izquierda política mantuvo “cordiales” relaciones con movimientos indígenas campesinos, mientras éstos hacían de “inertes nichos electorales” para el ascenso político de la “vanguardia ladina”. Pero, cuando los movimientos indígenas campesinos intentaron democratizar o pidieron rendición de cuentas a la “vanguardia”, entonces, los “ningunearon y los echaron fuera”.

Estos factores/errores son los que afianzan el sentimiento anti izquierda en el electorado guatemalteco. Pero, también es evidente que la izquierda social (articulado en movimientos sociales) puja con sus agendas de cambios estructurales en el Estado y en las sociedades nacionales. Las mismas que deberán ser canalizadas mediante alguna fuerza (organización) política para ser implementadas. ¿Nacerá algún instrumento político para la liberación de los pueblos? ¿O será que los pueblos de Guatemala están sempiternamente condenados a la subordinación y al saqueo?(Tomado de Telesur)

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